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COPA AMÉRICA

TA-TÁN, TA-TÁN… GOLAZO DE WALTER NELSON

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El relator de Radio La Red se prepara para narrar una nueva Copa América. En la previa, contó detalles de cómo imagina esta nueva experiencia en Brasil y recordó vivencias laborales en otros acontecimientos similares. “Todo lo que tiene que ver con la camiseta te despierta otras sensaciones”, aseguró.

Por Martín Amsel Loray y Lucas Maidana

Walter Nelson nació en el año 1950 en Montevideo, Uruguay, un mes después del Maracanzo, pero se crió en Argentina. Primero vivió en Piñeyro, partido de Avellaneda, en casa de su abuela. Luego se mudó al barrio de Palermo y después a Agronomía, donde sigue viviendo. Su pasión por los medios de comunicación comenzó desde muy joven cuando trabajaba en la vieja compañía telefónica ENTEL. Él no era sólo un apasionado por el periodismo y el fútbol, su padre le inculcó otra pasión: el boxeo. Con 21 años lo tomaron en Radio del Pueblo, donde poco a poco su experiencia fue creciendo. En 1975 comenzó a trabajar en Radio Rivadavia, en la que hacía columnas deportivas. Poco después debutó como relator en los campeonatos del ascenso, y los sábados por la noche narraba peleas de semi fondo en el mítico Luna Park. El de 1978 fue su primer mundial como relator, en Rivadavia. Desde 1994 a 2017 trabajó en TyC Sports conduciendo Boxeo de Primera, Golpe a Golpe, Abran Cancha y muchas veces relató los partidos de la Selección.

Sus principales referentes en el periodismo fueron Osvaldo Caffarelli (además, padre de su esposa) y Horacio García Blanco. Actualmente transmite fútbol a través de La Red AM 910 y es docente de Radio. En una linda charla con Eter Digital, el creador de varios apodos de futbolistas, como “El Tigre” para Ricardo Gareca, y de muletillas como “¿Lo digo o no lo digo? ¡Partido recontra liquidado!” y “Ta-tán, Ta-tán…” antes de pegar el grito de gol, opinó sobre el equipo de Lionel Scaloni, contó anécdotas de su trabajo y recordó experiencias cubriendo Copas Américas.

-¿Cómo fue la sensación al cubrir su primera Copa América?

-Era algo nuevo para mí. Estaba acostumbrado al fútbol doméstico, pero en el año 1987 me llegó esa oportunidad cuando estaba en Radio Rivadavia. Fue acá en Argentina y salió campeón Uruguay, que le ganó 1 a 0 a Chile en la final. Son cosas nuevas, todo lo que tiene que ver con la camiseta te despierta otras sensaciones, sobre todo para alguien que hacía doce años ya estaba siendo periodista. No quiero decir con esto que es algo parecido al mundial, pero en esa época se le daba muchísima importancia, también. Quizás no había la multiplicidad de medios que hay ahora, entonces todo era mucho más para la radio y menos para televisión, por lo cual había que trabajar el doble para tratar de informar.

foto-2-3-¿Cómo va a ser su cobertura de la Copa de Brasil?

-Todavía no nos sentamos a hablar con la gente de la radio, pero me imagino que será parecido a la Copa América 2016, cuando se realizó en Estados Unidos. La primera fase la hicimos desde acá  y posteriormente viajamos para cuartos de final, semis y la final, si es que Argentina pasa. Uno supone que va a clasificarse. En lo personal, no me gusta relatar desde estudios, por la visión periférica del partido. Por tele no te podés adelantar en el relato. Me gusta el contacto con el público, estar en pupitre más que en cabina. Tal vez porque así arranqué el 78, relatando la Liga de Chacabuco, al aire libre. De todas maneras, la cobertura también se hace con relatores, comentaristas, seguramente irán dos periodistas para hacer campo de juego y para salir permanentemente en las tiras diarias.

-¿Qué anécdotas recuerda de esos viajes?

-Cómo anécdota puedo contar que en la final que Argentina perdió por penales en Nueva Jersey con Chile casi llegamos tarde por el tránsito que había a pesar de haber salido con un tiempo prudencial. Llegamos a diez minutos de empezar la transmisión y la verdad es que nos puso bastante nerviosos porque parecía que no llegaríamos. Entonces, empezamos a salir al aire por teléfono avisando que íbamos a llegar al estadio muy sobre la hora. No del inicio del partido, sino de la transmisión que estaba estipulada para una determinada hora. La cuestión es que el tránsito nos había retrasado bastante. Eso nos puso locos.

-Usted ya cuenta con varios mundiales y copas en el lomo. ¿Qué otros recuerdos tiene?

-Desde el 78 que cubro mundiales y solo falté en el 2002. En el 2014 empecé diciéndole a Enrique: “Macaya, mirá que nos vemos en el último partido en el Maracaná, eh…”. Siempre le decía lo mismo y se dio. Yo soy uruguayo y nacido en el 50. A mi mamá, yo le decía que Argentina haría otro maracanazo. La final es una herida que aún no me cicatrizó.

foto-3-3-¿Cómo ve al equipo de Scaloni?

-Lo de Scaloni es una verdadera incertidumbre. No tiene espalda ni tampoco la experiencia suficiente. Habrá que ver cómo se maneja. También cómo van a responder los nuevos jugadores, porque de los históricos solo van a estar Messi, Di María, Agüero y Otamendi. Se supone que la primera fase la tiene que pasar, pero la verdad que esta selección me trae muchísimas dudas. El trabajo nuestro depende de cómo le va al equipo. Solo le pido trabajo en lo que queda.

-¿Cuál fue la mejor selección que viste en una Copa América?

-Argentina del año 1991. En esa estaban Batistuta, Leo Rodríguez y Caniggia. Esa me parece que fue la mejor que he visto, por lo menos es la que se me viene a la cabeza rápidamente.

-En la actualidad se puede dar un ida y vuelta con el oyente o el hincha. ¿Cómo se maneja en la era de las redes sociales? ¿Las sufre?

-A veces tengo cruces con los que opinan en las redes. Respondo, pero cuando es con educación. Cuando agreden, bloqueo. Cualquier estúpido dice cualquier cosa. A esta altura, con 47 años de carrera, nada de eso me daña.

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GABRIEL JESÚS, CON LUCES Y SOMBRAS

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La figura del partido fue el joven delantero del Manchester City, quien con una asistencia y un gol, ayudó a su equipo a volver festejar una Copa América después de 12 años. Pero no pudo terminar en cancha ya que fue expulsado en una medida polémica.

Por Franco Rossi

Usar la camiseta número 9 de Brasil conlleva una gran responsabilidad. Jugadores como Ronaldo Nazario, Adriano y Romario han dejado la vara demasiado alta y en la última década la lista de jugadores que la han usado y no han cumplido está integrada por Fred, Diego Tardelli y Jonas entre otros.

Gabriel Jesús fue el encargado de portar la tan preciada y pesada 9 y en la previa del torneo el delantero de Manchester City llegaba con muy buenas estadísticas: había disputado 47 partidos, en los que convirtió 21 goles y logró seis asistencias. Por suerte demostró que, en esta Copa América, estuvo a la altura de dicho dorsal, siendo el jugador más destacado del partido pese a haberse ido expulsado faltando 20 minutos para el cierre del encuentro.

Con su inteligencia y gracias a sus cualidades técnicas, el delantero de 22 años habilitó, luego de haber amagado a los defensores peruanos, con un gran centro a su compañero Everton, que anotó el primer gol del partido. Su habilidad y velocidad con la pelota en los pies le permitieron dejar jugadores peruanos en el camino a lo largo de la primera parte y ayudaron a la Canarinha en más de una ocasión a conseguir tiros libres cercanos al área de Pedro Gallese. Minutos antes de que terminara la primera parte, y luego de una gran jugada de Arthur, el número 9 definió con mucha tranquilidad ante la mala salida del arquero peruano y amplió la ventaja en el marcador.

En la segunda parte tuvo alguna chance para ampliar aún más la ventaja, pero los buenos marcajes, la fatiga y las malas decisiones no lo ayudaron. A los 25 minutos del complemento, cometió una falta innecesaria sobre Carlos Zambrano y vio la segunda amarilla lo que le significó una expulsión. Con bronca, lágrimas en los ojos, pateando y golpeando todo lo que se encontró en su camino -incluido el monitor del VAR-, el joven delantero se retiró de una final de Copa que difícilmente pueda olvidar.

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SIGUE HACIENDO HISTORIA EN CASA

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El conjunto de Tité ganó su novena Copa América. La Verdeamarela mantiene el paso perfecto como local, ya que se quedó con las cinco competencias continentales que organizó desde 1919.

Por Dana Gómez

La primera fue en 1919, a tres años de la primera edición. A diferencia de la cantidad de equipos que participan actualmente, en ese año, apenas fueron cuatro: Brasil, Argentina, Chile y Uruguay. Por ende, se jugó con la modalidad de todos contra todos en el Estadio das Laranjeiras de Río de Janeiro, el mismo que es utilizado por el Fluminense. En este torneo, el local le ganó por goleada a Chile 6 a 0. Una semana después lograría vencer a Argentina por dos goles de diferencia y por último se enfrentaría a Uruguay. Este último encuentro terminó con un empate que generó que ambos tengan la misma cantidad de puntos en la tabla y tuvieran que disputar otro partido para desempatar. Fue así que el 29 de mayo de 1919 se recuerda como el partido más largo de la historia de la Copa América, en el que las dos selecciones jugaron 150 minutos. Tras igualar en los 90 minutos, Brasil y Uruguay debieron jugar dos tiempos de 15 minutos en los persistió el empate. Por esto mismo, jugaron otros dos lapsos más en el cual, Arthur Friedenreich anotó el único gol del encuentro que le daría el título a Brasil.

En 1922 llegó la segunda copa ganada por los cariocas en su tierra. En un principio la sede iba a ser en Chile pero le fue asignada a Brasil para conmemorar su independencia. Para entonces, Paraguay se sumó y se afilió a la Confederación Sudamericana de Fútbol, por lo que pudo participar de la sexta edición. Tanto Brasil, Paraguay y Uruguay llegaron a la final tras empatar en la tabla con cinco puntos. Sin embargo, la selección charrúa abandonó la competición como protesta ante el arbitraje del brasileño Pedro Santos en el partido contra Paraguay. Por lo tanto, quedaron estos dos seleccionados, en el cual ganó Brasil por un 3 a 0 ante el equipo paraguayo.

En 1949, por la vigésima primera edición, Brasil cortó la racha de 27 años sin obtener un título oficial. La selección argentina, ya con nueve trofeos, decidió no participar dada las diferencias con la dirigencia brasileña. Aún así, la sorpresa del campeonato por su rendimiento fue Paraguay que, de no haber sido derrotado por el conjunto uruguayo en el último partido, habría salido campeón. Dicha derrota significó un desempate con Brasil. El encuentro final terminó 7-0 a favor del local, el cual se consagró por tercera vez en su historia.

Finalmente, 40 años después llegó la anteúltima copa que ganarían hasta hoy, en su territorio. En esta competencia fueron diez las naciones miembros de la CONMEBOL que participaron, por lo que, el torneo se dividió en dos grupos de cinco selecciones cada uno. Los dos primeros de cada tabla, es decir, Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay llegaron a la recta final en el que jugaron entre sí. En el último partido, la Verdeamarela se enfrentó a La Celeste, y tras ganarle por 1-0 ganó su cuarto título. Por consiguiente, Brasil se clasificó a la Copa Artemio Franchi en donde disputó una única final contra Holanda (el campeón de la Eurocopa) y le ganó 1-0. No obstante, esta edición fue considerada como “no oficial”, aunque sí se sostiene en el recuerdo.

Esta Copa América no fue muy distinta a las demás que fueron organizadas en su país. Las diferencias con el arbitraje (e inclusive ahora con el VAR) y el distanciamiento entre las selecciones son motivos que aún se mantienen en la actualidad.

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UN CAMPEÓN CON RESACA DE VAR

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Brasil dejó en claro que fue el mejor equipo de la Copa América, tras vencer en la final a Perú por 3-1 en el Maracaná. Pero al igual que en la semifinal ante Argentina, contó con una evidente ayuda arbitral.

Por Julián Clingo

Everton, el wing brasilero ingresa al área trastabillando luego de gambetear a dos peruanos y propinar un caño en modo Neymar. Carlos Zambrano, defensor peruano lo cuerpea y el jugador del Gremio cae al piso. El arquero Pedro Gallese agarra la pelota y el referí cobra un penal inexistente. Aún con la advertencia del VAR, el árbitro chileno no cambió de idea. Como no podía ser de otra manera, la Copa América que será recordada por el polémico no uso en la semifinal Argentina-Brasil, nos dio otro episodio para por lo menos repensar la manera de utilizarlo, en este caso en la final.

Richarlyson, jugador del Everton de Inglaterra patea el penal con calidad y la pone en el palo derecho del arquero peruano. Brasil se pone 3 a 1 en el minuto 90 y, de esta manera, gesta el resultado definitivo de un partido que le dio el noveno título si hablamos de la Copa América. Ese momento fue uno de los primeros donde la hinchada brasilera, caracterizada por el color y la alegría, esbozó una sonrisa.

El conjunto peruano dirigido por Ricardo Gareca (quinto técnico argentino en las últimas tres finales de Copa América) tuvo un comienzo de partido feroz, con recuperación en campo brasilero, sumándole su pulida técnica característica en el país andino. Pero la lucidez del viejo pero fresco Dani Alves cambió el sendero del partido. Pase al pecho a Gabriel Jesús, quien con una gambeta con su pierna menos hábil (izquierda) deja pagando al lateral izquierdo peruano Miguel Trauco, e impulsa un centro con su pierna derecha, para dejar solo a Everton, que tras una diagonal de izquierda a derecha definió y puso el primero del partido, ante un pésimo cierre de Luís Advíncula. Más allá del arranque eléctrico del equipo que llegó a la final tras eliminar en semifinal a Chile (3-0), después del gol que se dio en el minuto 15 no entró más en partido. Brasil se agrandaba con la exquisitez de Dani Alves, lo picante de Gabriel Jesús y el manejo de pelota de Arthur.

A los 40 minutos Paolo Guerrero (Goleador de la copa con 3 goles junto a Everton) alcanza el empate con un penal fortuito donde Thiago Silva, dueño de una marcada mala suerte, toca pelota con la mano accidentalmente tras tirarse en el piso. Y cuando parecía que Perú podía dar el golpe se auto boicoteó. Uno de los mediocampistas centrales, Yoshimar Yotún perdió la pelota inocentemente a partir de una presión de Roberto Firmino. Xavi Hernández, quien parecía estar atrapado en el cuerpo de Arthur, lleva la pelota hasta el área de Perú, mientras los rojiblancos se tropiezan un poco por los nervios y otro por la clase del número 8, quien deja solo a Gabriel Jesús y define a un palo casi sin una respuesta del arquero Gallese. Un error claro de los de Gareca, dado que el primer tiempo estaba por terminar, e irse con un empate hubiera sido distinto. Párrafo aparte para el número 9 de Brasil. Definitivo tanto en la semifinal como el día de hoy. Quizás, su actuación de la final quedó empañada por su tonta expulsión tras doble amarilla.

Con este partido Brasil logró vencer a los fantasmas del Maracanazo” del Mundial 1950 y el 7-1 del 2014 propinado por Alemania y consigue su quinta copa américa en su casa. En la premiación, Jair Bolsonaro, presidente brasilero, levantó la copa ante un Maracaná indiferente y semivacío. También había regalado un blooper tropezando en el festejo del primer gol.

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