A pesar de los miles de casos registrados en el país, la Argentina queda fuera de las recomendaciones de los expertos para el uso de la vacuna.
Por Rocío Pimentel (@rociopim)
La aprobación de la vacuna contra el dengue por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) echó un manto de esperanza y contrarrestó el nivel de preocupación que esta enfermedad generó en el último trimestre en nuestro país. Sin embargo, las autoridades de salud no creen que la vacuna sea una herramienta para combatir esta endemia.
Los primeros días de abril, los jornales especializados en medicina dieron a conocer la creación de una vacuna contra el dengue. La vacuna Dengvaxia fue diseñada por la farmacéutica francesa Sanofi Pasteur y obtuvo la licencia para comenzar a ser utilizada en México, Filipinas, Brasil y El Salvador, países en los que su uso es recomendado.
Jorge San Juan, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud, fue contundente al respecto de la vacuna: “A nosotros no nos va a servir. Está recomendada para los países donde hay mucha circulación y alta mortalidad, no es nuestro caso”. Más aún, indicó que la vacuna todavía está en fase 4 de la investigación, por lo que la ANMAT no la aprobó. Por su parte, Ginés González García, ex ministro de la Salud de la Nación y referente sanitario dijo que “todavía hay muchas incógnitas respecto de la vacuna”. “A mí me sorprendió la noticia porque no sirve (la vacuna) para los brotes, otorga inmunidad después de un año de la primera dosis”, afirmó González García y concluyó: “De ninguna manera diría que es una vacuna útil para la Argentina, se tiene que estudiar mucho todavía”.
Según el último boletín epidemiológico, en lo que va de este año, son 28.008 los casos confirmados de dengue distribuidos en 15 jurisdicciones del país. La estadística para este período supera un 49 por ciento al mismo período de 2009, el último gran brote que sufrió la región. Pese al alerta que generan estos números, desde la Comisión Nacional de Inmunizaciones se desaconseja el uso de la vacuna ya que Argentina carece de alta endemicidad.
En estas circunstancias, Argentina no entra en el colectivo de países en los que recomiendan el uso de la vacuna. El Grupo de Asesores Expertos (SAGE, en sus siglas en inglés) de la OMS sostiene que la vacuna debe aplicarse en los países donde el virus es endémico y en las zonas donde haya una incidencia mayor al 50 por ciento.
El Ministerio de Salud trabaja en forma conjunta con las provincias en la intervención del descacharreo y fumigación de espacios públicos. Asimismo, los ministros de salud de la región se reúnen periódicamente en encuentros convocados por el Mercosur para aunar políticas y acciones contra el dengue y su vector, el mosquito Aedes Aegypti.
Los virus denominados DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4 son los responsables de la enfermedad que se transmite por la picadura del mosquito Aedes Aegypti. El dengue tiene dos expresiones, una de ella con alta tasa de mortalidad. Es así, como representa una amenaza regional dada sus particularidades de transmisión y su virulencia. Y la evolución en el tiempo de posibles brotes genera un escenario propicio para la versión grave de esta patología. Uno de los factores de riesgo para esta situación es la reinfección con otro serotipo, por lo que a mayor circulación será mayor la probabilidad de padecer dengue grave.
Otras herramientas son puestas a disposición por parte de la Organización Panamericana de la Salud, quien ofrece cooperación técnica en el estudio para el control del mosquito. En fase de evaluación se encuentra la inserción de mosquitos genéticamente modificados. Se trata de la implementación piloto de una bacteria, del género Wolbachia, que no infecta ni a humanos ni a otros mamíferos, solo a insectos. Los mosquitos infectados por este microorganismo no desarrollan el ciclo de vida en su totalidad, por lo tanto se interrumpe la reproducción de la especie. Estas nuevas tecnologías de control de vectores son implementadas bajo rigurosos controles de monitoreo y planificación, acompañadas de evaluaciones constantes. En Australia, Brasil, Indonesia y Vietnam ya se han liberado mosquitos portadores de Wolbachia para estudiar y evaluar el control de la población del mosquito. De todas maneras, faltan datos epidemiológicos de estas tecnologías.
Cabe destacar que los expertos coinciden en que el esfuerzo por erradicar al vector es un trabajo en conjunto con la sociedad, ya que el mosquito vive y se reproduce dentro de las casas. La Dirección de Epidemiología descarta proveer esta nueva vacuna en lo sucesivo pero insiste en la concientización de la toma de medidas por parte de la población.
El dengue en la historia
La lucha contra el mosquito vector del dengue se describe como un derrotero en la historia de las políticas de salud de la región de las Américas. En 1947, los estados miembros de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) impulsaron una campaña regional que logró erradicar el Aedes aegypti de 21 países para el 1962. Sin embargo, la falta de sostenimiento de políticas preventivas dieron como resultado la reinfestación de los países y la pérdida del esfuerzo realizado en años anteriores.
Para 1996, en todos los países de América había circulación del virus y se disparaban numerosas epidemias de dengue y de dengue grave en la región por lo que se convirtió rápidamente en un problema de salud. Y fue en ese año, que la OPS instó a los estados miembros a elaborar planes nacionales e intensificación del combate de Aedes aegypti que se concretaron en el Plan Continental.
El plan fue creado con la intención de alcanzar niveles de infestación cercanos a cero. Pero el éxito del plan dependía de que todos los países de la región, y no solo una parte de ellos, se comprometieran a ejecutarlo y decidieran apoyarlo con los fondos nacionales que fueran necesarios, por lo que su fracaso hoy es evidente.
En 2009, ante un nuevo brote y el último considerable hasta el actual, se propuso una estrategia local que convocó a la comunidad a participar e involucrarse en el control vectorial intradomiciliario; se enseñó a los vecinos a mantener sus casas libres de reservorios. Más tarde, las campañas incluyeron información sobre las características biológicas del mosquito, dato fundamental para comprender las formas de prevención y así aplicarlas. Sin embargo, la profundización de estas políticas no prosperó en el tiempo.
Muy buen articulo, con amplia informacion y una vision q abarca varios ejes.