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“ESTOY VIVIENDO LA DECONSTRUCCIÓN QUE ESTÁ VIVIENDO GRAN PARTE DE LA GENTE”


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La cantante Paula Maffia cuestionó el amor romántico y los vínculos de pareja en su segundo disco solista. Contó sobre sus experiencias de pareja y cómo la inspiraron para sus discos.

Por Agostina Varco

Cruzar el umbral de la casa de Paula Maffia es entrar a una realidad paralela donde se respira arte puro. Allí su gata Paquita oficia de recepcionista y el mate acompaña cada reflexión que hace la cantautora.

¿Cómo y cuándo gestaste “Polvo”? 

—Este disco empezó a tomar forma inmediatamente después de haber salido “Ojos que ladran”. Una vez que me quité de encima la parte creativa del disco anterior empezaron a entrar ideas para el nuevo. 

¿Qué tiene y que no de tu disco anterior “Ojos que ladran”?

—Siento que una continuidad es la temática, sigo indagando sobre el amor y sobre todo aquello que funciona como enemigo invisible de los vínculos. Hay una discontinuidad en el sonido, ya que “Ojos que ladran” tiene un montón de rock pero “Polvo” es más acústico.

«Todo lo que está sucediendo es el desplazamiento de un montón de comodidades estancadas»

¿En qué momento estás hoy tanto en lo personal como profesional?

—La obra artística siempre es un relato personal y yo estoy viviendo la deconstrucción que está viviendo gran parte de la gente. En mi caso ya había adelantado papeles en relación a género y sexualidad pero en este caso me encuentro desde hace varios años estudiando muy de cerca la idea de amor romántico y de vínculos de pareja. Yo tenía un vínculo de mucha exigencia y maltrato conmigo. 

¿Qué expresas en tus discos de lo que te dejó ese vínculo?

—Gran parte del material que se viene está teñido por una reconquista del espacio propio que no es solamente una autovaloración, es repensar lo que te espera a futuro, reinterpretar tu pasado y perdonarte cosas. “Polvo” me encontró en un momento de deconstrucción muy grande, con martillo en mano llena de polvo después de romper todo y ahora estoy mirando la vastedad preguntándome “¿Qué hago?”.

¿Cómo percibís la actualidad en cuanto a oportunidades para mujeres y disidencias?

—Todo lo que está sucediendo es el desplazamiento de un montón de comodidades estancadas. Estamos vinculándonos en un status quo duro que es el chabonaje en el rock. Ese mismo chabonaje que en los años 60 y 70 vino a crear un género revolucionario pero que se instaló y no sólo no reconoce mujeres y disidencias, tampoco reconoce jóvenes músicos. 

¿Quienes son los que conforman este “chabonaje”?

—Son los mismos dinosaurios que dicen “el rock se murió”. Se sostienen entre ellos en una confraternidad de chabones que permitieron ingresar a dos o tres musas, a todas las groupies al camarín y capaz alguna corista. Pero de pronto la compuerta se abrió porque todo un movimiento social y mundial nos dio un montón de fuerza y se comenzaron a repensar estos roles estancos. 

¿Cómo describirías este fenómeno?

—Lo que estamos viendo ahora es un fenómeno que habla de empezar a vengar el ocultamiento de las mujeres en la música aunque en definitiva es el ocultamiento de las mujeres en la historia. Tenemos que suturar la herida de haberlas ocultado tanto tiempo y comenzar a valorarlas ahora para empezar a apreciar toda la nueva generación que se viene. Ya no de chicas sino de chiques. Con una mirada completamente distinta de un mundo nuevo que ojalá sea más inclusivo y un poco menos violento. 

¿Qué es la violencia para vos?

—Reivindico un montón de cosas de la violencia y de la ira, porque son liberadoras. Reivindico el rock en cuanto a la rebeldía y la liberación siempre que no se convierta en coerción ni la violencia se vuelva un método para herir a otra persona. Pero como elemento liberador me parece increíble, así que le deseo mucha furia a las próximas generaciones. Furia sabia.


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