El curling es la muestra de lo que en nuestro país puede suceder cuando las ganas de concretar un sueño son más importantes que las posibilidades.
Por: Federico González Colcerasa
“#Yo Quiero Curling en Argentina” es el hashtag que trató de ponerse de manifiesto para lograr el milagro. En Ushuaia, durante el Concurso Muni Joven organizado por el municipio de esta ciudad a través de la Casa de la Juventud en la Pista de hielo “Tachuela Oyarzun”, se disputó el primer intento de este deporte. Un tejo con unas similares dianas, de tamaño más pequeño y con materiales diferentes (mucho más económicos), con la idea de apuntar a sacar afuera las piedras rivales. Quedó en la pintoresca anécdota. Los propios fundadores pregonan un anhelo: “Ojalá algún día algún equipo argentino llegue a semejante competencia”.
El curling en nuestro país por ahora es un sueño. La Asociación Argentina de Curling existe y con ansias de poder demostrar para qué tiene su propia dinámica. No hay canchas. No hay piedras. No hay escobas.
Hernán Goldzycher es el primer y actual presidente electo y fue el gran idealizador del proyecto. El secretario de la AAC, Matías Montoya, comentó cómo surgió la idea y logró concretarse: “A mediados del año pasado Hernán me propuso ser parte del proyecto, que hasta el momento ni siquiera tenía integrantes. Inmediatamente presentamos el logo y el nombre en el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual y, luego de llenar el correspondiente formulario, comenzamos la aventura. Además presentamos el estatuto, después de un trabajo brillante de nuestro contador Adrián Hernaez, que fue aprobado”.
La aventura. Ese sueño sin fines de lucro y de puro entusiasmo que nació en el Café de los Angelitos mientras se disputaban los Juegos Olímpicos de Invierno Sochi 2014 sigue su desarrollo pese al principal conflicto. “Estamos en un momento cero de la creación, pero con las cosas bien claras de hacia adónde ir”, comenta Ezequiel Rebolini, vicepresidente de la AAC. “Creamos una asociación antes que el deporte mismo sea utilizado en sintonía con ella, como la historia de la NBA”, comenta Ezequiel, decidido a llevar a cabo el sueño junto con la restante comisión directiva.
Hay pasos igualmente que se adelantan a la proeza principal. Se presentará próximamente la idea al Comité Olímpico Argentino, a la Secretaría de Deportes de la Nación y también al ENARD, que podría becar a los futuros atletas.
Conseguir un espacio para poder desplegar el deporte no es un impedimento. “debieran poder hacerse canchas en donde hoy se practica patinaje sobre hielo, pero no creo que este sea el principal impedimento”, describe Rebolini. El complejo de Perú Beach, en Olivos, es la primera alternativa que se baraja. Pero nada puede concretarse hasta que la verdadera problemática no haya sido resuelta.
Los pedidos de la gente se suscriben día a día. El curling no llega a ser una realidad pese a que la parte burocrático cuenta con total aceptación. Goldzycher es concreto en la situación: “Las piedras se fabrican solo en Escocia con un valor de 20000 euros el juego de 16 piedras, por lo que será necesaria la ayuda en el futuro de la gente o de sponsors”. Conseguir 16 piedras, para que jueguen 2 equipos, es la verdadera cuestión. Hoy no hay elementos esenciales para que se dispute un solo encuentro.
Con este objetivo por delante es con el que grandes y chicos se suman a la causa. Muestran el entusiasmo. Buscan la rebeldía de mostrar lo que ellos esperan. La Asociación los acompaña. Por eso ya existe una página de Facebook y también un lugar en el que volcar las ilusiones en Twitter, a través del grupo “Asociación Argentina de Curling” y de @AACurling.
La forma de jugarlo no presenta complejidades para quien quiera adentrarse en este mundo. “La cancha mide 4.5 m de ancho por 45 m de largo, y se juega de a 4 jugadores por equipo. Uno lanza hacia una diana, y los otros 3 tienen escobas para lograr velocidad y dirección para tener una mejor aproximación hacia la meta. La forma más fácil de dibujarlo en la mente es como si fuera una especie de tejo sobre hielo, pero en donde los otros tres del equipo hacen algo más que mirar al lanzador”, explica y enseña el presidente.
El motor está en marcha. La AAC existe. Solo que nació al revés. Un deporte que tiene toda la organización, solo que faltan los elementos para poder desarrollarlo.
*Logo de la AAC, creado por su propio presidente, Andrés Goldzycher
*Primera carta post fundación de la Asociación Argentina de Curling
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