SOCIEDAD
CAMBIAR PARA QUE NO CAMBIE NADA

Un racconto por las modificaciones en la legislación argentina sobre drogas prohibidas, que sigue penalizando al consumidor y no detiene el avance del negocio del narcotráfico a gran escala.
Por Magdalena Caviglia y Andrea Roques Zeballos
Desde su sanción en 1989, la Ley de Estupefacientes despierta polémica. Lleva 25 años en vigencia pero nunca dejó de ser cuestionada por su finalidad moralizante y por presentar oposición con ciertas garantías constitucionales. Su vigencia tampoco tuvo efectos determinantes en el desafío de frenar el avance del narcotráfico y se acumularon en el camino fallos oscilantes que no simbolizaron cambios sustanciales ni modernizaron la legislación. Un racconto de sus cambios con sus efectos relativos.
CAUSA DE LA NADA
Año 1981. La policía allana el domicilio de Gustavo Bazterrica, músico de Charly García y guitarrista de Los Abuelos de la Nada. Le incauta una cantidad escasa de sustancias para consumo personal y por ello es condenado por los tribunales a una pena de multa y prisión. El país transitaba los últimos años de una dictadura militar sanguinaria, plagada de violaciones a los derechos humanos.
En 1986, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaraba la “inconstitucionalidad” de la persecución por tenencia de estupefacientes para consumo personal, respaldada por el artículo 19 de la Constitución nacional que protege la privacidad y libertad de los individuos -siempre y cuando no lesionen a terceros-. Esa decisión pasó a la historia como el “fallo Bazterrica”. Aún así, en 1989 el Congreso aprobó la sanción de la ley 23.737, que en su artículo 14 señala que cualquier persona que tuviera estupefacientes puede ser reprimida con cárcel y multa.
IDA Y VUELTA DE PARCHES
En la Ley de Drogas de 1974 no había diferencia entre la tenencia para uso personal y la simple; es decir, todos quedaban bajo la misma figura con igual penalidad. La 23.737 definió una condena atenuada para la tenencia y cultivo destinados al consumo propio. En 1990, la Corte Suprema hizo caso omiso del “fallo Bazterrica” y ratificó la sentencia a tres meses de cárcel en suspenso para Ernesto Montalvo, quien llevaba 2,7 gramos de marihuana al momento de ser detenido, aunque se determinó por la escasa cantidad que era para él.
En 2009, la Corte retomó lo antedicho en la sentencia del guitarrista de Los Abuelos de la Nada y resolvió por unanimidad, a través del “fallo Arriola”, la inconstitucionalidad del artículo 14 de la ley 23.737. Los jueces argumentaron que el enfoque punitivo fracasó porque el comercio de drogas aumentó a pesar de haberse castigado a los consumidores durante 18 años. Agregó que el usuario es una “víctima” del tráfico y que castigarlo concluye en su revictimización.
Desde este último fallo fueron presentados ante la Cámara de Diputados distintos proyectos que proponen modificaciones, en general orientadas a la despenalización del consumo. Pero, cuando la situación de la Argentina se acercaba a ese punto, llegó el cambio: el presidente Mauricio Macri le declaró la guerra al narcotráfico. ¿El marco? Una política de drogas impulsada por Estados Unidos que actúa por fuera de las fronteras de ese país a través de la Administración para el Control de Drogas (DEA) y que, a pesar de haber sido desacreditada por los organismos internacionales de derechos humanos, criminaliza a los usuarios y a los últimos eslabones de la cadena del negocio.
“Argentina se aparta de las principales recomendaciones de los expertos acerca de la necesidad de variar su política en materia de drogas. El imaginario de que si el país llegara a ganar esta guerra contra el narcotráfico se convertiría en el primero del mundo en lograrlo, nunca se hará realidad”, sostuvo a Bondi Mario Juliano, juez del Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 de Necochea quien pasó a la “fama” mediática por admitir que su hija cultivara marihuana.
El ejemplo del fracaso de esa política bélica, según el magistrado, “es el de México. Lejos de ganar la batalla, las consecuencias fueron terribles: las cifras aztecas se elevan a 30 mil desaparecidos, más de 100 mil muertos y otros 200 mil desplazados desde su inicio. Una catástrofe humanitaria que no puede ser de ningún modo comparada con los perjuicios ocasionados por el consumo indebido de sustancias”.
MUÉSTREME SUS DOCUMENTOS
Según el último informe elaborado por la Fiscalía Federal N°6 sobre las causas ingresadas por fuerzas policiales en noviembre de 2015, más de la mitad corresponde a infracción de la ley de drogas. Dentro de esa mitad, un 70 por ciento fue por tenencia para consumo personal y todos los casos terminaron con el sobreseimiento de los imputados (por aplicación del fallo Arriola).
En relación a esta estadística, el titular de esa fiscalía, Federico Delgado, explicó a esta revista: “Una causa por tenencia simple de drogas exige que un policía detenga a una persona en la calle, que convoque dos testigos, haga una pericia sobre la droga, que todo eso lo escriba en una carpeta que se llama ‘sumario’, que esa carpeta pase a un juez y a un fiscal, que la lean, cumplan ciertos pasos burocráticos y después exculpen al detenido, muchas veces sin verle la cara”.
Además se refirió al abarrotamiento de los juzgados por causas de este tipo: “La ley de drogas es vieja. La sociedad cambió. Los hábitos, las costumbres y los problemas cambiaron. La tenencia o el consumo es un problema de salud pública y el narcotráfico está atravesado por comportamientos criminales. Si la ley hiciera esa distinción, podrían enfocarse los recursos de la Justicia en los grandes casos y no dilapidar energía, tiempo y dinero en la criminalización de los pequeños consumidores”.
Por otro lado, el informe del fiscal sostiene que en el modo en que la Policía Federal detecta estas actividades prevalece el justificativo de la “actitud sospechosa”. Según sostiene el juez Juliano, “las fuerzas de seguridad actúan así porque hay una ley que lo admite, y el día que no exista van a buscar otro argumento para seguir haciendo control poblacional, es decir contra determinada categoría de ciudadanos que la policía considera ‘sospechosos’ y que coinciden con un sector particular de nuestra sociedad: jóvenes, marginales, sin trabajo, con una determinada apariencia física, vulnerables en general. La actividad de control en espacios públicos está orientada fundamentalmente a estos grupos y esto no es novedoso”.
A 30 AÑOS DE BAZTERRICA
El 29 de agosto de este año, un grupo de 265 magistrados de todo el país, integrantes de la Asociación Pensamiento Penal (APP), presentaron en el Congreso un documento en el que manifiestan la necesidad de un debate legislativo para llegar a la sanción de una nueva ley de drogas. “Nosotros planteamos, respecto del cannabis fundamentalmente, que el Estado adopte una política pública similar a la que tiene con otras sustancias quizás más nocivas, como el tabaco y el alcohol”, explicó Juliano, quien además dirige esa organización.
La iniciativa propone modificaciones, como la anulación de tratamientos desintoxicantes como penalidad, ya que estos no se ajustan a los estándares en materia de derechos humanos, y reglamentar la Ley de Abordaje Integral de Consumos Problemáticos (Plan IACOP), sancionada en 2014.
Además, recomiendan contemplar la posibilidad de aplicar a las “mulas” la Ley de Trata de Personas, por su condición de posibles víctimas y con el fin de reducir las penas, buscar alternativas al encarcelamiento para delitos no violentos y políticas de amnistía e indulto. Y por sobre esto, la iniciativa plantea “garantizar el acceso a las sustancias actualmente prohibidas, a las personas que las precisen con fines médicos, terapéuticos o paliativos del dolor”. En particular, quienes llevan al frente el reclamo por la despenalización del cannabis para uso medicinal son los integrantes de Mamá Cultiva, una ONG constituida por madres y padres de chicos con epilepsia refractaria, cáncer y otras patologías que no vieron mejoras con fármacos tradicionales; y Cannabis Medicinal Argentina (CAMEDA), una asociación civil integrada por profesionales de la salud, abogados, pacientes y cannabicultores. Si bien más de cien familias ya fueron autorizadas a importar aceite de cannabis por la Administración Nacional de Medicamentos (Anmat), aún faltan decenas a quienes la ley considera “criminales” por cultivar.
SOCIEDAD
“La Catedral de Francisco”
Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.
Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.
Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.
Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene”. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.
Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.
Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.
A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.
El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera.
Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.
SOCIEDAD
Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso
La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.
Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”.
De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.
Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura.
Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.
Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.
Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.
“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.
Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.
Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas.
“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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Consumo de alimentos procesados: el tabaquismo del siglo XXI
SOCIEDAD
Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF
En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.
“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información.
Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios.
La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados.
La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes.
A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”.
“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”.
Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.
A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80.
Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Además en ETER DIGITAL: