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DORMIR FLOTANDO


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Reflejo de una tendencia que ya se usa por el mundo. En Buenos Aires, ya hay un Eco Barrio Flotante. Prefectura Naval certifica este tipo de hogares flotantes.

Por Victoria Carrasco (@victoriaducati) | Fotos gentileza del Eco Barrio Flotante (@casaflotante)

Quien inicia este gran sueño es Fabián de Martino, un loco lindo que logra hacer sus sueños realidad. Su idea surgió viajando por el mundo, dónde conoció las Casas flotantes de Ámsterdam, en Holanda.
Al llegar, no dudó en empezar el proyecto. Las quería más cómodas y con más diseño, y es así que hoy en día ya hay siete casas flotantes en el Yacht Club Buenos Aires en San Fernando.
Con cada casa que se construye aumenta la calidad, el desarrollo y el diseño interior, aunque la base sigue siendo la misma.
Las casas son duplex flotantes, con terrazas super grandes y cómodas, habitaciones con balcón, y hasta un jacuzzi exterior a modo de pileta.
Tienen una eslora (largo) aproximada de 12 metros, la manga (ancho) es de cuatro metros, el puntal 0,80 metros, el calado es de 0,20 metros, el peso aproximado de 2600 kilos, y un total de 75 metros cuadrados, entre cubiertos y descubiertos.

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Se construyen en un Astillero cercano y en aproximadamente cuatro meses están listas.
Fabián construye las casas junto a su cuñado, Lisandro y lo hacen artesanalmente.
Las Casas están construidas con materiales que respetan el medio ambiente, con un total aproximado de 72 metros cuadrados.
Utilizan materiales super resistentes para la construcción, con bajo costo de mantenimiento. El material de la estructura no propaga el fuego, es inalterable en el tiempo, tiene gran aislación térmica, evita la filtración de agua, no daña la capa de ozono, entre sus características.
Para el tratamiento de las aguas negras y residuales, tienen un biodigestor, es un tanque que procesa las aguas negras y residuales mediante un proceso interior y sale al río agua limpia.

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Una vez finalizada la casa, se sube a un tráiler que es remolcado por un camión de gran porte y se dirige a la bajada náutica donde se botan. Este proceso lleva unas dos horas aproximadamente. Una vez en el agua, con la ayuda de una lancha, las casas son arrastradas a baja velocidad hasta llegar a su destino, las amarras, y ahí posicionadas, se sujetan con sogas a cuatro palmeras. Posteriormente se conecta la luz y el agua corriente, y ese es el lugar donde queda la casa flotante.
Como a él y a su mujer les encantan los deportes de agua, le agregaron a las casas tanto kayaks, como tablas de paddle-surf.
El entorno de naturaleza que se respira es de mucho relax. Tanto por el pequeño movimiento que tienen las casas al flotar, como estar rodeados de naturaleza y escuchar el agua del río.
Lo interesante de esto es la comodidad, televisión por cable, agua corriente, luz eléctrica, cama de 2 metros por dos metors, cocina equipada eléctrica y heladera. Sin duda las dimensiones son las de un barco grande, pero con una comodidad inmejorable y a un precio muchísimo más bajo que un barco de ese porte.
Despertar junto al río, y a solo media hora de la capital. Es como irse de vacaciones, más que nada por desconectar de la ciudad y estar en contacto con la naturaleza, nos cuentan Joaquín y Paola, que son habitués de ir a pasar el fin de semana a una de las casas flotantes.
“A mi lo que más me gusta es venir aquí e invitar a nuestras familias y amigos, el mes pasado festeje mi cumpleaños en la casa flotante. Cuando vengo sola, me voy a remar y me inspiro con la naturaleza para escribir. Muchas veces desconecto el móvil, aunque tenemos internet wifi, y cuando quiero volver a la realidad o subir alguna foto lo puedo hacer sin moverme de aquí”, describe Victoria, una periodista que ya tiene una casa flotante.
“Hace ya dos años que empezamos con este proyecto desde que botamos la primer casa al agua; ya somos siete y en unos meses estarán listas dos casas más. No paramos de recibir consultas y pedidos para desarrollar esta idea, también en otros puntos del país”, comenta el diseñador Fabián De Martino.


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