SOCIEDAD
ALTO COEFICIENTE, ALTO ABURRIMIENTO

Carolina es considerada “superdotada” por la ciencia, pero eso no siempre le significó felicidad. La historia de alguien a quien desde los dos años le costó “encajar” y tuvo que sobreadaptarse para no sobresalir a costa de su propia frustración.
Por Juliana Mendoza, Rocío Varela y Marisa Vidal Varela
¿Cómo acompañar a un hijo que a los tres años puede leer, escribir, multiplicar, memorizar todas las banderas del mundo y cuestionar las desigualdades sociales? Niños que a los tres años tienen el nivel pedagógico para estar en segundo grado, con compañeros de ocho; que hablan con fluidez de países que no conocen; y duermen poco porque nada parece saciar su curiosidad y su necesidad de incorporar más y más respuestas. “A los tres hablaba de colesterol, de chicos huérfanos, de ecuaciones y de China como si hubiera estado ahí. Nos daba información que nosotros desconocíamos y al verificarla descubríamos que era cierta”, recuerda María Gamboa, mamá de una niña con alto coeficiente intelectual que hoy es adulta.
Los niños superdotados exhiben un talento precoz, desde su desarrollo motor, caminan antes, hablan antes, aprenden a andar en bicicletas que les quedan enormes para su edad. Sin embargo, aprender rápido suele agotar a padres y maestros ante su incesante necesidad de profundizar en cualquier tema que les llame la atención. Se hace difícil para ellos encajar en un sistema educativo tradicional donde se divide por edades. ¿Qué hacer con un chico de tres años que no puede cursar con otros de ocho y a su vez con los pares se aburre, se frustra e incomoda y termina teniendo problemas de conducta?
La mamá de Carolina recuerda que en sala de dos su hija copiaba los manchones que hacían sus compañeros de jardín cuando en realidad ya podía hacer dibujos complejos. Suponen que lo hacía para encajar, pero que en su inocencia, debajo de cada mancha escribía qué significaba, o qué representaba.
“La mayor dificultad era ver que se aburría y que las maestras se sentían intimidadas, como si mi hija estuviera compitiendo con ellas, y en lugar de redoblar el desafío de interesarla en otros temas o en profundizarlos, la reprendían o la obligaban a repetir cosas que ya sabía, así tuvimos que enfrentar momentos de profunda depresión cuando tenía 12 años”, confiesa María Gamboa. Asegura que la preocupación como padres era ver que le costaba hacer amigos de su edad. Pero al ingresar a la universidad de La Plata, encontró con quienes compartir intereses y desafíos en la carrera de astronomía.
“Creo que cada persona tiene intereses particulares. Todos dan por sentado que si uno es inteligente entonces tiene que hacer algo con las ciencias exactas y fomentan tu aprendizaje en ese sentido, recuerda Carolina”.
El último informe sobre el tema de Queensland Association for Gifted and Talented Children (QAGTC) de Australia, explica que todos estos niños suelen ser despiertos, curiosos y se interesan activamente por su entorno pero son, ante todo, niños con unas necesidades afectivas propias de su edad cronológica independientemente de su nivel de inteligencia. Y que centrarse sólo en su desarrollo cognitivo puede llevarlos a estados de depresión cuando no logran algo.
“Creo que el rol del entorno familiar es fundamental. Conozco casos en los que los padres hacían sentir a un chico “superior” por su coeficiente intelectual y siempre estaban esperando grandes logros de él, lo que le provocaba una sensación terrible de culpa. Sentía que los había desilusionado cada vez que no podía cumplir con esas expectativas -cuenta Victoria Charalambous la hermana mayor de Carolina y agrega- en el caso de Caro, fue muy distinto, mis viejos jamás hablaban del tema, ni la hacían sentir especial, era una más entre cuatro hermanas. A pesar de sus demandas de tiempo y respuestas frente a su interminable curiosidad, le dedicaron el mismo tiempo que a todas nosotras”.
“Creo que el rol del entorno familiar es fundamental. Conozco casos en los que los padres hacían sentir a un chico “superior” por su coeficiente intelectual y siempre estaban esperando grandes logros de él, lo que le provocaba una sensación terrible de culpa. Sentía que los había desilusionado cada vez que no podía cumplir con esas expectativas -cuenta Victoria Charalambous la hermana mayor de Carolina y agrega- en el caso de Caro, fue muy distinto, mis viejos jamás hablaban del tema, ni la hacían sentir especial, era una más entre cuatro hermanas. A pesar de sus demandas de tiempo y respuestas frente a su interminable curiosidad, le dedicaron el mismo tiempo que a todas nosotras”.
Con frecuencia, necesitan profundizar en todos los aspectos de los temas de su interés y lo hacen con una avalancha de preguntas que pueden resultar agotadoras para los padres e impertinentes para los maestros. Cuando no alcanzan las metas u objetivos que se han propuesto, suelen frustrarse y al punto de abandonar la tarea. La frustración les lleva al aburrimiento y viceversa.
“A los 8 años encontró el informe donde aparecía su coeficiente intelectual y me preguntó qué significaba eso. Le respondí que sólo era un número, que lo que ella quisiera ser en la vida no dependía de esa cifra, sino de que se esforzara por conseguir lo que quería”, sintetiza Gamboa.
Los especialistas en psicología de altas capacidades del Centro Kepler de Barcelona plantean que estos niños, pese a sus altas capacidades de comprensión del entorno social, pueden sufrir cierto rechazo por parte de otras personas, pero que lo fundamental es que no haya diferencias en el trato intrafamiliar. Aseguran que la disciplina y los límites deben ser las mismas que con cualquier otro hijo. Cada niño es diferente y eso también ocurre con los niños superdotados. Cada uno requiere de atención, afecto y contención.
“Tener un alto coeficiente intelectual no significa nada a menos que uno haga algo con eso que se tiene. Si uno es “súper inteligente” pero se queda tirado en la casa mirando la tele y no ejercita su cerebro no va a lograr nada. Creo que falta alguna institución que acompañe a los chicos, que los ayuden a desarrollar la creatividad, en el arte, la escritura, en las matemáticas; todo, para no encasillarlos”, sentencia Carolina, que con 26 años es astrónoma egresada de la Universidad de La Plata y está terminando un proyecto de investigación en busca de una beca del CONICET.
La educación, un campo de batalla
En Argentina existen dos colegios privados para chicos con altas capacidades: el Norbridge, que tiene sedes en Capital, Pilar y Mendoza y el instituto Gifted Children, en Salta. La fundación Ricart tomó los métodos de Norbridge pero no se limita sólo a los chicos superdotados, tiene una metodología en donde aprenden con chicos de coeficiente intelectual normal. Son instituciones que dicen trabajar de modo más particular con el alumno, comprendiendo sus capacidades y adaptaciones, aunque no siempre satisfacen esas demandas. Por otro lado, lo que en la mayoría de los casos presenta un gran obstáculo es el dinero: estos colegios cobran una cuota mensual que oscila entre los 2 mil para jardín de infantes y entre 3 mil y 4 mil para niveles primarios y secundarios.
En general, el problema de los niños con alto coeficiente intelectual es que se aburren en clase porque sus conocimientos están por demás adelantados a los de sus pares. María Gamboa es la madre de Carolina Charalambous, que tiene un alto coeficiente intelectual y sufrió las deficiencias del sistema educativo. “Además del aburrimiento que sufría mi hija, las maestras parecían creer que ella les competía y se molestaban. En vez de verlo como un desafío, ayudarla y darle material de acuerdo a lo que ella necesitaba, se enojaban”, cuenta María.
De cualquier modo, en los últimos años fueron apareciendo instituciones que aplican otros métodos pedagógicos de aprendizaje que pueden adaptarse a las necesidades de los niños superdotados. Uno de ellos es el método Montessori, que centra la actividad de aprendizaje en el niño, siendo él quien dirige la actividad, lo que desea hacer e investigar, con la observación personal de un profesor. María Montessori publicó el libro que desarrolla dicho método a principios de 1900, y allí desarrollaba la idea de “mente absorbente” en relación a la gran capacidad que tienen los chicos es sus primeros años de desarrollo.
También existe el método de las escuelas Waldorf, que tiene una pedagogía similar a la Montessori, enfocada en el arte y la libertad de los alumnos. Violeta Casanovas fue maestra jardinera en una de éstas instituciones: “Se respetan los tiempos y necesidades de cada niño. A la vez no los subestima: es genial ver cómo ellos mismos eligen los materiales que les interesan y son acordes a su aprendizaje. Así como también descansan cuando lo necesitan y enseguida solos vuelven al aula”, cuenta.
El CI y el PBI: dos cifras que se miran con la misma lupa
“IQ and the Wealth of Nations”, en español “Coeficiente Intelectual y la Riqueza de las Naciones”, es un libro que un psicólogo y politólogo realizaron en 2002 a partir de una investigación sobre 113 países para determinar dónde hay mayor cantidad de superdotados con la hipótesis de que existe una relación estrecha entre el PBI de un país y el coeficiente intelectual medio de sus habitantes. Los autores muestran las diferencias en el CI promedio son responsables en parte de la economía de un país. De la misma manera, creen que un PBI bajo puede hacer disminuir el CI medio.
Siendo la media del coeficiente intelectual de 100, en los primeros puestos del estudio aparece Hong Kong, con 107, Corea del Sur, de un CI medio de 106, y Japón, en el tercer lugar con 105. Las peores posiciones fueron para el continente africano, varios de los países que lo integran ubicaron los últimos puestos, como Santa Lucía (62), Mozambique (64), Gabón (64) o Guinea Ecuatorial, que ocupa el último puesto con 59. Argentina se encuentra en el puesto número 15 con un promedio de coeficiente intelectual de 96 junto a otros como Rusia, Ucrania, Uruguay, Vietnam y Portugal.
De Mozart a Tarantino, vida y obra de CI elevados
En la historia de las ciencias y las artes hay varios nombres famosos que resuenan por sus obras y que demostraron sus altos coeficientes intelectuales. Wolfgang Amadeus Mozart aprendió a tocar el clavicordio a los tres años, y a componer a los seis. Albert Einstein es el científico más conocido e importante del siglo XX. Galileo Galilei fue un astrónomo, filósofo, matemático y físico, que ideó la primera ley de movimiento.
Sin embargo, el CI sigue siendo un número y las personas que tienen una cifra de CI mayor a 100 no sólo se encuentran en los ámbitos científicos. Famosos como Sharon Stone, la actriz que interpretó el protagónico de Bajos Instintos, Geena Davis, la actriz de Thelma y Louise, y Natalie Portman, ganadora del Oscar como mejor actriz por sus papel en Cisne Negro, son conocidas además por sus altos CI. El director de Pulp Fiction Quentin Tarantino tiene un CI de 160 puntos. Al igual que Woody Allen, es de los pocos directores que se involucran en todo el proceso de producción de una película: desde el guión, pasando por la dirección de actores y la elección de la banda sonora. Matt Damon es profesional en filología inglesa de Harvard y ganó el Oscar a mejor guión con Good Will Hunting. Shakira, la cantante colombiana, a los cuatro años ya escribía canciones y a los 15 tenía su primer disco. Tiene 141 de CI y sabe español, inglés, portugués e italiano. La actriz estadounidense Kate Beckinsale estudió literatura francesa, alemana y rusa en la Universidad de Oxford. Incluso Paris Hilton, conocida por ser la heredera del emporio Hilton y su reality “A simple life”, posee un CI de 141.
SOCIEDAD
“La Catedral de Francisco”
Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.
Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.
Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.
Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene”. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.
Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.
Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.
A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.
El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera.
Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.
SOCIEDAD
Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso
La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.
Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”.
De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.
Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura.
Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.
Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.
Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.
“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.
Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.
Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas.
“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Además en ETER DIGITAL:
Consumo de alimentos procesados: el tabaquismo del siglo XXI
SOCIEDAD
Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF
En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.
“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información.
Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios.
La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados.
La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes.
A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”.
“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”.
Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.
A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80.
Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Además en ETER DIGITAL:
María José Castagna
01/01/2023 at 8:29 pm
Soy supervisora de secundaria gestión estatal. Debo recomendar una escuela para una familia con un estudiante de 11 años con “Altas capacidades intelectuales”. Sin embargo, la familia no podría pagar una escuela privada. Hay alguna opción de aplicar a una beca en esa u otra institución? Agradezco desde ya su respuesta. Atte.