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“VIVIR EN UN AMBIENTE DESAGRADABLE SUPONE QUE NUESTRA MENTE TAMBIÉN SE ESTRESA”

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La especialista en energías renovables, Paula Ruggeri, cuenta por qué cada vez más jóvenes participan como voluntarios en organizaciones ambientalistas en todo el país.

Por Sofía Bouzón

Paula Ruggeri llegó puntual al espacio Yoga Factory pese al día de lluvia. La especialista en energías renovables está acostumbrada a los largos viajes en subte. Si bien trabaja en Capital Federal hace décadas, sigue eligiendo Florencio Varela como su lugar en el mundo. Allí dio sus primeros pasos en la docencia capacitando a niños de escuela primaria en educación ambiental.

El espacio elegido para la nota no es casual. La entrevistada tiene dos grandes pasiones. La sustentabilidad y el mundo espiritual.  Su inquietud intelectual la llevó a licenciarse dos veces y a cursar estudios de posgrado en gestión de residuos. Afirma que, desde que conoció la respiración consciente y la meditación en 2011, sus proyectos se potenciaron como nunca antes.

Su convicción del servicio como la mejor herramienta para impactar positivamente el planeta se canalizó en la coordinación del programa Conciencia Ambiental en Argentina, tarea que realiza hace dos años. Este proyecto surgió a nivel internacional en 1981 en el primer Centro de la Fundación El Arte de Vivir en Bangalore, India. Miles de personas se congregaron en este lugar para plantar árboles, sanear ríos y desarrollar dispositivos de energías renovables.

—¿Cuándo surge Conciencia Ambiental en nuestro país?

Surge en 2011, justo el año que comienzo a participar de las actividades de la organización. En ese momento, realizamos plantaciones en el barrio El Rincón de La Plata. También limpiezas de espacios públicos en provincias, pero eran acciones aisladas de los voluntarios. Recién hace dos años se constituyó el programa como tal, con tres ejes principales: forestar a través de los proyectos Respira planeta, -enfocado a plantaciones masivas- y Plantar Amor, donde los vecinos de barrios vulnerables plantan árboles frente a sus casas. Se sumó el eje educativo a través de charlas de reciclado en organizaciones, colegios y universidades con el proyecto Recicla tu mente. Por último, se agregó  Limpia tu ciudad, limpia tu mente, donde se limpian espacios públicos. La idea de vivir en un ambiente desagradable supone que nuestra mente también se estresa. 

En una entrevista anterior aseveraste “Un mundo limpio de residuos, es una mente limpia de preocupaciones” ¿Cómo se vincula el bienestar emocional con la limpieza de espacios públicos?

En el planeta está todo conectado entre sí. Nosotros somos ambiente. Desde que nacemos, nuestro cuerpo está vinculado con el entorno. La alimentación, la respiración, todo es un intercambio con el medio. Sin un ambiente sano la vida humana no sería posible en la tierra. El ambiente influye en nuestro cuerpo físico y en nuestra mente. Cuando vas a un lugar que está contaminado, tu energía baja. Está comprobado que es así. Los estudiosos de los vedas, los antiguos textos de la literatura india, explican esto hace miles de años. Ellos dicen que el ambiente es la primer capa de la existencia, de ahí la necesidad de estar en armonía con él. Existimos gracias al ambiente.

¿Qué te inspiró a liderar este proyecto?

Desde chica, siempre me gustó hacer huertas y dar charlas a niños pequeños en escuelas de Varela. Luego estudié Ciencias Ambientales y me especialicé en energías renovables. Trabajé en la Secretaría de Ambiente de la Nación y para el Programa Naciones Unidas para el medioambiente (PNUMA). En 2011, conocí las herramientas de El Arte de Vivir: yoga, meditación y respiración. En ese momento me costaba mucho llevar adelante los proyectos, no tenía la energía suficiente para poder hacerme cargo. La Fundación me dio esa energía y me puse a pensar el programa que hoy dirijo.

¿Cómo es la situación de los espacios verdes en Argentina?

La Organización de Naciones Unidas (ONU) pide 10 metros cuadrados de espacios verdes por habitante en las ciudades. En la Ciudad de Buenos Aires, hay 0,8 m2, muy por debajo de las estadísticas deseadas. No solo los espacios verdes son importantes, sino también lo que tienen esos espacios verdes: la biodiversidad. Necesitamos plantar plantas nativas que son las que atraen las mariposas, las aves que son propias del lugar.

¿Considerás que el interés social por mitigar los efectos de la crisis climática creció en los últimos años?

Creo que este último año se ha tomado mucha conciencia con los incendios del Amazonas y la masividad de Greta Thunberg, la activista sueca que movilizó a miles de personas a nivel mundial en sus reclamos de justicia climática Pienso que los jóvenes ya nacen como “nativos sustentables”, tienen los problemas y las soluciones frente a sus ojos. En cambio, hay muchos de nuestra generación, los que tenemos de 35 para arriba, que todavía no creemos en la necesidad de hacer algo por el ambiente. Nuestros abuelos sacaban combustible fósil sin saber las consecuencias de los gases de efecto invernadero; sin saber sobre el cambio climático. Creo que la conciencia en la humanidad está evolucionando. Hay un montón de gente que se está volviendo vegetariana o está usando transporte público.

¿Cómo definís a un líder ambiental?

Un líder ambiental es una persona que toma compromiso por algo que no le corresponde, que sale de su zona de confort y enfrenta el desafío de resolver alguna problemática. El liderazgo no es algo que alguien te da, es algo que se siente en las tripas.

Ruggeri invita a los interesados en participar del voluntariado a escribir al eco@elartedevivir.org o por instagram a @concienciambientalaol.


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