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Tomás Durrieu: “Si es con cámara, no es radio”


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Con más de dos décadas al aire, el conductor habla de su pasión por la música, sus contradicciones y su lugar en el mundo. También, de los cambios en los gustos y el trabajo de las nuevas generaciones.


Tomás Durrieu o Toma, como le dicen sus amigos, trabaja en radio hace dos décadas. Lo que más lo caracteriza es su sabiduría musical: Los Rolling Stones, Queen y un sinfín de bandas que marcaron su camino. La relación con la música, los nuevos formatos de radio, el cambio con las nuevas generaciones y la pérdida de los referentes de la juventud a lo largo del paso del tiempo son tema clave.

Su sala está iluminada por la luz natural del amanecer, mientras que se inicia la charla y se abre el plano, se ven dos cuadros que lo rodean, aunque uno llama la atención. Uno monocromo de Johnny Cash, el cantante fallecido en 2003. El llamado “hombre de negro”, de actitud rebelde que resignificó un género y creador de otros más. La fotografía más famosa del artista forma parte del living de Durrieu y un gesto que, según él, lo identifica desde los inicios de su carrera hasta hoy.

-¿Quién te regaló tu primer disco?

-Mi vieja y mi tía a los 11 años me regalaron un minicomponente y con eso dos CD: Grandes Éxitos, de Queen; y Anthology, de The Beatles, que en ese momento no lo entendí. Anthology es un disco que reúne grabaciones que no son las canciones definitivas, tiene tracks donde ellos empiezan a tocar, en un momento cortan y dicen: “No, pará Paul, te equivocaste” y te dejan toda la charla. Cuando era chico quería escuchar la canción y no me importaba de qué hablaban. De grande lo comprendí.

-¿Cómo fue la relación con la música durante tu infancia y cómo cambió a lo largo del tiempo?

-Recuerdo de chico la música que sonaba en casa, la de los programas de radio y escuchar a mi vieja cantar. Durante la adolescencia, en el colegio, se empezó a dar en los recreos una especie de tráfico de discos y de información. Mis grandes intereses musicales eran la cumbia, específicamente Amar Azul, Damas Gratis y algunas cosas más, pero iba mucho en ese sentido y Los Rolling Stones. Yo seguí por el lado de la cumbia un rato más y paralelamente me empecé a meter con los Stones y ya no hubo vuelta atrás.

-¿Qué buscás a la hora de escuchar música?

-A veces creo que uno va a buscar algo específico, una canción, quizás a un artista porque lo necesita, cree que eso le va a hacer bien. En general lo que hago es concentrarme más en las letras que en las melodías. Naturalmente como se trata de música sí debe ser un sonido que me agrade, con el que empatice.

-¿Cuál es el soundtrack de tu vida?

-Mi vida es tan inestable que debería armar una lista, pero si me dicen “Te envenenamos el café”, así que elegí que vas a escuchar seguramente sería Beggars Banquet, de los Stones, además porque es el disco que tengo tatuado. Tiene todo lo que necesito, desde las contradicciones hasta canciones que odio. Es tan espectacular que me define.

-En referencia a tu podcast “No lo soñé”, ¿qué te llevó a elegir esa temática?

-Me gustaría decir que fue algo que pensé y trabajé mucho tiempo, pero la verdad empezó por un sábado de resaca. Estuve todo el día con la canción “Chan Chan”, de Buena Vista Social Club, no me la podía sacar de la cabeza y dije: “Qué es esto, por qué la tengo tan incorporada, la conozco, pero no sé de qué habla”. Investigué y leí que el autor soñó y después la escribió. Hay un montón de canciones que los autores soñaron y después escribieron. Cuando me quise acordar armé una lista con varias, y me dije que tendría que escribir todas estas historias y reformularlas. Llamé al editor de podcasts de Congo.fm, me dijo que lo grabe y se lo pasé. En la versión final los capítulos tenían el sonido que buscábamos, medio confuso por momentos. El podcast llegó alto en los charts, no le doy mucha bola a eso, pero le fue bastante bien.

“Yo solo tengo pesadillas”, es el cierre de cada capítulo. En un minuto y medio, la historia de las canciones más emblemáticas y cómo surgieron en el mismo lugar común: los sueños y la música.

Hoy la radio no solo se escucha sino también se ve. ¿Se pierde esa “magia” con el oyente?

-Hay un juego con las cámaras que es permanente y hay una parte en que el oyente que solo está escuchando, no creo que lo disfrute tanto, se pierden un montón de cosas espectaculares. La verdad es que eso no es radio, puedo decirlo tranquilamente. Lo que demanda es que el mensaje lo complete el oyente, ser cómplice de lo que vos estás diciendo. Por ejemplo, si hago como que estoy golpeando la puerta y digo que entró Axl Rose, el oyente sabe que no es, pero si el chabón empieza a gritar como un desquiciado al final se vuelve cómplice y piensa “qué gracioso”, porque el chiste le funcionó.

-¿Decís que es algo parecido a la televisión?

-Lo que está haciendo la gran mayoría de las radios me parece que es similar a eso. Pero yo no le voy a decir televisión, tal vez es más parecido a un streaming. Lo que les pasa a muchos y no voy a dar nombres es que se hacen defensores de la radio y van para donde les conviene. Si hoy se dice que es con cámara y mañana que es aplaudir dos horas, vas a aplaudir dos horas porque se puso de moda, pero eso no es radio. Si vos estás buscando en el futuro está bien, pero decile de otra forma.

-¿Creés que los medios convencionales no le dan lugar a las nuevas generaciones?

-Hay pibes de 20 años que la rompen y no tienen un espacio, eso hace que se alejen de la radio. Hay que darles un lugar de verdad y no explotarlos, que atiendan el teléfono o que al aire digan lo que vos querés. Hoy existen las nuevas plataformas, Twitch, YouTube, donde ellos tienen un lugar. Pibes con hambre y que pueden solos. En nuestro caso estamos chipeados con que tenés que ir a golpear una puerta, un tipo que maneja un medio te va a decir que sí y vos vas a empezar a pelear con ese tipo, esa es mi idea de laburo, es horrible, pero es así.

Durrieu empezó en radio a los 18 años en San Pedro, provincia de Buenos Aires, haciendo una columna de deportes en un programa político los sábados a la mañana. Un día, sin darse cuenta, mezcló los equipos de fútbol y recibió llamados insultantes de los oyentes. Ese fue el momento en que se dio cuenta de que produjo algo en los otros y volvió para comenzar la carrera de locución.

-Con los continuos cambios de los formatos de la radio, ¿tuviste que readaptarte a los nuevos estilos?

-No, lo que me pasó es que fui encontrando mi estilo según los trabajos que fui haciendo. Ahora no sé si se da tanto eso, pero es una cuestión muy generacional. En un momento mi generación era muy oyente de Rock & Pop, que marcó una época, en cambio los que venían atrás ya escuchaban Metro y el formato magazine. A mí me dejó de generar mucha atracción, pero no para escucharlo, quizá, pero sí para hacerlo. No me divierte tanto.

-¿Entonces decís que el magazine es más simple?

-Creo que también hay algo de “elegir la fácil” en el magazine, no estoy subestimando porque hubo algunos espectaculares, cosas que creo que ni siquiera podría hacer. Es el formato que hoy predomina en los medios, donde se sientan cuatro o cinco y conversan de lo que les pasó anoche sin llegar a ningún puerto interesante, dos o tres entrevistas, algún juego con los oyentes, un piso de noticias y un par de canciones de las que están de moda. Si lo pensás es bueno, es como que parece el recurso más fácil. La gran mayoría lo elige por eso.

-¿Tenés algún referente que sigas?

-Mis dos referentes son siempre los mismos, Adolfo Castelo y Alejandro Dolina. Los dos tipos que más escuché. Lamentablemente he perdido algunos de los que tenía, a medida que vas conociendo, vas bajando los cuadros más por lo humano que por lo profesional. Si no lo hubiese conocido diría: “Uh, que ídolo”. Me pasa un poco que escucho más de lo mismo. Ojalá pudiera cambiarlo, pero soy parte de lo mismo, hago lo que puedo.

-¿Y desde tu lugar te gustaría cambiarlo?

-Sí, a mí me encantaría dejar una página en la historia de la radio. No sé si cambiarla, aunque sí soñar con eso. Eso se da no solo en el talento sino con el contexto, se tienen que dar las dos cosas, aunque no es todo tan sencillo. Hoy el contexto es el de los streamers que lo encontraron y lo hacen bien, son muy entretenidos, yo los veo.

-¿Qué significa para vos la radio?

– La radio es el único lugar en el mundo en el que me siento seguro, es horrible vivir inseguro, rodeado de dudas, reflexiones, temores, angustia, incertidumbre. Cuando estoy en el estudio de radio hablo de todo eso, pero lo hago en mi terreno y me siento tranquilo. En la radio estoy bien ahí, pero afuera no.


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