La exvedette que brilló en los 80 habla sobre sus inicios en el mundo del espectáculo, cómo atraviesa una dura enfermedad y su motivación permanente para trabajar.
Silvia Peyrou es de esas mujeres difíciles de olvidar. Actriz y vedette de los 80 y 90, había comenzado a trabajar como bailarina cuando tenía 16 años como segunda vedette en el Teatro Tabarís junto a profesionales como Moria Casán, Orlando Marconi y Carlos Sánchez. Es madre soltera de su hijo Santino, y enseña teatro a adultos. Pero no todo fueron luces en su vida, ya que durante este último tiempo Peyrou padeció cáncer de mama, y actualmente se encuentra en recuperación.
-¿Cómo fue ser adolescente y trabajar a la vez en el mundo del espectáculo?
-Empecé a los 15, no tenía la capacidad de saber lo que estaba haciendo, para mí era un juego, porque era muy pequeña, no tenía la noción de lo importante que fue y es mi carrera. Yo estaba bailando en una confitería que se llamaba Juanos, en Mar del Plata, y el reconocido productor Juanito Belmonte me llevó a bailar. El señor Carlos A. Petit, que era el zar de la revista, dijo: “Esa chica me encanta”, y me llevó a un teatro de la calle Corrientes, con un elenco impresionante, junto a las bailarinas del Lido de París, las Global Girls. Y me pusieron como segunda vedette, por mi look, por mi cuerpo en ese momento y demás.
-¿Cual es tu pensamiento del movimiento feminista actual?
-Me parece que se ha puesto en un lugar muy importante a la mujer, estuvimos mucho tiempo calladas. Hay que ser muy conscientes de los límites. A veces se pasa para otro lado del cual se pierde el concepto de lo que es el movimiento, pero todo tiene que tener una medida, sin exceso. Está bueno que tengamos la posibilidad de denunciar, de un lugar de empoderamiento.
-Contame un poco sobre la historia de tu hijo, ¿te molesta que siempre te pregunten sobre eso?
-Solo te voy a decir que ser madre de Santino es lo mejor que me pasó en la vida, me siento muy orgullosa del hijo que tengo. Reconozco que me molesta que mi nombre siempre esté ensuciado con algo de 28 años atrás, porque no crecen los periodistas, cuando estás en una nota siempre caen en la misma pregunta. Hay que pensar mucho más en el presente. Creo que el periodista va a buscar el punto débil para humillar.
-Entonces vamos a algo más actual aunque no tan lindo. ¿Qué pasó cuando te enteraste de que tenías cáncer de mama?
-En 2019 por cuestiones de tiempo me hice el chequeo anual en noviembre y me fui a Las Grutas a trabajar sin saber los resultados. Estando allá me llama mi ginecóloga para decirme que había que hacer una biopsia, porque algo que no le gustaba. Imagínate lo que lloré al estar lejos de mi familia. Apenas llegué a Buenos Aires me hice todos los estudios y me enteré que tengo cáncer de mama. Ahí volví a bajar la energía, quedé bloqueada, me puse muy mal, pero pensé que por algo pasan las cosas.
-¿Cómo llevas la recuperación?
-Hice todo lo que me dijeron los médicos, pasé la pandemia con barbijo, haciendo quimio, acompañada por mi hijo siempre. Sigo en tratamiento, con controles. Sé que el amor y el humor ayudaron muchísimo para transitar esta enfermedad, que se puede prevenir y se puede agarrar a tiempo cuando uno hace los chequeos generales.
-¿Creés que la enfermedad te dio motivación para hacer lo que te gusta?
-Estoy feliz de haber pasado por otra batalla, donde cada cosa me da más fuerza para seguir. Obviamente que habré tenido días de tristeza, de llanto, como cuando se me cayó el cabello. El queridísimo Diego Impagliazzo me preparó una peluca igual a mi pelo. Yo no dejé de trabajar en ningún momento, hacía la quimio, volvía a descansar un ratito y seguía. Soy una mujer muy positiva y lo transité como pude, pero todo se puede.
-Actualmente trabajás como profesora. ¿Qué te llevó a empezar a enseñar?
-Tenía ganas de hacer algo que me guste, no quería trabajar más de noche, y presenté un proyecto para enseñar teatro al adulto y que pueda cumplir su sueño, que en algún momento fue truncado. Así que gracias a Dios, trabajo en este momento para contenidos de Integración Social del Gobierno de la Ciudad y en el Adán Buenosayres en el Centro Cultural y hasta para Boca Juniors.
-¿Qué mensaje le dejarías a un o una joven que no persigue su sueño por miedo al qué dirán?
-Si tenés ganas de hacer algo, hacelo. Si lo hacés para figurar, es muy rápido, como así viene así se va. Pero si tenés ganas no hay edad, un joven tiene toda una vida por delante para poder cumplir los sueños. Pero lo que quiero dejar como mensaje es que también el adulto puede llevar a cabo su sueño, el que no lo pudo hacer en su momento por mandatos. Todo se puede lograr, hay que seguir soñando.
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