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Tite: un entrenador 5 estrellas


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Nacido en un hogar humilde del interior de Rio Grande do Sul, finalizó de forma precoz su carrera como jugador para terminar siendo un entrenador de elite. De un equipo amateur a ídolo de Corinthians y cumplir el sueño de dirigir a la selección de Brasil. Su lema: “Los sueños son posibles de ser realizados y los límites no existen”.

Afortunadamente las paredes de las escuelas del barrio de Lourdes no son muy altas. Miro y Adenor las saltan sin mayores dificultades y avistan el tesoro que falta en su escuela, ese que todo niño desea: una canchita de fútbol. Mediamos la década de los 70, estamos en la ciudad rural de Caxias do Sul, en el interior de Rio Grande do Sul, Brasil. La familia Bachi, de ascendencia italiana, está formada por el señor Genor, Doña Ivone y sus tres hijos: Miro, Adenor (“Ade” para los amigos) y Beatriz. Son una típica familia pequeño-agricultora, como tantas otras de la región, de esas que no les falta nada, pero que para eso se despiertan más temprano que el sol. Ade, el que siempre tiene los pelos parados, es un chico soñador, amante de los deportes. No tiene un físico fuerte: es flaco, alto y huesudo. Pero es inteligente, habilidoso y esforzado. Le gusta jugar al básquet en el equipo de la escuela, aunque sus ojos brillan cuando el tema es el fútbol, la pasión que le transmitió el padre.

Adenor juega el torneo interescolar de la región, es un mediocampista ofensivo talentoso, la lleva atada. Junto a Leonardo y Tite forma un trío de mitad de cancha que se entiende de memoria y logra llevar a su equipo a la final del campeonato. Ahí, por primera vez, su camino se cruza con el de Luiz Felipe, un experimentado, rústico y bigotudo defensor profesional que está dando sus últimos pasos en el club Caxias, mientras es el técnico del equipo de la Escuela Estadual Cristóvão de Mendoza. Al técnico le advierten que su rival tiene a un pequeño crack en su mitad de cancha: Tite. La final se juega y Adenor Bachi domina el partido. Apenas pita el juez, Luiz Felipe, que se apellida Scolari, sale corriendo y le hace la propuesta: “¡Tite, vení conmigo, te voy a llevar a jugar a las Inferiores del Caxias!”. Le responde que él no es Tite, que se llama Adenor, pero a Scolari no le interesa, lo sigue llamando así. Sólo piensa en que Adenor ahora es el más nuevo mediocampista del Caxias. Adenor, el más nuevo mediocampista del Caxias, ahora es Tite.

El señor Genor no quiere que su hijo pierda tiempo en el fútbol, cree que tiene que trabajar para ayudar a la casa. “Yo le pregunté qué era lo que quería -cuenta Doña Ivone- Él me dijo que jugar a la pelota. Entonces empecé a coser cada vez más, así hacía un poco de dinero y le daba a Ade para que almorzara antes de los entrenamientos”. Así como empieza, la carrera futbolística de Tite también termina envuelta en complicaciones: con 28 años, luego de una serie de lesiones en una rodilla que lo acompañan hasta el día de hoy.

COMIENZOS DE LA CARRERA DE ENTRENADOR

Sin embargo, se sabe que a Tite las barreras nunca lo alejaron de sus sueños. Siempre las saltó. Se saca los pantalones cortos y las medias largas y viste camisa, pantalón social y zapatos, un look que no abandonará nunca más. Como buen estudioso que es, ingresa a la Facultad de Educación Física, donde comienza un largo camino que crece a paso lento, pero con un techo estratosférico: lo lleva a ser asistente y luego técnico de un equipo amateur. De ahí, a ser campeón en 1993 de la segunda división del Campeonato Gaúcho; después a dirigir en la Primera División de ese torneo; a ser técnico del Caxias. En el equipo de su ciudad, en el año 2000, vence en la final a Ronaldinho Gaúcho y al Gremio, el que será su próximo club, el primero de los considerados grandes.

Tite, que hace diez años que no cruza los límites de Rio Grande do Sul,  gana el campeonato estadual nuevamente y enseguida la Copa de Brasil. Ahora es un entrenador que se presenta en el escenario nacional. De ahí en adelante desfila por algunos de los principales clubes del país: Corinthians, Atlético Mineiro, Palmeiras, Internacional. En los primeros logra hacer buenos pasajes, con resultados aceptables, pero sin sobresaltos. Es en el equipo de su estado en el que no sólo conquista el Campeonato Gaúcho nuevamente, sino que suma a sus vitrinas la Copa Sudamericana, el primer trofeo internacional. Tite sigue su camino y se encuentra con su segundo ciclo en el “Timão”, que tiene un comienzo desolador: una sombría caída en la pre-Libertadores contra Deportes Tolima con un posterior anuncio de retiro profesional de, nada más y nada menos, Ronaldo Fenómeno y abandono del club de Roberto Carlos. El silencio sepulcral de jugadores y directivos en la previa al clásico con Palmeiras, sumado a las feroces críticas periodísticas crean un perfecto ambiente fúnebre.

ETAPA EXITOSA EN EL “TIMÃO”

Sin embargo, se sabe que a Tite las barreras nunca lo alejan de sus sueños. Siempre las salta. Corinthians, en un partido muy reñido, gana el derby por 1-0 y comienza una reestructuración del equipo que desencadena en un levantar de copas desenfrenado: Campeonato Brasileño 2011, Copa Libertadores 2012, Mundial de Clubes 2012, Recopa Sudamericana 2013 y Campeonato Paulista 2013. En su luna de miel con el club de San Pablo Tite ve, va y vence cada campeonato con que se cruza.

La victoriosa racha (y con ella el pasaje por el “Timão”) termina en las manos de Dida, que ataja el penal que pica Alexandre Pato en cuartos de final de la Copa de Brasil. Tite se aleja, solo por un rato, de los trabajos, pero no de los estudios. 2014 es un año de aprendizajes y en su búsqueda cruza el océano para tener clases particulares con Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid. Después del Mundial y el papelón que protagoniza el Brasil de Luiz Felipe Scolari -su revelador- en el 1-7 en el Mineirão, aguarda un llamado de la CBF que nunca llega, pese a ser el candidato favorito del público. Otra vez, aparecen las frustraciones. Otra vez, son seguidas de éxitos descomunales.

Acepta el desafío y vuelve a un Corinthians que sobra en el Campeonato Brasileño de 2015. Goleadas, récord histórico de puntos, más victorias y menos derrotas; segundo récord histórico de más goles anotados y menos recibidos, etcétera. Se corona campeón a falta de tres fechas y a la salida del partido, en las afueras del estadio, Tite concede una entrevista completamente ebrio:

-Tite: Ya me tomé unas dos o tres (caipirinhas), ahora me voy a acostar.

-Periodista: Te vas a relajar.

-T: Ya estoy relajado.

-P: Misión cumplida.

-T: Cumplida, pero no terminada. Estoy muy feliz por el título, pero ya me conozco: mañana empiezo a trabajar el partido de local contra San Pablo.

-P: La fiesta contra San Pablo.

-T: No. No lo vamos a considerar una fiesta. Conquistamos el título, pero todavía tenemos desafíos: mejor campaña, mejor ataque, mejor defensa. ¡Podés ver que continúo consciente todavía!

En el clásico, Corinthians golea 6-1 a San Pablo con el equipo suplente, levanta el trofeo y cumple con todos los objetivos restantes de la temporada. Sostenido en base a éxitos y  trabajo, Adenor Bachi es llamado para dirigir a la selección de Brasil, recién eliminada en la fase de grupos de la Copa América 2016. Sigue con la tradición de técnicos gaúchos desde 2007 (lo antecedieron Dunga, Scolari y Menezes) y abandona la carrera de clubes. Su inusual vitrina repleta de títulos conquistados resalta, pero lo que brilla son las ausencias: las de conflictos y enemigos. “Auténtico”, “paternal”, “serio”, “estudioso”, “respetuoso”, “exigente”, “trabajador”, “justo”, “transparente”, “ético”, “humano” y “de gran corazón” son los adjetivos más recurrentes en entrevistas de quienes han trabajado con Adenor.

CUMPLE EL SUEÑO DE DIRIGIR A LA CANARINHA

Fanático declarado del fútbol brillante del Brasil de Telê Santana en el Mundial 1982, Tite le devuelve la luz a las cinco estrellas estampadas sobre la tela amarilla. En las Eliminatorias supera todas las expectativas y lleva a la “Canarinha”, un equipo hundido, en 12 partidos a ganar 10, empatar 2, marcar 30 goles y recibir 3. Llega a Rusia con las más grandes esperanzas, tan grandes como la desilusión que causa el potente derechazo cruzado que Kevin De Bruyne clava como una espada en las redes de Alisson.

Sin embargo, ya sabemos… a Tite las barreras nunca lo alejan de sus sueños. Siempre las salta. No tiene tiempo para lamentarse, lo esperan el estudio de rivales, análisis de partidos, seguimiento de jugadores, proyecciones de entrenamientos. La Copa América 2019 llega con la noticia de la ausencia de su mejor jugador, Neymar, pero eso no es problema: Brasil se corona campeón en el Maracanã.

“Los sueños son posibles de ser realizados y los límites no existen”, dijo una vez Adenor Bachi, luego de ser campeón de la Copa de Brasil con Gremio en 2001. Ahora, 20 años después, está en las puertas de una nueva Copa América y Qatar está a la vuelta de la esquina…


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