El actual arquero de Deportivo Riestra sufrió una lesión en el hombro izquierdo en septiembre de 2019, cuando atajaba en Gimnasia de Jujuy, fue intervenido y luego de 13 meses sin jugar aguarda con entusiasmo la vuelta del fútbol del Ascenso.
Por Inés Irazu y Luis Puig
Carlos Morel quedó libre en julio de Gimnasia y Esgrima de Jujuy y hace un mes que comenzó a entrenarse con Deportivo Riestra, en la que será su segunda etapa en el club. Con 33 años, aguarda con ansias el inicio del torneo de la Primera Nacional tras haberse sometido a una operación en su hombro izquierdo por la ruptura del rodete glenoideo anteroposterior. Fue intervenido por el médico Daniel Stumbo, médico de Vélez Sarsfield, el 9 de octubre de 2019.
-¿Cómo te afectó la pandemia del Covid-19 como jugador de fútbol?
-Afectó mucho en lo físico, lo mental, pero uno tiene que estar preparado. Mi trayectoria me enseñó que uno tiene que ser fuerte de la cabeza. El puesto te exige eso, ser duro y estar a la orden siempre. Quedaba una semana para que me den el alta y justo pasó lo de la cuarentena y ya nos quedamos encerrados.
-¿Retomaste en ese momento los entrenamientos con tus compañeros? ¿Empezaron de manera virtual?
-No, Gimnasia y Esgrima de Jujuy directamente se desligó. Cada uno hacía su entrenamiento aparte. Yo me encargué de hablar con un profe amigo, con el que lo manejamos por Zoom.
-¿Hubo algún contacto del club, apoyo psicológico o económico?
-Siempre me fueron preguntando cómo iba el tema de la cirugía, si visitaba al médico, pero como futbolista y con lo que respecta a entrenamientos, no hubo contactos. Por otra parte, como se podía, seguimos cobrando.
Cabe recordar que la lesión de Morel se produjo en el encuentro ante Tigre, el 8 de septiembre de 2019, en el estadio 23 de agosto. El arquero disputó tan sólo cinco encuentros oficiales con la camiseta “albiceleste”. Su último partido fue el 14 de septiembre en la derrota por 3 a 2 ante Defensores de Belgrano, donde volvió a ser titular y se resintió de la dolencia sufrida en el encuentro anterior.
-Dado que en julio finalizó tu contrato con Gimnasia y Esgrima de Jujuy, ¿cuál es tu situación actual?
-Mi contrato finalizó en julio, pero ahora arreglé con Deportivo Riestra otra vez. Hace un mes que comencé a entrenar en el club.
-¿Cómo quedó la relación con tus ex compañeros y cuerpo técnico? ¿Cómo terminó el vínculo con los dirigentes?
-Muy buena. Lo que pasa es que también llegó “Cacho” Sialle hace muy poco, no tuve la suerte de tener tanta relación ni confianza con él. Dentro de lo poco que lo vi fue buena y con el profe también. En cuanto a los dirigentes bien, se habló lo que correspondía. Se llegó a un acuerdo, me preguntaron cuándo tenía el alta médica y nada más.
-Te tocó enfrentar a Riestra con la camiseta de Gimnasia de Jujuy el año pasado, ¿cómo fue ese partido y cómo vivís esta vuelta?
-Ese partido fue bastante especial, estuve tres años y medio en Riestra. Ascendí dos veces, así que fue especial para mí. Con respecto a la vuelta, fue muy linda. No de la forma que esperaba, pero es lindo volver a un club donde tenés muchos amigos y la pasaste bien.
-¿En qué momento como futbolista te agarra este regreso?
-Me estoy poniendo a punto. Luego de la cirugía, en cuarentena entrené algo de arquero, pero no tan específico. Me tomé las primeras dos semanas para ponerme bien, agarrar confianza y ahora ya estoy.
-¿Cómo están tus compañeros? ¿Cuáles son las expectativas ante esta nueva etapa?
-Lo que tiene Riestra es que nunca dejó de entrenar. Ellos en todo lo que fue la pandemia, cada uno tenía su material en la casa, no pararon nunca. El club les extendió los contratos a todos hasta diciembre, algo que fue publicado a poco de iniciar la cuarentena obligatoria, así que mis compañeros están en muy buen estado. Lo único que les faltaba era el campo. La idea del club siempre fue la misma, pensar en progresar y subir de categoría. Como se sabe, es una institución muy ordenada que quiere estar arriba y pelear siempre los campeonatos.
El ex Chacarita, entre otros, inició su carrera deportiva en el “Xeneize” en 2008 y contó cómo fue su experiencia: “Cada vez que iba gente de Boca a las provincias, yo llegaba tarde porque siempre veía el diario tarde. Tengo un padrino que vive en Buenos Aires y un día me llamó porque me había conseguido una prueba y dije: ‘Voy de cabeza’. Me mandé con mi viejo y me hicieron la prueba a mí solo. Tuve suerte porque suelen ser un montón de pibes que se van a probar. Me hicieron volver en las vacaciones de invierno, estuve una semana en la pensión y, al otro año, me llamaron para que me quedara”.
“Tengo muchos recuerdos porque ahí viví todo. El primer año llegué y me fui a Uruguay a jugar a un campeonato. Al siguiente me tocó ir a Holanda, Alemania y al otro a Japón. Después a Costa Rica. Me la pasé conociendo lugares que jamás en mi vida imaginé. Uno en Chaco no piensa que va a conocer Japón, por ejemplo. Y después, tener el día a día con Juan Román Riquelme o Martín Palermo, es algo muy loco que uno lo soñaba, y lo pude vivir. Pasé de tenerlo todo a no tener nada porque cuando salí del club estuve seis meses sin jugar. Me fui a probar a la Cuarta de Chacarita y ahí te hacían llevar tu ropa y toalla, si era que te podías bañar en el lugar”, recordó el arquero argentino.
Con la particularidad de haber jugado en cuatro categorías del fútbol argentino (Primera División, Segunda, Tercera y Federal A), su primer partido en el club Don Orione, de Barranqueras, su ciudad natal en Chaco, fue de centrodelantero, aunque como suplente. Era muy chico y cuenta que como vio que el arquero era muy bueno, eligió jugar de delantero. Tiempo después, en un campeonato de barrio, su entrenador lo vio atajar y le dijo: “Vos sos arquero”.
-En el transcurso entre la lesión, la posterior operación, luego la pandemia y la consecuente cuarentena, ¿hubo algún momento en el que se te haya cruzado por la cabeza retirarte?
-Sí, obvio, tenés mucho tiempo para pensar y eso es lo malo. Más de una vez. Ahora yendo a entrenar con mis compañeros les dije, pero bueno, las ganas, las fuerzas uno las saca de adentro y va para adelante.
-¿Te da ganas de seguir relacionado al fútbol una vez retirado, ser entrenador o alguna otra función?
-Mi idea es ser entrenador de arqueros. Me gusta mucho lo que es el día a día con el puesto y su entrenamiento.
-Si te pusieras hoy en la piel de un entrenador, ¿en qué pensás que se debe enfocar con respecto a la preparación de un arquero?
-Quedaron a la vista los fallos de los arqueros en muchos partidos. Más que nada por el tiempo a las distancias. En los primeros encuentros de la Copa Libertadores o de afuera, se veía mucho el fallo del arquero con el tiempo a la pelota. Nosotros no necesitamos correr los kilómetros que los jugadores corren. Requerimos movimientos cortos, rápidos y reflejos.
-¿Cómo ves a la Selección y el recambio que decidió hacer el técnico Lionel Scaloni?
-Argentina siempre se caracterizó por tener muy buenos arqueros, tanto a nivel local como internacional, hay muchos. Los que están, los veo bien. Es injusto también porque juega uno solo, pero así es el puesto. Míralo a “Chiquito” Romero cuántos años estuvo y atajó siempre él y atrás tenía a muchos.
-¿Quién era tu referente de chico?
-En ese momento el “Mono” Navarro Montoya, encima yo fanático de Boca, coleccionaba todo. De más grande, mi ejemplo a copiar era Óscar Córdoba. Su presencia, personalidad dentro de la cancha, potencia de piernas. Otro estilo.
-¿Cuáles creés que son tus virtudes?
-Todos los días tenés algo para aprender o mejorar. Muchos compañeros me han dicho: “Atajás vos, yo me quedo tranquilo, vos me transmitís seguridad y tranquilidad. Si me pasa un contrario y veo que estás vos en el arco ya está, sé que no es gol”. Esa confianza, me agrandaba más. Si un arquero entra confiado y sabe que su equipo está tranquilo con él es buenísimo, y más si el técnico te da la confianza.
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