El youtuber cuenta cómo se construye un perfil para las plataformas digitales y cuales son las diferencias con los personajes populares de la televisión.
Por María Florencia Larregina
Santiago Maratea tiene 400 mil seguidores en Instagram, es ex conductor de Ingame y actual locutor de Generación Perdida en Vorterix. Habla de su carrera en las redes sociales, cómo empezó y logra mantenerse, de dónde nació el Faltazo Masivo Cultural y cuáles son sus experiencias con la fama.
—En los Martin Fierro digital llevaste una remera que decía “Tinelli no es influencer” ¿Qué es ser influencer?
Para mí es alguien que entiende el idioma de las redes sociales. La gente confunde ser influencer con influyente, obviamente que Tinelli influye en un montón de personas en este país, pero es no es influencer. No lo sabe hacer a través de las redes sociales, lo sabe hacer a través de la televisión. Alguien que lo sepa hacer a través de las redes sociales, hay que saber cierto lenguaje, tiempo y tales cosas de las redes sociales.
—¿En qué episodio tomaste conciencia de la influencia que estás teniendo?
Me ha pasado de encontrarme con ciertos seguidores o fans que rozan lo creepy. Una vez me encontré a una chica que decía que veía mí cara en la del novio y que él tenía el poder de cambiarse la cara según la persona con la que esté.
—¿Cómo te reinventas para mantenerte en las redes sociales?
Yo muestro lo que quiero mostrar de mi vida y lo que no, no lo muestro. No soy una persona que se preocupa mucho por los seguidores, se nota que no lo hago. Ahora arranco a regalar cosas para que me aumenten los seguidores pero porque quiero superar a Ellen Degeneres, ella tiene otro canal secundario donde tiene 500 mil y como voy a intentar llegar a ella de vuelta tengo un fin. Pero tampoco me interesa tanto esto de “tengo que subir un video a las 21 porque es cuando más gente lo ve y tengo que etiquetar tal cosa y le pongo hashtag y me junto con tal otro que me cae mal pero como tiene seguidores me va a dar seguidores a mí y yo a él y me preocupo por qué subo y cómo me muestro” y todo eso y creo que es lo que más garpa.
—¿Qué opinas de los youtubers que serían los nuevos influencers?
Amo YouTube. Yo arranque en YouTube, pero por un tema judicial tuve que dejar de hacer videos.
—¿Tema judicial?
Firmé un contrato sin leerlo donde cedí todos mis derechos y mi nombre. YouTube/santimaratea es una página que no me pertenece y es un contrato que termina recién el año que viene. Es muchísimo trabajo y no sé si lo podría hacer ahora.
—Arrancaste en Twitter y después pasaste a Instagram. ¿Cómo fue ese cambio?
Muy de a poco. Cuando arranqué no había nadie, se podía hacer muchas cosas y pude probar mucho; el que quiere arrancar ahora está todo el tiempo muy expuesto y hay mucha gente que lo ve. En cambio, yo pude hacer mucha prueba y error y también, en ese entonces, le iba perdiendo el miedo a la cámara porque como yo venía de Twitter no mostraba mi cara y ahí empecé a mostrar mi cara y me empezó a reconocer la gente.
—¿Cómo arrancó la idea del Faltazo Masivo Cultural?
Esencialmente la pasé muy mal en el colegio, fui a 6 colegios. Siempre cuestioné mucho el sistema educativo y cómo está formado. Después vi un documental que se llama La Revolución de los paraguas, que es sobre la revolución en contra de la educación en China y de ahí viajé a China y a Hong Kong. Fui a muchos colegios a hacer entrevistas a estudiantes y profesores y eso llamó mucho la atención y dije: “A la vuelta hacemos un Faltazo Masivo Cultural en una plaza que termine en un museo y la idea es cuestionar entre todos porque sentimos que en el colegio no nos escuchan qué es lo que queremos decir”.
—Hay mucho odio en las redes sociales por el canje. ¿Cómo te llevás con eso?
Por un lado es una crítica del que no la tiene, hasta pasa que hay gente de las redes que critica mucho al que canjea hasta que le llegó a ellos y arrancaron a canjear. Yo siempre digo que no hay que hacer canje con cualquier cosa pero las cosas con las que hago son cosas que realmente consumo.
—¿Rechazaste algún canje groso?
Pasa que hay plata atrás, eso es lo que la gente no sabe. Realmente te pagan y entonces muchas veces lo que te traen es lo de menos, a veces ni lo usás o lo regalás si no te gusta. Pero si el famoso arranca a dudar es porque le están ofreciendo mucha plata por eso. Pero sí he renunciado a mucha plata porque no me gustaba el producto como por ejemplo una pastilla para estudiar.
—Actualmente tenés un programa de radio que se llama Generación Perdida. ¿A partir de qué cosas o aspectos sentís que representás a esta generación?
Me parece que es una generación que no se calla lo que piensa. Que expresa mucho lo que le pasa de mil maneras diferentes, la mía es con la voz. Se anima a enfrentar a los más grandes. Intentamos hablar siempre del respeto hacia la persona que es diferente a nosotros, nos cuesta mucho entender al que está del lado de la vereda del frente, el que piensa opuesto, también respetar esa voz, pero intentamos hacerlo de una u otra manera.
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