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La fotografía profesional, su difusión y la vorágine de las redes sociales.

Por Diego Pacheco

Cuando Internet llegó a nuestras vidas, los blogs y páginas web eran las plataformas elegidas por los fotógrafos para mostrarse al mundo, los usuarios acudían a sus sitios para apreciar sus obras. La tecnología siguió avanzando y aparecieron las redes sociales, ubicándonos en una cultura de `lo visual´ y de la inmediatez. Esto representó progreso y beneficios para muchos fotógrafos y un cierre de ciclo para varios de ellos que no se adentraron a este nuevo universo.

Las  redes sociales son el mayor canal difusor en la web y la favorita de los fotógrafos para exponer sus obras es la no tan conocida Flickr, un espacio para que los retratadores, en su mayoría profesionales, puedan mostrar sus creaciones en una excelente calidad. Esta plataforma ya cuenta con más de 13 mil millones de fotos publicadas y poco más de 130 millones de usuarios desde su fundación en febrero de 2004. En ella, el fotógrafo puede no solo promocionarse, también comprar y vender imágenes.

El problema con Flickr es que en la actualidad para lograr mayor difusión se necesita mucho más que buena calidad y si de difundir se trata, las dos redes sociales con mayor cantidad de usuarios en el mundo son Facebook (1.900 millones) e Instagram (700 millones y sigue creciendo). Estas son tratadas como `redes populares´ en la jerga de la fotografía profesional pero, a la hora de firmar un pacto con el diablo, esta denominación se desvanece ya que es en ellas donde se consigue la mayor cantidad de interacción.

La fotógrafa oficial de Nikon Indonesia, Martha Suherman (instagram: @marthasuherman.captures) es un referente para la fotografía moderna y documentativa. En su cuenta de Flickr no llega a los 90 seguidores y logra un promedio de 20 `me gusta´ en cada publicación. Distinto es en su perfil de Facebook, donde tiene ya casi 4.500 admiradores, y en Instagram donde se consagró como una `cuenta oficial´ con casi 90 mil personas que la siguen y un promedio 6 mil `likes´ en cada uno de sus posteos. Este caso deja en evidencia no solo que las tendencias son marcadas por la sociedad de consumo dentro de las plataformas que ellos mismos eligen popularizar, sino que también revela que un fotógrafo tiene que dejar de lado la idea de la calidad y de resguardo si es que quiere abrirse a la divulgación masiva.

Todas las imágenes que se suben a Facebook o a Instagram son comprimidas por una cuestión de velocidad y de ancho de banda, haciendo que la fotografía pierda rasgos de minucioso trabajo profesional como la iluminación, el foco selectivo y el contraste. Pero, ¿cómo negarse a un espacio con semejante divulgación sabiendo que lograr la difusión de un blog fotográfico sin redes sociales es bastante difícil? Según una encuesta realizada por alumnos de la Escuela de Comunicación Éter en Buenos Aires, el 40 por ciento de los jóvenes encuestados de entre 18 y 25 años que viven en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Gran Buenos Aires eligen las redes sociales a la hora de buscar información, tendencia que se repite también en otros rangos etarios.

Ahora, teniendo en cuenta los beneficios de la divulgación e inmediatez que suponen las redes sociales surge la siguiente pregunta: ¿Es seguro publicar obras profesionales en estas plataformas populares y masivas? Según el periodista y comunicólogo especializado en Tecnología de la Información y Comunicación (TICs), Sebastián Gurvitsch, todas las redes tienen opciones de seguridad en el área de configuración pero, generalmente, “no son de fácil acceso y esto es intencional ya que a la empresa le sirve que existan la mayor cantidad de datos de manera pública, para tener mayor cantidad de información del usuario y luego poder venderle publicidad”.

Desde la esfera de la legalidad, según el asesor de Operadores Multinacionales de Comercio Electrónico, Albert Agustinoy, la Ley de Propiedad Intelectual considera que los derechos de explotación sobre las fotografías son: reproducción, distribución, comunicación pública y transformación. Explica que “publicar fotografías en las redes sociales se trata de una puesta a disposición de la obra a múltiples personas solo en el terreno digital. Pero que la impresión de ejemplares no está avalado por ningún marco legal”.

Los estilos más ejercidos en América latina son la fotografía social y publicitaria. Una encuesta realizada a 100 profesionales de diferentes países del continente reveló que las redes sociales que más utilizan son Facebook, Instagram y Twitter. Consideran que son cómodas y rápidas a la hora de utilizarlas y señalan que estas plataformas les dan posibilidades de tener un trato directo con quienes consumen sus fotografías.

Un 93 por ciento de los encuestados no cree que la cantidad de `me gusta´ determine la calidad de su trabajo y un 76 por ciento reconoció que sus obras no son valoradas como tal dentro de las redes que más utilizan. Al unísono, el 100 por ciento de los encuestados manifestó que las escuelas de fotografía deben incorporar asignaturas relacionadas con la Social Media porque “en las redes sociales hay muchos factores a tomar en cuenta al momento de publicar y deben conocerse”, señaló la fotógrafa y community manager venezolana, Elizabeth Coelho (Instagram @elicommunity). Lo cierto es que aún en Argentina, ni en el resto de Latino América se instruye al fotógrafo para venderse en las redes sociales.


Los retratadores más influyentes la red social que está de moda

“Instagram es el lugar en donde los usuarios se están sintiendo más identificados porque vivimos en una época de lo visual, donde rinde mucho más una foto que un texto para leer”, opina el especialista en TICs, Sebastián Gurvitsch. Esto indicaría que esta red social es el lugar donde los fotógrafos deberían estar. Dejando de lado los estándares de calidad hay quienes apostaron por mostrarse en Instagram y emprendieron un ascenso de popularidad sin precedentes en otras redes.

Entre los más influyentes se encuentran el italiano Simone Bramante (Instagram: @brahmino), El norteamericano David Guttenfelder (Instagram: @dguttenfelder) y el inglés Nick Knight (Instagram: @nick_knight).Ya suman entre los tres, más de dos millones y medio de seguidores y sus publicaciones no bajan de los 1.500 `me gusta´. Números que ningún otro fotógrafo independiente, como ellos,  alcanzó en otra red social.

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“La Catedral de Francisco”

Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

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A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.

Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.

Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.

Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.

Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.

Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.

A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.

El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera. 

Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.

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Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso 

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

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La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.


Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”. 

De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.

Créditos: Gobierno de la Ciudad.

Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura. 

Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.

Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.

Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.

“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.

Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.

Créditos: Sabe la Tierra

Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas

“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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La Biblioteca del Puente en Caballito: un gran esfuerzo para no dejar morir la cultura y los buenos valores 

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Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   

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En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   


“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre  en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información. 

Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios. 

La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados

La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes. 

A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”

“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”. 

Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.

A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80. 

Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro. 


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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Marcha universitaria: una multitud contra el veto de Milei

Los bomberos de Cromañón recuerdan cómo fue aquella noche

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