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“CONOCÍ CASI TODAS LAS PROVINCIAS GRACIAS AL FÚTBOL”


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Eduardo Scasserra recorrió el país detrás de la pelota.  El mediocampista, que actualmente juega en Villa Mitre de Bahía Blanca, describe cómo es la vida de un jugador del Ascenso y las dificultades diarias. Y destaca uno de los mejores goles que logró: se recibió de corredor y martillero público.  

Por Marco Castro y Sol Gancedo

Un nómade del fútbol, de temple tranquilo y con infinidad de vivencias por contar. Nació en Azul, provincia de Buenos Aires, pero lleva la mitad de su vida recorriendo canchas y ciudades de todo el país. Eduardo Maximiliano Scasserra juega como volante en Villa Mitre de Bahía Blanca, en su carrera pasó por Racing (Olavarría), Unión Aconquija (Catamarca), UAI-Urquiza, San Telmo, Central Córdoba (Santiago del Estero) y Cipolletti (Río Negro).

“Estoy agradecido de haber jugado en casi todas las provincias y lugares que me permitió conocer este deporte, porque la verdad es que conocí todas las provincias gracias al fútbol. Te quedan amistades, conocidos, es lindo porque el día de mañana, esto se corta y te queda gente que siempre te invita, como Santiago del Estero o Salta y está bueno”, expresó el volante de 33 años.

Entre los clubes más populares del interior por donde pasó se encuentra Central Córdoba de Santiago, actualmente en la Primera División pero que tuvo que luchar desde el Federal A para llegar a la máxima categoría. Sobre su paso por el Ferroviario, afirmó: “Me sentí muy cómodo en Santiago del Estero, me trataron muy bien y siempre los recuerdo con mucho cariño. La gente de ahí me expresa el cariño y el reconocimiento. Si bien no se encontraron los objetivos, el rendimiento personal fue bueno y me quedó un buen recuerdo”.

En su trayectoria, Eduardo Scasserra contrapone instituciones con idiosincrasias distintas, es el caso del popular club santiagueño con la UAI-Urquiza. Esto también significó todo un desafío a Eduardo, no sólo en lo deportivo sino también en lo individual y así se refirió: “Fue una decisión personal que me convenía venir a jugar al área metropolitana. En la UAI Urquiza me fue bien, y sin ser un club tan popular como el de Santiago, la pasé muy bien y fue un crecimiento  importante porque gracias a UAI Urquiza tengo un título universitario y muchas otras cosas que no se valoran, en la vorágine no te das cuenta”.

Sobre su carrera paralela al fútbol, Scasserra agregó: “Cuando me senté a hablar con ellos me ofrecieron la oportunidad de estudiar en la universidad sin ningún costo, becado al 100%. El hecho de que te valoren el crecimiento humano y que tengas esa oportunidad, era importante. Si bien, gracias a Dios, en Argentina tenemos universidades públicas, también lo podría hacer, pero el hecho de estar en la misma universidad del club, también contemplaba concentraciones. Era una mano para decirte ‘podés seguir formándote’, por eso el mismo día que firmé contrato con la UAI, crucé enfrente y me inscribí, no lo dudé. Tardé un poco más, porque en el medio corté y me fui a Unión Aconquija pero volví, el club me reconoció y me volvió a becar, aún no estando en la UAI y terminé mi carrera de Corredor y Martillero Público. Eso la verdad que tengo agradecerlo por cómo se portaron conmigo y hacerme crecer en ese lado”.

Eduardo explica que no fue fácil estudiar y trabajar pero que pudo finalizar esta etapa producto de la perseverancia. En el medio estuvo su estadía en Catamarca tras fichar en Unión Aconquija.

-¿Cómo fue esa vivencia en Catamarca?

-Una experiencia muy distinta de lo que pueden pensar. Vivíamos todos en un hotel a dos mil metros de altura, todos juntos, muy pocos estaban con sus familias. Era volver un poco a la pensión de cuando eras chico. Después conocí una provincia muy distinta a todas las demás. Allá hay chicos que están detrás de la montaña y tienen que hacer un montón de metros caminando para que alguien los pase a buscar en una combi, y viajar en combi a la escuela.

-¿Cómo viviste los últimos meses en Catamarca?

-Atípico porque vivíamos todos juntos, era un equipo joven que tenía apoyo de la gobernación, pero de a poco se fue escaseando y eso hizo que en mi última etapa no pudiéramos cobrar. Eso generó que se bajara el rendimiento deportivo, porque muchos chicos abandonaron el proyecto, se tuvieron que ir a trabajar porque había familias atrás y quedamos pocos hasta el final. Aun así me quedé hasta el último día, cuando yo inicio un proyecto me gusta terminarlo.

-¿Cuál es la anécdota más fuerte?

-Una vez chocamos contra un camión de ésos que traen caballos atrás y quedamos al borde del precipicio. Casi nos caemos, reventaron los vidrios y me cayeron encima. Ese colectivo ya no tenía frenos, nos jugábamos un poco la vida.

Antes de recalar en su actual equipo, Villa Mitre de Bahía Blanca, el volante comentó su paso por un grande de la Patagonia, Cipolletti, y así lo recordó: “Es un club muy lindo, muy convocante y tiene mucho apoyo, por eso es tan rico el fútbol en el interior. Yo llegué en un campeonato iniciado, éramos dos refuerzos nada más y fue un gran desafío para mí. Fui porque sabía que era una oportunidad bárbara, así que tuve cuatro semanas o cinco adaptándome a un equipo que ya estaba, que venía mal. Empecé y terminé jugando, hice goles y recibí cariño de la gente, estuve seis meses, pero fueron bárbaros la verdad. Dejé por ahí la posibilidad de continuar para irme a Villa Mitre, que tenía la misma idea, que venía peleando y yo en Bahía Blanca tengo familiares, al siempre andar de acá para allá lo acepté rápido porque es un club que combina las dos cosas”.


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