A 21 años del crimen de María Soledad Morales, el periodista policial habló sobre el caso y los femicidios. También de su obra teatral Impacto.
Por Gabriela Ojeda
Entre muebles correctamente acomodados, una biblioteca repleta y la pequeña mesa que conforma parte de la escenografía donde se graba el programa Cámara del Crimen, así como invita a los protagonistas de los casos policiales más emblemáticos de Argentina se lo ve al periodista Ricardo Canaletti acompañado de su grácil elegancia y la seguridad que lo caracteriza. Habló para ETER Digital sobre los femicidios, adelantó sobre su obra teatral Impacto y opinó acerca de los casos de interés general que resultaron impunes. “Hay gente a la cual el Estado les arruinó la vida”, agregó.
—En septiembre se cumplieron 21 años de que la justicia condenó a los responsables del crimen de María Soledad Morales. ¿Piensa que se puede comparar la repercusión social que tuvo este caso con la movilización actual en contra de los femicidios?
Para trazar un paralelo hay que pensarlo un poco. El caso de María Soledad era un silencio contundente contra un poder feudal que había cubierto el crimen de una ciudadana común, alguien que no tenía mayor importancia para los poderosos. Demuestra lo que es capaz de hacer un régimen feudal y en argentina tenemos muchos de ellos, pero los casos de femicidio son cambios culturales profundos que hay que estar todo el tiempo subrayándolos para en algún momento lograrlos. Con esto quiero decir que, el punto más fuerte en el caso María Soledad Morales, existió, se produjo y después pasó. Sería bueno que esta toma de conciencia sobre los femicidios no pase. Ese punto fuerte y álgido permanezca.
—Cuando dice “cambio”, ¿a qué tipo hace referencia?
Ver a la mujer. Es un cambio de óptica, lo cual implica uno cultural también. Después de tantos años, no solo en Argentina sino en el mundo, dejar de comparar a la mujer como una cosa sometida al hombre. Es un cambio que va a llevar mucho tiempo pero hay que empezar a hacerlo. En algún momento se pensó que no se iba a terminar nunca con la esclavitud y después de dos mil años, aún con salvedades, lo que parecía imposible acabó. Tal vez, con los derechos de las mujeres pase lo mismo. Todos los días hay que ganar la batalla, pero quizás no sea tan ardua en un tiempo como lo es ahora.
—En Cámara del Crimen, ¿cómo hace para que los datos tan duros de los casos no lleguen al público con tal impacto?
No me gustaría que me lo cuenten de manera brutal, por eso yo tampoco lo hago. Hay que recurrir al vocabulario, a veces a las emociones y a los gestos. Siempre teniendo en cuenta que en televisión uno pone todo. En este tipo de cuestiones, el morbo se toca y se sale, porque los casos criminales lo tienen en sí, no hace falta regodearse en él. Se trata de contar los temas que son emocionalmente fuertes de tal forma que no provoque un impacto insuperable.
—¿Qué piensa sobre los casos que fueron de gran relevancia para la sociedad y todavía siguen sin resolverse?
Casos impunes hay muchos, conocidos y no tanto, son generalmente producto de malas investigaciones. En esta cuestión interviene el Estado a través de sus agentes policiales y operadores judiciales. Son mala praxis.
—¿Y en los casos opuestos como el de Federico Lisi Ríos y el de Nelson Madaf?
En estos casos existe el artículo 18 de la Constitución que lamentablemente muy pocos respetan. Hay gente a la cual el Estado les arruinó la vida, por mala praxis justamente, no hay marcha atrás con eso. Toda la estructura judicial está hecha para evitar que el inocente vaya preso. Estos dos muchachos fueron presos y eran inocentes, de hecho en el caso Madaf, el crimen nunca existió. Por mi parte busco conmover un poco al público, para que se den cuenta que los derechos son para todos y es una falacia eso de que los derechos humanos son para los delincuentes. Frente al poder del Estado muy poco se puede hacer, tiene todo.
—En la obra teatral Impacto, ¿bajo qué criterio se basó para elegir los casos que se relatan?
Como todo en el periodismo es arbitrario, lo elegí de esa manera. Nada de lo que se dice en la obra está fuera de los expedientes judiciales, ese es mi guión. Opté por esos porque me parecieron ágiles para contar.
—¿A pesar de tantos años como periodista de la gráfica, cómo vivió su salto hacia la televisión y a la radio?
El cambio de medio fue bastante suave y sencillo, no fue un trauma, al contrario, fue bastante agradable. Nunca le tuve temor a la cámara ni al micrófono, eso me ayudó y nació naturalmente. Lo que me dejó fue la añoranza de escribir, pero en cuanto a mi función periodística fue siempre la misma.
Agregar comentario