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Juan Manuel Karg: “Preocupa la manifestación antipolítica desde la política”


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El politólogo Juan Manuel Karg publicó Lula: de la cárcel a la presidencia, donde repasa los acontecimientos que llevaron al líder latinoamericano a su tercer mandato presidencial. Los paralelismos con la política argentina y el proceso de escritura de una investigación.


Juan Manuel Karg, politólogo y magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos por la Universidad de Buenos Aires, propone en su primer libro Lula: de la cárcel a la presidencia, lanzado el pasado septiembre por ediciones Futurock, una mirada cronológica, amplia y crítica sobre los acontecimientos que llevaron al líder latinoamericano a obtener su tercer mandato presidencial en el 2022 tras pasar, injustamente, 580 días preso en una celda de 15 mts2 en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba. 

El autor, también columnista en Radio Nacional y en Futurock, enlaza los acontecimientos políticos de la potencia latinoamericana con un fenómeno global latente: el crecimiento de la ultraderecha de la mano de la violencia política. Lo hace meticulosamente, característica que se atribuye por ser virginiano. Karg profundiza en estos hipervínculos que, dada la reconfiguración geopolítica actual, resultan necesarios para intentar encastrar algunas piezas.

El paréntesis que elige Karg, quien se dedica hace más de una década al periodismo político internacional, gira en torno al “camino del héroe” del dirigente petista. El autor no escatima en pluralizar las voces como tampoco en historizar y contextualizar: la  narración cronológica invita, con una lectura amable, a entender el cómo, el cuándo y el porqué de los hechos. Los capítulos son una suerte de rompecabezas. Se destaca, a lo largo de todo el libro, la caracterización de Lula: articulador, “integracionista por convicción”, pasional, magnético, vital, persistente y transformador. Hoy, 20 años después de su primera presidencia, volvió a la centralidad de la escena política brasileña e internacional.

-Si bien el libro describe desde la entrega de la banda presidencial de Lula a Dilma Rousseff en el 2011 (luego de dos mandatos, 2003-2007 y 2007-2011) hasta la última elección del 2022 que consagró al líder petista ganador, termina con el asalto bolsonarista al Planalto de enero 2023. ¿Por qué?

-Al final quise escribir una alerta: el intento de golpe de estado por parte del bolsonarismo con la toma de los tres palacios. Los resultados de las elecciones fueron muy reñidos, es algo interesante para analizar viendo el fenómeno de la Argentina. Tanto Donald Trump como Jair Bolsonaro se van del gobierno con alta aceptación electoral y con dos intentos de asalto a las instituciones estatales: el Capitolio en EEUU y el intento de golpe en Brasil. Hay un signo de época.

-Ante esto, ¿se enciende una alarma en Argentina por la escalada de violencia política, con el intento de asesinato a la vicepresidente Cristina Kircher como materialización de ese proceso? 

-No sabemos qué va a pasar. Preocupa la manifestación antipolítica desde la política. Si bien es cierto que hay diferencias, porque Bolsonaro estuvo 20 años en la Cámara de Diputados y Milei solamente dos años antes de ser candidato presidencial, hay elementos similares. Un eventual gobierno de Javier Milei, en términos de operaciones internacionales, va a ser muy parecido al de Trump como también al de Bolsonaro. Hay un factor muy diferente que es el tema de la economía argentina. La situación actual inflacionaria, Brasil la tuvo en una medida mucho menor. Ahora están en deflación y con el menor índice de los precios de alimentos desde el 2017. Si bien la situación acá es distinta, hay ciertos parámetros similares en cuanto al nacimiento de estas experiencias y el cuestionamiento al sistema electoral.

La autoestima de un pueblo

El libro describe no sólo la resiliencia del actual jefe de estado del país vecino sino que propone una radiografía a la identidad lulista y al pueblo brasileño. “Yo no tengo complejo de vira lata. Yo sé lo que hice por este país”, sostuvo Lula en una de sus tantas presentaciones en Europa. ¿Qué es el complejo de vira lata? Es un término de raíz futbolística que refiere, según su autor, el escritor Nelson Rodrigues, a la “inferioridad en la que el brasileño se coloca voluntariamente frente al resto del mundo”. Luiz Inácio Lula da Silva, un obrero metalúrgico elegido tres veces presidente, es también causa y consecuencia del autoestima de su pueblo: para el autor, Lula es el pueblo y el pueblo es Lula.

-Da la sensación que la ultraderecha Argentina tiene “complejo de viralata argentino”. En LLA afirman que nuestro país es una “mierda”, nuestra moneda “excremento” y reivindican la dictadura militar del 76´.

-Milei repite casi las palabras textuales de Massera (miembro de la Junta Militar de la dictadura de 1976 y director del centro clandestino de detención y tortura ESMA) en un debate presidencial televisado con 40 puntos de rating. Es una postura puramente ideológica. Su vicepresidenta tiene vínculos con la casta militar. Bolsonaro también defendió públicamente el golpe de 64´ a João Goulart diciendo que “evitó que Brasil cayera en manos del comunismo”. Milei usa esos dichos en un país que fue ícono en el juzgamiento de los militares para intentar discutir nuevamente la historia. En los países latinoamericanos hay una especie de patrón en general, el partido militar protagonizó las dictaduras. Cristina, en su momento, habló de “democracias de baja intensidad” para describir el panorama político regional. Por ejemplo, en Perú, ¿qué le importa más a la derecha latinoamericana: la solvencia de liquidez del Banco Central o las instituciones? Hoy estamos viendo una América Latina en desorden, con una pandemia de por medio y consecuente crecimiento de la pobreza. Hay una aceleración de los tiempos, muy dinámica.

-¿Cuánto inciden las redes sociales en esa dinámica de aceleración?

-Lo de las redes sociales hay que complejizarlo. No es lo mismo un vídeo de TikTok que uno de YouTube de tres horas de discusión política. Para informarme veo CNN Brasil por YouTube. Hace 20 años era impensado. Te permite seguir la cobertura de las elecciones desde un sillón en Almagro. A la vez tiene mil falencias, tenés que diseccionar qué información es válida y cuál no. Es un ejercicio que va a tener que hacer el periodismo si quiere persistir como disciplina durante los próximos 10 o 20 años.

-¿Hay que rediscutir los gobiernos personalistas en latinoamérica?

-Ecuador, por ejemplo, es un caso particular porque un líder como Rafael Correa, desde el exilio, sigue dirigiendo el 100% de fuerza política en el país y es reticente, para hacer benévolos, con la ampliación de alianzas. En Argentina es un caso distinto porque la líder de un espacio político está judicializada, sentenciada, sustraída un poco del combate electoral pero eligiendo a Sergio Massa. En Brasil es totalmente distinto porque Lula dice en todo momento: “yo voy, yo voy”. Hay que reconocer que Massa tiene una característica similar a Lula: la persistencia, siempre pide la pelota. Si esto fuera una definición de penales, patea. La política tiene algo de azar también. Hay políticos que han dejado pasar oportunidades y otros que toman la decisión de ir al frente en determinado momento. Hay que buscar la forma para que los viejos liderazgos encuentren un punto medio entre el “estoy en todas las decisiones” y “bueno, me voy apagando de a poco”.

El proceso

-¿Siempre quisiste escribir un libro y te topaste con la historia de Lula o la historia de Lula, que es prácticamente de película, te encontró a vos?

-Escribí una nota para Anfibia en el 2021 sobre Lula después de la liberación. La leyó Federico Vázquez, editor de ediciones Futurock y me dijo que escriba un libro. Acepté.
En los dos años de trabajo pasaron miles de cosas, una de ellas fue la elección en Brasil. Cuando empecé a escribir había dudas de quién iba a ganar, todos tenían chances. El libro nace y se va gestando al calor de un proceso todavía vivo. Quería escribir una bio de una etapa de Lula, si perdía no era lo mismo porque no quería hacerlo sobre Bolsonaro. Alexander Pupo, uno de los grandes colaboradores que tuve en Brasil, hombre cercano a Celso Amorin, asesor de Lula, me dijo luego de la victoria electoral: “Ahora tenés el libro”. 

             Celso Amorin, ex canciller y actual asesor de Lula, sostiene

                    un ejemplar en el Palacio de Planalto.

-¿Es necesario tener disciplina y metodología para escribir? 

-Lo primero que tenés que tener es un plan de vuelo. Un croquis de los capítulos: el libro empieza acá, pasa por acá, termina acá. Obviamente, eso puede mutar. No tengo la constancia de poder concentrarme y apagar todo. Usé una forma que aprendí en la tesis de maestría: cuando tenía un bache con algún capítulo o me trababa para concretar una idea, empezaba otro. Fue complejo porque en el medio fuí padre. Escribir un libro es importante porque dejás asentado algo para el futuro. Siempre el mejor libro es el que sale. Claro que es perfectible, tiene 240 páginas pero podría tener 500. En algún momento hay que soltarlo, como sucede con la pintura o los discos.

-¿Escribir es un arte?

-Exacto. En el momento que soltás, el libro ya es de quien lo lee. Es necesario ese proceso de evolución, porque el proceso de la escritura es muy solitario. Sos vos con la computadora, con tus miedos, con tus inseguridades. Necesitás un editor, y gente que te contenga familiarmente. 

-¿Cómo fue la búsqueda o selección de las fuentes? 

-Hubo una dificultad en lo idiomático. Entiendo portugués cuando me hablan pero hablo muy mal. Conocí, hace mucho tiempo, gente del MST y del Partido de los Trabajadores de Brasil porque cuando llegaron acá por la campaña Lula libre yo participé en algunas charlas. Cuando viajé a Brasil se me abrieron muchísimas puertas. El periodismo se caracteriza por insistir, prosperar y persistir.

-¿De qué otra figura política escribirías un libro? 

-No sé, me lo preguntaron mucho. Andrés Manuel López Obrador me interesa. Pepe Mujica está muy explorado pero habría que encontrar un ángulo nuevo. De una figura argentina también, podría ser Cristina, pero hace poco salió uno sobre el atentado. Primero hay que caminar con este libro un tiempo.


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