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ENTRE PUMAS Y GORRITOS DE LANA


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La ampliación del Parque Nacional Patagonia genera polémicas: el cambio en la identidad de las tierras provoca malestar entre los productores agrarios

Por Ariana Citcioglu

En medio de pastizales desérticos y bosques distantes, entre la nieve derretida en los picos de las montañas y el lago Buenos Aires que reflejaba la infinitud de la meseta, el filántropo suizo Hansjörg Wyss quedó varado junto a un amigo, el conservacionista estadounidense Douglas Tompkins, en la eterna Patagonia; y se enamoró del paisaje, y el amor te vuelve loco, y en 30 minutos, entre mapas y whisky, ambos amigos se propusieron aquella noche de abril del 2011 hacer un parque binacional entre Argentina y Chile.

La idea parecía tan pura: un “Parque de la Paz”. Así se llaman los parques que unen países con disputas fronterizas. El plan lo había iniciado Tompkins en los años 90, cuando empezó a comprar estancias en la Patagonia chilena para luego donarlas al Estado. Murió en el 2015 y no pudo ver cómo este año su fundación, The Conservation Land Trust, donaba 400.0000 hectáreas a Chile para hacer una Red de Parque Nacionales. Por su parte, Wyss, que ocupa el puesto número 11 entre las personas más ricas del mundo, lleva compradas más de 500.000 hectáreas por toda la Argentina. Gracias a sus donaciones, se pudo crear el Parque Nacional Patagonia, en Santa Cruz, que actualmente tiene 52.000 hectáreas y la posibilidad de que se agreguen 130.000 más. El parque binacional está a un par de leyes o un par de estancias de poder concretarse, solo hay un problema: entre hectáreas y hectáreas, existen historias de productores que deben dejar sus campos, convencidos de  que este sueño es una pesadilla.

Con las ovejas, no

El conflicto se inició en diciembre del año pasado, cuando la Legislatura de Santa Cruz rechazó el proyecto de ley que buscaba expandir el Parque Nacional Patagonia, en gran parte por la fuerte oposición de la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz (FIAS), que agrupa a todas las sociedades rurales de la provincia. La ampliación del parque afectaría a 40 productores rurales y a sus familias, sobre todo del sector lanero.

“Hay hostigamiento y maltrato por parte de la Fundación Flora y Fauna argentina (FFyF) y de la Administración de Parques Nacionales (APN), que quieren comprar las tierras con las donaciones. Ofertan 5, 6 veces menos de lo que valen, y si no aceptás, te dicen que tienen todo el dinero y tiempo del mundo para esperar. El problema es que el productor se queda encerrado en tierras que tienen pumas que te matan todo el ganado y se ve obligado a irse”, asegura Dardo Chiesa, presidente de la Confederación Rural Argentina (CRA).

El 18 de abril, FIAS emitió un comunicado en el cual se declara en estado de alerta y emergencia debido al proyecto de ampliación del parque. “Existe una entrega de territorio a manos de extranjeros que piensan que pueden hacer lo que quieran con la Patagonia. Además, supuestamente se las van a ceder a la Administración de Parques, pero ellos no dan abasto; si no tienen presupuesto para atender las 52.000 hectáreas que tiene actualmente el parque, menos van a poder con medio millón”, sostiene el secretario General de FIAS, Marcos Williams. Los productores denuncian que el Parque Nacional Patagonia, creado en 2015 por los mismos actores, aún no ha cumplido la ley actual ni sus tres cargos obligatorios: Mensura, Plan de Manejo y Alambrados. “Que empiecen a hacer funcionar bien los parques que ya tienen, antes de pedirles a los productores que dejen sus campos y se pongan a vender gorritos para los turistas. Acá estamos perdiendo una tradición de cientos de años porque a dos locos se les ocurrió en 30 minutos que querían comprar toda la Patagonia”, advierte Williams.

Ni suyas ni mías: nuestras

Los parques nacionales cubren solamente el 1.7% de todo el territorio nacional y los parques provinciales de Santa Cruz representan el 6,6% de la provincia. Estos números están por debajo de los estándares internacionales. En cambio, más del 80% del país está dedicado a la producción agropecuaria en forma de madera, carne o granos.

“El porcentaje de parques nacionales es bajo porque antes se creaban por decreto, como ocurre aún en Chile, pero como actualmente se deben cumplir una ley provincial de transferencia y otra nacional, eso lentifica el proceso. Además, nuestras tierras están privatizadas, razón por la cual el Estado debe comprar la tierras nuevamente o conseguir donantes”, explica Emiliano Ezcurra, vicepresidente de Administración de Parques Nacionales.

En la extensión del Parque Patagonia, la Fundación Flora y Fauna argentina es la encargada de usar el dinero del filántropo Wyss y comprar las hectáreas que luego cederá a la Nación. “La información de la compra de tierras por parte de la fundación es pública, se hizo ante un escribano general de la provincia; FIAS puede acceder a ella, pero prefiere malversar la situación”, manifiesta el vicepresidente de APN y con respecto a las acusaciones de hostigamiento a los productores, les pide a ellos que “hagan la denuncia penal en vez de pasearse por los medios”.

Carolina Marull, una de las referentes de FFyF, sostiene que tiene una muy buena comunicación con los productores. “Muchos quieren vender y los que no quieren, no venden. Es más, me llaman productores de otras localidades para vender sus campos, pero a nosotros solo nos interesa la meseta de Buenos Aires por su riqueza natural. Y niego rotundamente que ofertemos menos del valor de mercado; es más, antes no había un precio estimado y nosotros lo pusimos”, asegura la veterinaria.

Ese 1.7% del territorio que está bajo jurisdicción de Parques Nacionales genera, gracias al turismo, un ingreso de divisas de 4200 millones de dólares anuales, que representan más divisas que la exportaciones de trigo y maíz combinadas. “La gente viene a sacar fotos y maravillarse. Duermen en los municipios, comen ahí. Es tan injusto cuando dicen que el Parque Patagonia no funciona; es que tiene poco años. El Nahuel Huapi tampoco era muy visitado al principio y ahora sostiene a Bariloche. Por  eso decimos que queremos ser una alternativa de la economía regional. Que siga la producción ganadera. Los turistas van a querer comer cordero y hacer turismo rural. Nos podemos potenciar, pero ellos no lo entienden”, se lamenta Ezcurra.

Más allá del turismo, el objetivo primordial del parque es custodiar el patrimonio genético de la Nación. “Todas las especies acá adentro tienen potencial a perpetuidad. Nosotros queremos retirar a los caballos salvajes, a los visones que se comen al maco tobiano; queremos traer al huemul, repoblar la estepa de animales en peligro de extinción. Dejar que la naturaleza produzca tranquila”, sostiene Marull.

El secretario general de FIAS cree que se puede llegar a un consenso: “Yo estoy de acuerdo con que haya más parques nacionales, estoy de acuerdo con la conservación de la tierra, pero tiene que haber un plan que integre a los productores. Y eso lleva tiempo. Con 30 minutos no alcanza”.


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