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NUEVOS HÁBITOS DE CONSUMO


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Para compensar la inflación y obtener mejores precios que en los hipermercados, y con el fin de ahorrar, muchos vecinos de la Capital Federal compran en puestos itinerantes del Gobierno de la Ciudad y consiguen mercadería al costo gracias a las compras grupales que organiza La Cámpora en el Mercado Central. También encargan por internet canastas de verdura más baratas que en las verdulerías.

Por Juan Pablo Banchi (JPBanchi), Vanesa Cukier (@VaneCukier), Laura Miguez Castro, Agustina Pandolfi, Manuela Valenzuela (@ManuValen) y Joaquín Vilaplana (@JoacoVilaplana)

 

Compras comunitarias, ferias itinerantes que recorren los barrios porteños o mercadería online directa del Mercado Central son algunas variantes a las que recurren los vecinos de Capital Federal para eludir las cadenas de formación de precios y minimizar los efectos de la inflación. También la ideología política o simples simpatías partidarias influyen a la hora de llenar el changuito. Además pueden identificarse diferentes estrategias de acuerdo a la edad de los consumidores y lo que buscan al optar por una u otra forma de adquirir mercaderías.

Las ferias itinerantes de abastecimiento barrial organizadas por el Gobierno de la Ciudad existen desde el 2010 y se instalan en plazas y espacios característicos de los barrios una vez por semana. De martes a sábados, los vendedores ubican sus carromatos en 12 puntos de la cuidad y rotan de acuerdo al itinerario

confeccionado por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público. Los vecinos saben que una vez por semana  estarán a su alcance, como en el caso de Teresita Suárez (66), que realiza las compras en la plaza Cuidad de Banff, en Villa Real, y reconoce: “Vengo siempre, cuando me acuerdo que es viernes”.

La variante de comprar en forma comunitaria es una alternativa más reciente y que llevan adelante, desde hace un año, los militantes de la agrupación política La Cámpora en muchos de sus locales partidarios. Por ejemplo, en la unidad básica ubicada en el barrio porteño de Boedo, los sábados venden al costo la mercadería que los voluntarios compran en el Mercado Central. Los interesados deben reservar su pedido durante la semana para ser tenidos en cuenta a la hora de realizar la compra mayorista. Diego Johnson (30) es uno de los militantes que acercan los productos hasta el local y comenta que además de ahorrar, atraían al vecino para que “participe y se involucre”. Johnson asegura además que al utilizar este sistema ayudan al gobierno a controlar la inflación, porque no compran en los hipermercados, que “deforman los precios”.

Es normal ver a los vecinos ayudar a los militantes a separar  lo que llega en cajones y repartirlo en bolsas para distribuirlos entre los compradores. De esta forma, cada uno se lleva unos 15 kilos de frutas y verduras variadas por 40 pesos.

Las ferias del Gobierno porteño y las compras que promueve La Cámpora no son sólo una alternativa económica de abastecer las alacenas de los porteños, sino que también implican nuevos hábitos y reviven antiguas costumbres, como acercarse a las plazas con el changuito. Para Claudia, una feriante de 42 años, atender el puesto de la pescadería es una “herencia familiar” que arrastra desde chica, ya que sus padres y abuelos eran comerciantes en ferias. Además le parece bien que “el Gobierno apoye y las legalice” y considera que así “le dan una ventaja al público porque se ofrecen productos frescos y a buenos precios”. Los clientes coinciden con Claudia en cuanto a la frescura de los productos como una de las ventajas. Fabio, un gastronómico de 36 años que es consumidor regular, asegura: “Acá consigo carne de cerdo, pollo y huevos frescos para usar en mi negocio”.

En cuanto a los precios es más difícil alcanzar consenso. Muchos vecinos consultados coinciden con  María Cristina Herrera, una ama de casa de 60 años que advierte que “hay cosas baratas, pero hay que mirar bien”. En tanto que Irma (61) se queja del morrón que “está 40 pesos el kilo”. Pero ambas destacan  la comodidad de comprar en el barrio. María Cristina reconoce que “la fruta y la verdura se encuentra más barata en Liniers”.

Los que se acercan a estas ferias en busca de precios más económicos, tienen la garantía de que los productos de la canasta básica se acuerdan entre los titulares de los puestos y la Dirección General de Ferias y Mercados y se publican semanalmente en la web de la Ciudad. Entre los clientes, predominan las amas de casa y jubilados que disponen de tiempo para realizar compras entre las 8 y  las 14, que es el horario de los puestos. En la modalidad impulsada por la militancia, en cambio, se ven más jóvenes y se respira un clima más comunitario.

Para todas aquellas personas que trabajan, que no disponen de mucho tiempo para realizar las compras, o para quienes acostumbran hacerlas online, un sitio web encontró la forma de acercarles precios económicos a estos  usuarios. El portal llamado “La barata del central” reproduce la lógica de las compras vía internet de los grandes supermercados pero con la diferencia de que sólo ofrece frutas y verduras frescas directo del Mercado Central y las entregan en el domicilio del cliente.

Quienes opten por esta manera de comprar, no tienen la posibilidad de ver e inspeccionar cada producto que guardarán en su chango, como hacen quienes se acercan a las ferias. Sin embargo, cuentan con la comodidad de recibir en su casa cualquiera de los productos seleccionados a través de internet. Con el concepto de compras comunitarias que se instalara en Argentina luego de la crisis del 2001 para abaratar el costo de vida, los creadores de “La barata” confeccionan, desde el 2011, tres canastas semanales con diferentes opciones y proporciones para que los usuarios elijan una acorde a sus necesidades: papas, lechuga mantecosa, espinaca, zapallo, manzanas verdes, bananas y un limón es la canasta más económica de esta semana, a 69 pesos.

La web, con un diseño chic, canchero y colores sesentosos como los celestes y anaranjados, ofrece recetas y explica porque esta verdura es “feliz” al no pasar por las manos del “mayorista al minorista, al repartidor, al verdulero y recién ahí a casa”  para llegar mucho más frescas al consumidor final.

En la página se explica la diferencia de precios, como por ejemplo que los dos kilos de manzanas cuestan 2,80 pesos, mientras que en verdulerías salen entre 10 a 16 pesos; los tres atados de espinacas se consiguen a 3 pesos y en los mercados eso es lo que costaría sólo una unidad de las mismas.

Cada una de estas propuestas de abastecimiento atiende a nuevos y renovados hábitos de consumo. Demuestran que existe una creciente responsabilidad social a la hora de consumir, en donde los ciudadanos comenzaron a plantearse de manera mucho más seria qué consumen y de dónde proviene lo que compran.

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Precios: ferias versus supermercados

Las diferencias entre las ferias barriales y las cadenas más importantes de supermercados en algunos productos son importantes.
Las verduras y frutas, en las ferias organizadas por el Gobierno de la Ciudad son más económicas que en los supermercados. Por ejemplo, el zapatillo se encuentra a 15 pesos mientras que en la página de Coto, el 12 de septiembre, figuraba a 7.99 pesos, y en Disco, con una diferencia de casi 30 pesos, estaba a 39,99 pesos.
En el caso del pollo, los precios son más equitativos, ya que las dos cadenas de supermercados mantenían un precio fijo de 15 pesos, mientras que en las ferias itinerantes se puede encontrar a 13 pesos.
La merluza cambia completamente el panorama del comprador a la hora de elegir entre la feria y los supermercados. Mientras que en Coto y Disco ofrecían este producto a 40,55 pesos y a 52,49 pesos respectivamente, las ferias barriales lo ofrecen a 35 pesos.


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