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Ernesto Larresse: “En mi niñez, por bailar o cantar tangos para entretener me di cuenta de que iba a ser actor”


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Conociendo la vida del ganador del Premio Estrella de Mar a través de su carrera actoral que comenzó en Gerli (Lanús), de su militancia en el peronismo y por su lucha por los derechos LGBTIQ+.


Votar al peronismo, declarar su ateísmo y dejar la carrera de Ciencias Económicas para estudiar teatro, son las tres cosas que revolucionaron la familia de Ernesto Larresse. La vida del ganador del Premio Estrella de Mar está cargada de destacables anécdotas que se entrelazan con su vasta trayectoria como actor.

Actor, director, dramaturgo y militante, en ese orden, afirma Larresse. Pero cambia de opinión luego de pensarlo un segundo: “No sé, no. Militante siempre, yo creo que antes de mi profesión incluso”. 

-¿Cómo te acercaste a la política?

-Vengo de una casa donde se hablaba mucho de eso. Mis viejos eran re gorilas, por diferentes razones. Por un lado, mi viejo era socialista, estaba en contra de (Francisco) Franco y lo asociaba con (Juan Domingo) Perón de alguna manera. Además, aunque él era obrero tenía una micro PYME con cuatro empleados. Entonces, a partir de la llegada de Perón imaginate: horas extras, aguinaldo, vacaciones pagas… Tuvo que empezar a gastar un montón de guita y teníamos que vivir muy al día. Y mi mamá, porque era muy católica, aunque el peronismo sea cristiano, luego la Iglesia se le puso en contra. 

Por eso, cuando 20 años después votó a (Héctor José) Cámpora, sus viejos no querían saber nada. El devenido actor se enamoró del peronismo aquella tarde lluviosa del 17 de noviembre de 1972, cuando Juan Domingo Perón regresó al país, luego de permanecer casi dos décadas exiliado. En aquel entonces contaba con 21 años y se sintió identificado con el peronismo. 

-¿Militaste en alguna organización en ese momento?

-No participaba activamente pero sí apoyaba profundamente. Fui a recibir a Perón a Ezeiza el 20 de junio del 73. Yo iba con la Juventud Peronista, FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y Montoneros tirado cuerpo a tierra por las balas que tiraba el peronismo de derecha del otro lado. Me zumbaban las balas por la cabeza, fue horrible. También estuve en la Plaza el día que el viejo gritó “imberbes, váyanse de acá”. Me duró dos años la militancia, participaba bastante, de a poco me fui alejando y fue definitivo con la muerte de Perón el primero de julio del 74.

-¿Qué pasó que te empezaste a alejar?

La pata sindical había hecho una campaña de que FAR Montoneros estaba lleno de homosexuales y drogadictos. Entonces de camino en la siguiente marcha hacia Plaza de Mayo, yo iba llevando una caña que era parte de una pancarta. De ahí sale la columna gritando: “No somos putos, no somos faloperos, somos soldados de FAR Montoneros”. 

Yo estaba ahí, lo canto una vez, lo canto dos veces y me sincero: “Perdón, yo soy puto, fumo porro… yo estoy durmiendo con el enemigo”. Le pedí a un compañero que me tenga la caña, le dije que me estaba pillando y me volví por Diagonal Norte para el lado del Obelisco.

Pasó por el radicalismo y el socialismo, pero Larresse nunca se alejó de la política. Hasta que apareció Néstor Kirchner en el mapa. “A Néstor no lo voté, me parecía más de lo mismo”, afirma el actor, hasta que el entonces presidente anunció “Somos la generación diezmada, somos los hijos de Las Madres de Plaza de Mayo” y sintió que el peronismo lo volvía a convocar. 

-¿Tienen diferencias ideológicas con Alejandro Vannelli?

Las teníamos, pero actualmente estamos en el mismo lado. No por nada el libro que escribimos se llama Rechazo a primera vista. Yo cuando lo vi pensaba que era un cheto de Barrio Norte, lo escuchaba hablar y me sangraban los tímpanos (se ríe). Y yo para él era un pichi del conurbano, era un negrito zurdo. 

Ernesto y Alejandro fueron los primeros en casarse en la Ciudad, luego de la promulgación de la Ley de Matrimonio Igualitario en el año 2010. Ambos tenían mentalidades diferentes ya que se criaron en lugares muy distintos. Entre risas dice que Alejandro pensaba que todos los que vivían de Santa Fe para acá, eran pobres. También que tenía muy incorporado en su lenguaje la palabra “normal”, que Ernesto detestaba. “Él pensó que me estaba cambiando a mí, que me estaba civilizando, hasta que se dio cuenta que yo lo había cambiado a él”, afirma.

-¿Cómo era tu vida en Zona Sur?

-La típica vida en un barrio obrero. Un universo estrecho, todo el mundo se conocía con todo el mundo. En teoría no tenía hermanos, fui el único hijo del segundo matrimonio de mi papá. Tenía hermanos, pero nos llevábamos más de 20 años. Mis amigos eran mis dos sobrinos porque son más o menos de mi edad. 

Una gran aventura era cruzar la Avenida Pavón del otro lado para ir hasta las vías del tren y nos colgábamos en un vagón que estaba haciendo maniobras. ¡Mirá vos qué peligro! El chiste era colgarse y te iba llevando. Esa fue mi niñez, en Gerli, partido de Lanús.

-¿Cuál fue tu primer acercamiento a la actuación?

-En este barrio donde vivíamos, se cortaba mucho la luz, el servicio funcionaba fatal. Los adultos no podían escuchar la radio entonces, ¿quién los divertía? El nene. Prendían unas velas y me tiraban unas monedas para que yo bailara o cantara tangos. ¡Claro! ¿Cómo no voy a ser actor? Entonces, dije: “Yo tengo que ganarme la vida actuando”. 

Un compañero de clase lo invitó a Ernesto a ver un ensayo en Lomas de Zamora. Cuando entró al salón, sintió que estaba en su casa, que ese era su lugar. Empezó a hacer teatro los fines de semana como un hobby. Hasta que por un trabajo de cadetería, se topó con la Escuela Nacional de Arte Dramático. Se inscribió y aprobó el examen de ingreso, pero tenía que dejar cuarto año de Ciencias Económicas para meterse en el conservatorio y lo peor, contarles a sus padres. 

¿Cómo se lo tomaron tus papás?

-No tener el título era defraudarlos. Ya la había defraudado a mi vieja cuando le dije que no creía más en Jesucristo y que me iba de la Iglesia. Casi hubo que llamar al SAME porque le bajó la presión. Y a los 21 les dije que dejaba la facultad y me metía en el conservatorio. Me preguntaban ¿de qué vas a vivir? La típica… 

Y dos años después voté a Cámpora, una atrás de la otra. Pobres. Hice cosas que… no sé si fueron por valentía o insensatez, no sé cómo llamarlas y todo esto ocultando mi sexualidad. Pero cuando me vieron por primera vez en televisión, se les pasaron todas las nanas, aparte debuté como protagonista en Canal 9.

-¿Cuál crees que fue el papel que marcó un antes y un después en tu carrera?

-Que me haya cambiado la vida no recuerdo ninguno. Pero uno muy importante fue el reemplazo que hice de Pablo Alarcón en Drácula en Mar del Plata. Por ese papel me gané La Estrella de Mar a la revelación de la temporada ese verano del 80.

-¿Cuál fue la interpretación que más disfrutaste hacer?

La de Aquella Tarde de Agosto, me encantó ser Claudio. Estoy recontra casado con ese personaje.

Aquella Tarde de Agosto es una obra dirigida por Daniel Cinelli y protagonizada por Larresse y Gabriela Spezzano, que se estrenó en el 2023 en el Teatro Border. Es una precuela sobre Hamlet del dramaturgo de teatro isabelino William Shakespeare y aborda el vínculo entre Claudio y Gertrudis y la ambición por el poder.


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