Para mitigar el dolor o despedir al difunto del mejor modo, se imponen los féretros pintados, con coquetas imágenes o diseños exóticos que van desde un auto a una cancha de fútbol.
Por Sebastián Bustamante
Ya no van más los féretros simples, las flores o los cirios de cera. Ahora son los ataúdes temáticos, de llamativos colores, con formas y materiales diversos, los que marcan la última moda en ritos funerarios. Una explosión de alegría que busca mitigar en parte la tristeza de la pérdida de un ser querido y hacer de su paso a la eternidad un momento único y particular.
Hace algunos meses trascendió que fueron los habitantes del pequeño suburbio ghanés de Teshi, conocidos como la etnia Ga, los primeros en crear estos particulares modelos. Basados en una tradición moderna surgida a mediados del siglo XX, y con la creencia de que el funeral no debe ser un momento de tristeza, sino todo lo contrario, esta tribu considera que es más bien una celebración donde el alma del fallecido parte a un mundo mejor y por consecuente, necesita un hogar digno y a gusto. Por eso recurrieron a sus mejores dotes de carpinteros para crear modelos de féretros multicolores, con leyendas alusivas e imágenes diversas.
En la Argentina la tendencia tiene sus cultores. El reconocido tanatólogo Ricardo Péculo declaró más de una vez: “Se trata de organizar un funeral del mismo modo que se organiza un casamiento: se elige los invitados, la comida, la vestimenta, etc”. El especialista asegura que el ejemplo empieza por casa, por eso él ya tiene su propio ataúd, pintado por dentro y por fuera con una temática campestre, herraduras en lugar de manijas y promete estar allí vestido de gaucho “No me voy a morir antes por tener mi ataúd hecho, expresa Péculo que no cree en supersticiones.
En José León Suárez, la fábrica de ataúdes Luis Diegues, desde 1972 es una de las empresas que se especializan en la construcción de diseños al gusto del cliente. “Tenemos féretros pintados enteramente con técnica de aereografía por artistas plásticos, donde se pueden apreciar dibujos variados como imágenes de atardeceres, flores, corazones, ángeles o blancas palomas volando en un cielo celeste”, cuentan en la firma que propone a las empresas confeccionar ataúdes con su logo.
Entre los argentinos, los expertos en servicios funerarios aseguran que también son muy pedidos aquellos que llevan los colores, o el escudo tallado de un equipo de fútbol. Para quienes eligen esos modelos, las casas velatorias proponen complementar la capilla ardiente con alguna decoración extra que pueden ser pelotas, arcos, banderines o botines. La constante demanda hizo que la firma Dieguez extenda sus fronteras más allá de los cementerios argentinos. Ahora estos ataúdes pintados también se encuentran dos metros bajo tierra en Chile, Uruguay, Brasil, México e Irlanda.
Mientras que para los que en vida fueron amantes de la naturaleza hay funerarias donde se pueden realizar velatorios que, además de la ambientación y el féretro pintado con motivos alusivos, el difunto puede ser llevado a su última morada en una carroza tirada por bueyes. Pero hay todavía más, mucho más: De otras partes del mundo se pueden pedir cajones con las formas más diversas y extravagantes, como puede ser un piano, un celular, un auto, incluso una botella de cerveza o un paquete de cigarrillos.
Algunos modelos exóticos son considerados obras de arte particulares, como lo es Prometeo, que es el nombre que lleva el féretro donde actualmente descansan los restos del rey del pop Michael Jackson. Construido en bronce macizo, bañado en oro puro y revestido por dentro en terciopelo azul, este modelo único en su género está valuado en unos aproximados 30 mil u$s. No son pocos los deudos que averiguaron el costo de una copia de ese modelo para enterrar a lo grande a alguno de sus seres queridos.
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