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LA 271 DE 318


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Hace 4 años, más específicamente el 2 de marzo de 2013, se enfrentaron en El Bosque Gimnasia de La Plata y Nueva Chicago. Un encuentro que correspondía a la jornada 23 del Nacional B, donde se veían las caras el segundo del torneo contra el último y el resultado fue contundente, acorde a sus posiciones en la tabla. Los dirigidos por Pedro Troglio se impusieron por 4 a 0 al conjunto de Mataderos. Sin embargo el partido tuvo que ser suspendido a los 40 minutos del segundo tiempo por incidentes en la popular visitante.

Por Tobías Guido (@Tobias_Guido)

El enfrentamiento entre los hinchas del Torito con la policía fue la razón de la suspensión del partido, otra más de las tantas que hay en Argentina. Un cotejo que no se terminó, pero que tampoco tendría que haber iniciado. Ya que 20 minutos antes del pitido inicial Julio Biscay, de 31 años, se convertía en la víctima número 271 de las 318 ligadas al fútbol argentino.

El hecho ocurrió a las 16.40, a 800 metros del estadio Juan Carmelo Zerillo, en la parrilla “El museíto” sobre la avenida Pereyra Iraola. Lugar en donde siempre se junta el grupo Palihue, tercera facción en importancia de la barra de Gimnasia llamada la 22. Conformada, a su vez, por otros dos grupos. El primero y más importante está a cargo de Cristian Camillieri y Fernando Núñez quienes controlan los barrios: El Churrasco, Ringuelet, la Favela y Arroyo el Gato. El segundo dominado por el “Ruso” de la zona de Los Hornos. Y el tercero, el Palihue, a cargo del “Manco” Wimpy quien manejaba la llamada “feria paraguaya de la calle 96”.

Ariel Rivero. Foto: Dino Calvo.

A esta última sección pertenecía Julio Biscay quien estaba repartiendo entradas, que le asignó la dirigencia del club, para su tropa. Hasta que una discusión removió la calma del lugar. Ariel Rivero, perteneciente al mismo grupo, comenzó a recordarle viejos momentos, se apartaron un poco de la multitud y allí sacó un revólver calibre 38, disparó y la bala le atravesó el abdomen. Su vida le fue arrebatada en el acto, pero de todas formas se lo trasladó al hospital San Martín. Aunque su muerte había sido inmediata y no arribó con pulsos vitales a la guardia.

Obvio que no fue un hecho aislado, “esos viejos momentos” tienen un antecedente dos años atrás cuando las mismas personas compusieron una riña por la disputa de un negocio relacionado a la licencia de taxis de la ciudad. Industria en donde está metido Cristian Camillieri. En esa contienda, Biscay le dio una verdadera paliza a Rivero y sus hermanos que desde ese momento juraron venganza. Por eso minutos antes del partido, según informó un testigo a Clarin, el asesino sacó un arma y disparó a quemarropa mientras otro lo sostenía del cuello por la espalda.

Ese día los hermanos de Rivero, apodados “Bocón” y la “Momia”, lo acompañaban a él. Estos dos también estaban metidos en la barra brava del club. De todas formas la única condena fue para Ariel Rivero que, además, impactó su bala, tras rebote en el piso, a Francisco Juan Manuel Ramírez. El niño de 11 años iba a ir a la cancha por primera vez y esperaba recibir una de las entradas junto con su hermano, hasta que el disparo le impactó en su pierna. El chico fue traslado rápidamente al hospital San Martín, luego al hospital de niños y quedó fuera de peligro.

Un asesinato que tomó por sorpresa a todos, incluso a la policía, que se enteró media hora después por rumores de la prensa. Es que en la barra del Lobo no ocurría ningún hecho de violencia desde el 5 de junio de 2011, cuando se enfrentaron en un aburrido empate en cero Gimnasia y Racing en El Bosque. Ese día uno de los hermanos de Rivero, la “Momia”, intentó quitarle el mandato de la barra al líder Cristian Camillieri, llamado el “Volador”. Pero el propósito no fue conseguido. A partir de aquel momento Camillieri, con aceptación de la directiva Tripera, quedaría como única persona a cargo y todo tipo de altercado en las tribunas había cesado.

Tal fue así que para Oscar Larrauri, jefe de la policía Departamental Sur con jurisdicción en La Plata en aquel momento, las peleas en la barra de Gimnasia continuaban sin aparecer. Ya que para él no se relacionó con un hecho de barras en el fútbol. Por eso contó, en declaraciones a La Nación, que esto no tuvo nada que ver con la tribuna de Gimnasia y no tenían ningún indicio de que los involucrados fueran a la cancha. Y amplió: “Es un tema barrial”. Pero el hecho de que la acción de Biscay sea repartir entradas dadas por la dirigencia de Gimnasia (LP) antes de ser asesinado, lo hace estar ligado a violencia en el fútbol.

El imputado, dos años y dos meses después del hecho, fue condenado a 19 años de prisión por los jueces Emir Alfredo Caputo Tártara, Germán Alegre y Juan Carlos Bruni del Tribunal Oral y Criminal IV de La Plata. Según la causa por “indubitadas e inequívocas intensiones de quitar la vida a otro de igual sexo, le descerrajó un disparo con un arma de fuego de tipo revólver que portaba”. Además por tentativa de homicidio doblemente agravado y causar una revolución en un “contexto de un abigarrado grupo de personas que fue estimado en número de doscientas, conformado por mayores, jóvenes y niños, en todos los casos, de ambos sexos”.

Aunque el abogado de la familia de la víctima, Julio Beley, requirió 25 años de prisión para Rivero. Sin embargo los integrantes del tribunal alegaron que el acusado no tenía antecedentes legales, además debido a su joven edad (34 años) y teniendo en cuenta “suponer que con el transcurso del tiempo, y en su plena adultez, el procesado reflexionando sobre lo hecho, no reitere conductas delictivas” era justa la sanción impuesta. Por su lado la fiscalía pretendía 22 años de encarcelamiento.

También se le asignó derecho de admisión de por vida a la cancha de Gimnasia. Esto debido a que la ley 26.358 solo permite hacer extensiva la sanción al lugar en donde fue el delito y extender la prohibición de acceso a 500 metros a la redonda del estadio. Por lo que Rivero, una vez libre, podría ir a ver cualquier evento deportivo en otras canchas de la República Argentina. Es así que los jueces, el día de la condena, pidieron que se modifique esta ley para que pueda extenderse a todos los estadios del país.

Esta ley relacionada a los espectáculos deportivos tuvo su última modificación el 28 de febrero de 2008, 25 años después de la primera. Siendo esta la segunda desde que se promulgó por primera vez el 21 de junio de 1985 como ley 23.184.

En este suceso se vieron las dos caras del deporte más popular de Argentina. A las 18.50 mientras la gente de Gimnasia y Esgrima de La Plata festejaba el triunfo y el sentirse cada vez más cerca de volver a la máxima categoría, a 2500 metros se declaraba el fallecimiento de Julio Biscay. La gente no sabía, u otros simplemente no frenaron a pensar que se perdió otra vida. Por eso en la actualidad ya son 318 las muertes en eventos futbolísticos, según la ONG Salvemos al Fútbol. Y nada cambia, ni para, porque como siempre la función debía y debe continuar.

 


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