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“JOHN LENNON DIJO QUE EL GOL QUE MÁS GRITÓ FUE EL MÍO”


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Lejos de estar renegando con los jugadores del Celtic o provocando al público, Juan Carlos Cárdenas, el más tranquilo del grupo, estaba callado: se movía por la zona del 10. Tras una recuperación, la pelota le cayó: picaba, subía y bajaba como su vida en algunos momentos. Era la mejor oportunidad para demostrar que podía. Para decir que siempre fue eso: un goleador nato. El Bocha Maschio le gritó para que se la pasara; el Chango quiso dejar de ser un changuito. La vio mansa. Le dio. Después de 50 años, muchos bromean con que, por tanto nombrar y nombrar su gol, lo va a errar, pero no: la pelota entró para siempre. Lo gritó toda la Argentina: los de River, los de Boca, los de Independiente, los taxistas. Es el gol de Racing. Un gol –y una leyenda: el Chango Cárdenas– que a pesar de quedar cada vez más viejo, se hizo cada vez más grande. Y es, de algún modo, uno de los goles más importantes de la historia del fútbol argentino. Esa mañana, antes de hacer feliz a un país, el Chango había escuchado algo.

Por Matías Fernández Burzaco (@MatiFBurzaco)

–Cuando estábamos concentrados en Montevideo, pasaron por el hotel los hinchas y me pedían: “¡Vamos Chango, que vos podés!”. Es que el cantito a mí cuando entraba en la cancha era: “¡Chango, Chango, Chango. Goles, goles, goles!” Entonces ya me presionaban de entrada. Cuando pasaron gritaron: “Vamos Chango, ¡goles, goles, goles!”. Y bueno, cumplí. Yo en Europa filmaba con la famosa Súper 8. Y eso se me quedó en la cabeza. Yo sabía que cuando entraba a la cancha ya estaba el “Chango, Chango, Chango, goles, goles goles”, ¿entendés? ¡Ya lo tenía incorporado! Y cuando no lo hacía, no lo hacía. Pero por suerte en Racing siempre hice goles importantes.

–Entonces, ¿creías que podías meter ese gol?

–¡Pero claro! Yo era un jugador de raza. Aparte era un delantero, ya tenía noción. Sabía que mi trabajo era estar cerca del área y siempre estaba latente del gol, ya lo tenía incorporado en mi mente: era gol, gol o gol.

–Lo gritaron todos.

–Sí, ese gol lo gritaron todos los que les gusta el fútbol. Hasta el de los Beatles, John Lennon, dijo que el gol que más gritó fue el mío, que el triunfo que más le importó fue el de Racing sobre Celtic. Lo único que quería es que no salgan campeones del mundo los escoceses, imaginate: estaban locos. Cuando le preguntaban a Lennon sobre el jugador del partido: “El Chango Cárdenas”. Esa me la contó un muchacho que era rockero, me decía: “Sí, a usted lo nombró”. Yo ni sabía.

–¿Y qué pasó con vos en el gol?

–Los sueños se me habían cumplido. Lo ganamos con ese gol brillante. ¿Viste esas cosas que como son jugadas rápidas, tenés que tener velocidad mental y decidir lo mejor en el momento? En un momento iba a dar el pase, pero cuando veo que tengo ángulo de disparo apunto. Y a veces sale, a veces no: esta vez salió. Cuando entra salgo corriendo a la izquierda y justo estaba el banco de suplentes: me abracé con Pizzuti. Él no era de gritar los goles, pero fue una de las pocas veces que lo gritó con tanta euforia. Y me abracé con él. Los muchachos venían corriendo atrás de mí. Mirá cómo es la vida: a Pizzuti le debo mucho, es buen consejero, debuté con él… una historia muy rica. Me decía que el fútbol era muy lindo, que lo disfrutara, que me cuidara. Consejos… Imaginate que yo tenía 16 y él como 30, era un hombre grande, pero muy bien centrado. Un tipo de mucha personalidad, protagonismo, muy ganador. Era muy importante la presencia de su persona. Él le puso orden, un estilo; una forma y un dibujo de juego. Pero ese gol fue muy importante para mí, muy. La venía peleando. Y entró justo a donde la había tirado. Para mí fue un gol que…

Al Chango Cárdenas le cuesta describir su gol.


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