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EL GRUPO ESENCIAL MENOS CUIDADO DURANTE LA PANDEMIA


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La llega del nuevo coronavirus puso en evidencia la precarización de los trabajadores de plataformas, como Rappi y Glovo. ¿Cuáles son sus reclamos? ¿A qué se exponen cuando salen en sus bicis por la ciudad?

Por Victoria Vallejos

Los repartidores de delivery fueron declarados dentro del grupo esencial que brinda servicio durante la cuarentena. Sin embargo, las condiciones sanitarias de los y las trabajadoras de estas aplicaciones no tuvieron resguardo por parte de las empresas que los consideran “trabajadores independientes”.

Desde que comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO), los empleados y empleadas de aplicaciones como Rappi, Glovo, Pedidos Ya y Uber Eats, salieron a trabajar a pesar de los contagios por coronavirus.

A través del decreto 297/2020 dictado por el gobierno nacional, se determinó que los repartidores a domicilio forman parte de los servicios esenciales y deben continuar su trabajo durante el confinamiento. Las mismas empresas de delivery, a raíz de este decreto, repartieron certificados a todos sus empleados activos de la plataforma para permitirles trabajar. Sumado a ello, hubo un protocolo de subsidio en caso de contraer la Covid-19 y un kit de higiene. Sin embargo, los trabajadores desmienten o asumen que esas acciones son mínimas al lado de lo que sucede en realidad. Néstor Rivero, es bombero voluntario y repartidor de la empresa Rappi y aseguró que los implementos de higiene, por parte de la empresa, fueron al principio de la cuarentena. “Rappi dio una sola vez y Pedidos Ya entregó las primeras dos semanas de aislamiento y hace poco hicieron una entrega mínima porque el gobierno los obligó”, agregó.

Por otra parte, con el protocolo en caso de contraer coronavirus, la empresa otorgó un subsidio de $6000 durante los 15 días de recuperación e inactividad del trabajador. Pero este monto, no equivale siquiera a la mitad del valor real que un repartidor genera en esas dos semanas. “En una quincena podes hacer $15.000, depende la cantidad de viajes y las condiciones del clima”, detalló Rivero.

Además de las precarias condiciones de higiene que repartieron estas empresas, los repartidores notaron que los locales gastronómicos no adoptaron un protocolo preventivo de aislamiento entre la espera de los pedidos. “La demora genera un amontonamiento de repartidores y a su vez nos pone en peligro de contagio”, apuntó Rivero.

Según el último informe realizado por el Centro de Implementaciones de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), el 30% de las personas que trabajan en estas plataformas lo hace para generar un ingreso extra de dinero a fin de mes. El 17% no consigue otro trabajo y, los porcentajes restantes, las eligen por la flexibilidad horaria o ampliar su cartera de clientes.

Otro disgusto que mencionó Rivero entre los trabajadores por parte de las políticas de estas empresas, fue la indiferencia que tuvieron con respecto a aquellos trabajadores y trabajadoras pertenecientes al grupo de riesgo como ser: mayores de 60 años, embarazadas y personas de cualquier edad que padezcan enfermedades crónicas o inmunodeprimidas. “Nunca pusieron la visión en quienes podían trabajar, si había personal de riesgo, con discapacidad o gente adulta, mandaron el certificado exponiendo a todo el mundo.”dijo Rivero.

Junto a estos reclamos de los trabajadores, se les sumaron denuncias en la Subsecretaría de Acciones para la Defensa de los Consumidores. Algunos locales de comidas denunciaron el cobro de comisiones abusivas de hasta un 40% que resultó diferente al cobro en locales de cadenas internacionales. El mismo reclamo involucra a las empresas de Rappi, Glovo y Pedidos Ya con multas que pueden llegar hasta los $5 millones.

Tampoco es la primera vez que los repartidores de delivery piden mejoras laborales a estas aplicaciones internacionales. El pasado 29 de mayo, se llevó a cabo el tercer paro, desde que comenzó la cuarentena, para exigir mejoras salariales, seguro de vida y mejores condiciones de higiene para la protección de ellos mismos y los clientes al momento de entregar los pedidos. Entre ellos participaron organizaciones sociales como Asociación de Trabajadores de Reparto (ATR), Ni un repartidor menos, Glovers Unidos y se movilizaron desde el obelisco hasta el Ministerio de Trabajo de la Nación, a la espera de una respuesta por parte de las empresas que nunca hubo.

El próximo 1 de julio, se organizó una nueva movilización mundial de todos los repartidores de aplicaciones, para exigir nuevamente las condiciones laborales dignas, elementos de protección e higiene y principalmente por los compañeros que perdieron la vida en accidentes de tránsito.

En una entrevista con Marcelo Bonelli, el CEO de Rappi en argentina, Matías Casoy, habló sobre las manifestaciones recientes y agregó: “Si hubo algún conflicto mediático es de un grupo minoritario que no representa en absoluto a la mayoría de los repartidores” y, al principio de la pregunta, aclaró: “El termómetro más importante es cómo se sienten los propios repartidores.”

A raíz de las demandas de los trabajadores, el gobierno de Alberto Fernández, prevé enviar al Congreso un proyecto de ley para regular el trabajo de estas plataformas. Juan Manuel Loimil, abogado laboralista de la Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios (A.SI.M.M), participó de algunas reuniones para conocer las ideas del proyecto. La idea principal es crear un estatuto por fuera de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT), con mecanismos propios para definir la jornada laboral, cobertura de salud, seguro e indemnización. La misma abarca a 60 mil trabajadores de cuatro plataformas digitales entre ellos Rappi, Glovo, Pedidos Ya y Uber Eats. En base a las medidas planteadas en el proyecto, Loimil aseguró que lo mejor hubiera sido fiscalizar los trabajos no registrados en estas empresas y multarlas. “Creo que el estatuto no era la herramienta ideal para regular la actividad”, opinó Loimil.

A pesar de los reclamos y las manifestaciones, las empresas de delivery se rehusaron a regular el trabajo que ellos ofrecen, incluso a mejorar las condiciones laborales de los repartidores. Pedidos Ya, la empresa uruguaya, fue la única que tuvo, en sus inicios en el país, a sus trabajadores en blanco. Pero a raíz del surgimiento de las demás empresas y las modalidades de contratación, les generó un campo de competencia y a su vez despidos masivos de los trabajadores activos.

Rappi, es una empresa colombiana que llegó al país a principios del 2018 con un slogan sobre “ser tu propio jefe”, con la estrategia de que uno mismo podía manejar sus propios horarios y la amplia flexibilidad horaria. En la actualidad se renovó y lo enmarcan como una posibilidad de disfrutar tu tiempo libre y generes dinero extra de forma ilimitada. Los representantes y fundadores denominan a la empresa como una “economía colaborativa” a raíz de la innovación tecnológica y a los repartidores como “microempresarios independientes”. Muy diferente a la realidad que no quieren ver lo dueños, porque no hay jefes que se manifiestan en reclamo de mejoras laborales contra ellos mismos. 

Luego de decretar como servicio esencial al reparto a domicilio, lxs trabajadorxs de apps de delivery reclamaron falta de suministros de higiene por parte de las empresas: Rappi, Glovo, Pedidos Ya y Uber Eats.

Foto: Matías Baglietto

También advirtieron que los locales de comida no tienen protocolos de aislamiento. La espera entre un pedido y otro, genera un amontonamiento entre los repartidores.


Con más de 100 días de aislamiento, lxs trabajadorxs sólo obtuvieron dos kits de higiene en diferentes ocasiones. Confirmaron que la última vez, fue a raíz de que el gobierno los obligó a entregar alcohol en gel y barbijo.


A raíz de los reclamos por mejores condiciones laborales, las empresas no dieron respuesta y el gobierno prevé debatir un proyecto que regule la precarización de estos empleos.

Cuando no hay ayuda, se busca 

Desde que comenzó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, hasta el cierre de esta edición, son cinco los trabajadores de plataformas de delivery que fallecieron a causa de accidentes de tránsito. El último caso fue el de Jorge Piriz Umpierrez de 40 años, atropellado por un camión en el barrio de Caballito.

En noviembre de 2018, a raíz de la muerte de José Manuel Matías de 22 años, un trabajador de delivery atropellado por un camión de basura, se creó Ni un repartidor menos. Repartidores de México, Chile y Argentina conforman este colectivo el cual funciona a través de su página web, pero con más incidencia en twitter @niunrepartidormenos. Con el objetivo de comunicar, difundir y visibilizar las condiciones de trabajo a las que se exponen los repartidores, incluso las noticias de accidentes de tránsito.

En Argentina brindan debates sobre la violencia institucional, violencia de género, abusos y accidentes que reciben los y las trabajadoras. Otro proyecto que tienen en marcha es la posibilidad de crear la Brigada de Repartidores Voluntarios, con la colaboración de Bomberos Voluntarios, Defensa Civil y Cruz Roja, junto a la Red Pae a cargo de la licenciada Alicia Galfaso, para generar capacitaciones sobre la ayuda de los primeros auxilios emocionales para empleados en actividad y familiares de los accidentados.

Además el proyecto avanzó con la idea de generar una sede en Estados Unidos para los empleados de delivery y amazon para brindar además capacitaciones a distancia. 


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