El 21 de enero de 2019 Macarena Sánchez intimó a la Asociación del Fútbol Argentina y a su club, la UAI Urquiza, exigiendo los derechos que los hombres consiguieron hace 88 años: fútbol femenino profesional. Micaela Cannataro, su jefa de prensa, explica cómo la ayudó para que los medios no desvíen su foco de lucha. La piba que le mete miedo al patriarcado y que no quiere ser Carlos Peucelle.
Por Leandro Blanco
“Lo primero que sentí fue miedo”, dice Macarena Sánchez Jeanney sobre la amenaza de muerte que recibió tiempo después de que su caso explotara en los medios nacionales e internacionales. “Hay muchas personas enojadas por tus denuncias, vas a morir muy pronto”, era, junto con una imagen de un arma y sangre en el piso, parte del mensaje que la santafesina tomó como fortaleza para seguir adelante con su lucha de profesionalizar el fútbol femenino. Macarena no solo desafió a la organización del fútbol argentino, sino que desafió al patriarcado, e intercambió los roles: el miedo pasó al otro lado.
El comunicado de prensa de Macarena, en conjunto con sus abogadas, exige “el reconocimiento de la relación laboral profesional que existe entre la entidad deportiva y la jugadora demandante”. En Argentina, los clubes encubren el trabajo de las jugadoras y las registran dándoles otras tareas en la institución. Dicho mecanismo discriminatorio para con las mujeres se repite en todos los planteles. De esa manera justifican el gasto que realizan para poder llevar a cabo el deporte, el cual se desempeña de manera totalmente amateur.
Con su denuncia Macarena se adentró en el terreno que la cultura machista impuso exclusivamente para los hombres. Se metió en la cancha que le prohibieron entrar. Irrumpió, por ejemplo, en la zona de confort del periodista Gastón Recondo, que en el documental “Mujeres con Pelotas” argumenta que a él no le gustaría que sus hijas practiquen fútbol, porque prefiere que se dediquen a patín u otra actividad. “Cuando hablo de profesionalizar no es solo que todas las jugadoras del plantel cobren, sino que, además, haya escuelas de fútbol para las niñas, que haya divisiones inferiores y una estructura”, explica. La aclaración surge porque Claudio Tapia se adjudicó la profesionalización del fútbol femenino. La pequeña diferencia radica en que solo ocho jugadoras podrán cobrar, y ese sueldo será de $15.000, mientras que cualquier jugador de primera cobra, como mínimo, $10.000 más. “Se colgaron las medallas, no les creí nada de lo que dijeron”, cuenta Macarena sobre la conferencia de prensa del presidente de la AFA.
Pasar de tener una rutina cotidiana dentro de la sociedad a luchar contra el patriarcado en todos los medios no fue una tarea fácil, y para eso necesitó estar acompañada de personas que la resguarden. “Maca nunca le negó una nota a nadie, es una piba muy inteligente, que se levanta temprano, aunque no tenga por qué hacerlo y que se informa día a día”, cuenta Micaela Cannataro, jefa de prensa de la santafesina que revolucionó el fútbol. “Pasó de tener su vida normal a recibir mensajes todos los días y pedidos de notas constantemente. El día que salió la intimación yo ya había recibido 15 pedidos de notas”, dice Micaela, quien además es su amiga. El trabajo en el que se basó para preparar a Macarena fue el cómo decir las cosas de tal forma que los medios no desvíen su foco. La periodista remarca que la pelea más fuerte que tienen es la de “tratar de deconstruir a la sociedad”, y que se mueven como un grupo, sabiendo que detrás de ellas se encuentra el colectivo de mujeres que las ayuda día a día a denunciar las injusticias que viven.
“Está en comunicación con sus tres hermanas todo el tiempo, les hace video llamadas, las hace reír, las extraña mucho”, dice Micaela sobre la relación familiar de la piba que llegó a salir hasta en The New York Times, pero que no se olvida de su pasado en Santa Fe. Para Macarena Sánchez jugar al fútbol no fue una tarea sencilla, recién a los 14 años pudo comenzar a entrenar en Universidad Nacional del Litoral, club de su barrio de origen. Como bien resalta Paula Rodríguez, Coeditora de “Pelota de Papel 3”, la infancia para las futbolistas “es el recuerdo de ser expulsadas del paraíso de jugar a la pelota desde pequeñas” y el futuro, que tienen a sus costados en los hombres, les es lejano. Macarena quiere adelantar al fútbol que “está atrasado cien años” para llevarlo al año 2019, donde hay otro fútbol que tiene botines y camisetas a su medida.
“No, no quiero ser la Carlos Peucelle mujer”, remarca la futbolista ante la comparación con el jugador de River que, en el 1931, fue el primer pase de la era profesional en el fútbol masculino. Estefanía Banini, jugadora del Levante español, no tiene por qué ser “la Messi mujer”. Martha, la estrella brasileña que la rompe con la redonda en los pies, no tiene por qué ser “la Maradona mujer”. Macarena Sánchez, entonces, no tiene por qué ser nadie más que Macarena Sánchez, la jugadora que quiere un fútbol feminista, disidente y profesional.
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