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Cynthia García: “Me costó muchos años ejercer el periodismo que quería hacer”


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Periodista con 30 años de trayectoria en los medios de comunicación, Cynthia García habló con Eter Digital de sus comienzos en el oficio, las convicciones, los haters y su pasión por la radio.


Otro programa más de La García Radio por AM 750 acaba de pasar cuando Cynthia García, una periodista de 50 años y casi 30 de trayectoria, oriunda del jardín de la República, Tucumán, sale del estudio a hablar con su productor. Colega de reconocidos periodistas como Victor Hugo Morales, partícipe de programas bisagra en la televisión argentina como 6, 7, 8, productora en su momento de Chiche Gelblung y ahora de su propio programa, García saluda y se sienta para dar inicio a la entrevista, repasando su carrera, su vida y, como no puede faltar, hablar sobre política, periodismo y actualidad.

Su interés por el periodismo se remonta a la escuela secundaria, en el instituto Esteban Echeverría, situado en Munro, conurbano bonaerense. En el preludio de su llegada a Buenos Aires, el contexto familiar era igual al de cualquier familia que atravesó la época de la hiperinflación, previa al menemismo. Su padre, un camionero de trayectos a larga distancia, recorría todo el país. La economía familiar genera la decisión de mudarse a Carapachay, Vicente López, cerca de la sede del trabajo del patriarca García. “Había hecho hasta la primera mitad de segundo año de secundaria en Tucumán, y arranco mitad de segundo año en Vicente López”.

-¿Cómo era tu colegio?

-Era interesante, porque en el cuerpo directivo habían familiares de desaparecidos, y se generó un cóctel de información en derechos humanos. Yo me acuerdo que una de las primeras películas que vimos en 2do año fue “La Noche de los Lápices”, y se empieza a armar una movida estudiantil sobre los derechos humanos. Pensá que, en ese entonces, todavía estaban las leyes de impunidad, y así empezó a forjarse una revistita estudiantil, yo la dirigí, y la hacíamos con los preceptores, que eran pibes de veintipico de años.

Cuál sería su futuro profesional no fue una decisión tan ligera de tomar, ya que su madre era abogada, carrera que dos de sus hermanes seguirían años más tarde. Su profesor de Educación Cívica, de apellido Salerno, fue clave para la decisión laboral. “Él me dijo ‘vos tendrías que ser abogada’, y sin dudarlo le respondí ‘yo quiero ser periodista’. Igual terminó teniendo razón, porque luego de estudiar periodismo, hice la carrera de abogacía para perfeccionarme en periodismo político y judicial. Ese profesor me marcó mucho, él era abogado de casos de lesa humanidad y fue sobreviviente de la dictadura. Me incentivó a estudiar periodismo con un enfoque militante desde el inicio, aún sin saberlo”.

-Ya que mencionas que habías empezado a buscar el periodismo militante, ¿cuándo adquiriste tus convicciones políticas?

-Siempre, siempre. Justamente porque en mi casa se hablaba mucho de política, mi mamá es radical alfonsinista, mi papá es más peronista, pero eso (su militancia) se forjó en esa secundaria. Ya sabía que mi militancia era por los derechos humanos, antiliberal. Con nuestros preceptores y maestros hacíamos tareas sociales y eso, más lo que veíamos en clase, ya me daba una perspectiva para pararme en pensar lo político desde lo comunicacional.

-¿Cómo fueron tus inicios dentro del periodismo?

-Fue duro. Me llevó muchos, muchos años ejercer el periodismo que yo quería hacer. Tenés que posicionarte en lo que era la década de los 90’, lo que era ser mujer en esa época. Tuve la generosidad de grandes conductores con los que tenía grandes diferencias también.

Uno de esos conductores fue Chiche Gelblung, en Radio Libertad. Con práctica, fue aprendiendo a producir contenidos en radio, hasta entrados los 2000. Para García, la mejor escuela es la del ejercicio y la producción periodística. Dicho labor rindió sus frutos, y su nombre trascendió a los oídos de la productora Promofilm, que la contactó para el talk show Causa Común con María Laura Santillán en Canal 13. ¿El único inconveniente? Nada de eso era el tipo de estilo periodístico que ella quería hacer.

-Yo pude ejercer y lograr un engranaje completo con lo que quería hacer en 2007 con Víctor Hugo. Ahí arrancó mi carrera, en primera persona frente a un micrófono. Antes había hecho ya en 2006 informes en un programa en Continental, y  estaba muy bien, pero ¿viste cuando te preguntás si estás haciendo lo que querés hacer? Bueno, eso fue a partir de 2007, cuando empecé a hacer de columnista de Víctor Hugo y productora del programa La Mañana en Continental.

-¿Y qué diferencias, hoy en día, notás trabajando como periodista en radio y en televisión? ¿En cuál de los dos medios te sentís más cómoda?

-Yo soy radio, de hecho, mi arroba en las redes sociales es cyngarciaradio, porque Cynthia García es un nombre de lo más común (entre risas). Entonces había que buscar un nombre y cuando intenté buscar un nombre que me identificara en redes, yo me identifico con la radio. Para mí, conducir un programa en la primera mañana radial es lo mejor que me puede pasar en la vida. Yo soy feliz en un estudio de radio, para mí es mi casa, me siento como mi casa. Tengo, inmediatamente, los multilenguajes que tiene la radio, vos en la radio estás hablando y, en paralelo que hablás, hacés señas, y yo en paralelo tejo, entonces yo puedo estar tejiendo y haciendo una entrevista sin perder para nada la atención, sino todo lo contrario, y mirando al operador y comunicándome con multilenguajes radiales, y es ahí donde me siento comodísima. La televisión me gusta, me cuesta más, hay toda una cuestión de la producción de imagen y el tiempo que lleva esa producción, pero soy consciente de la repercusión que tiene la televisión y también está bueno, aunque a veces no está bueno (risas). He sufrido estar en televisión.

-¿Por qué has sufrido?

-Por esto de trabajar en formatos que no eran lo que yo quería hacer, porque los formatos televisivos muchas veces requieren un nivel de simpleza. A mí me interesa comunicar simple. Pero sin renunciar a la complejidad, o sea, transmitir de manera sencilla lo complejo, pero hacer que se entienda. A mí no me interesa ejercer la comunicación para llenar minutos de aire de radio ó de televisión, y muchas veces la televisión, por la lógica, requiere que llenes minutos, y te exige un nivel de simplismo, que a mí me conflictúa. Porque, en la televisión lo que es fuerte es la imagen y, además, es una televisión de zócalos, entonces muchas veces lo que vos decís, está atravesado por lo que dice el zócalo, y mucha gente mira en silencio la televisión. Es más difícil trasladar ideas y comunicar en ese medio. También es cierto que hay momentos donde se abre la luz comunicacional y uno puede desarrollar una idea y esa idea tiene mucha repercusión. Es como una eterna disputa interna que la voy llevando, a veces mejor, a veces peor.

-Hablando de disputas y, sobre todo, referido con la televisión, trabajaste con Gelblung y ahora estás con Carlos Maslatón: ¿tuviste conflictos con colegas dentro de los medios?

-No del lado personal, siempre desde las ideas. Hay personas con las que te llevás bien y con las que no, pero nunca desde un foco personal. Con Maslatón no hay problemas, todo lo contrario, es un tipo de lo más agradable. Está en las antípodas de lo que yo pienso y la discusión política es seria y profunda, pero nunca es personal.

-¿Qué experiencias agradables en los medios con colegas destacás?

-Destaco el día a día con el grupo humano con el que trabajo. Éste programa, La García, es mi casa. Tengo una cosa de “maternar” a los grupos con los que trabajo, eso es porque soy la hermana mayor de cinco hermanes.

-En el periodismo se ve muchas veces el apoyo de la gente, pero también con el amor llega el odio, y aparecen los haters, en redes sociales o incluso en el mundo físico. ¿Cómo tuviste que lidiar con eso?

-Con terapia. Para lo bueno y para lo malo. Esto me pasó en 6, 7, 8. También hay que lidiar con el amor, te podés comer la curva de creértela. Muchas sesiones de terapia son sobre balancear el amor y el odio. A mí me costó mucho laburar que la gente se me acercara a pedirme una foto, porque me exponía, la gente me agarraba del brazo y me decía “gracias” y yo pensaba: “¡No me tenés que agradecer!”. Y entendí que había mucha gente que se sentía identificada, y es muy fuerte sentir que tu palabra genera representación en otres y eso hay que laburar para que no te explote el ego.

Como ejemplo para preguntarle sobre la violencia que un periodista puede recibir, apareció la charla de Eugenia Rolón, community manager en redes sociales de Javier Milei, en ETER, donde habló de muy mala forma sobre los detenidos desaparecidos y sobre los delitos de lesa humanidad. García había vivido algo similar en 2012 en la marcha opositora del 8N. Sus consejos para lxs nuevxs periodistas o quienes están en formación fueron no perder la calma nunca y no personalizar ningún tema: “¿Para qué comunicamos? Para arrojar luz, revelar situaciones y generar saberes”. Luego, pensar un “¿para qué?” respecto al foco informativo que un/a periodista quiera dar con su trabajo, y escudarse en eso.

-¿Cómo describirías a Cynthia García?

-Me describiría como una luchadora, como una comunicadora popular, como una sobreviviente, literal. A los 5 años sobreviví a un balazo en el pecho de arma de fuego, que estaba en la casa de mi abuelo, me pegaron un disparo. Creo que eso me ha marcado como una sobreviviente y como una periodista, que hace el intento todos los días del ejercicio comunicacional.


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