José Jozami. periodista, abogado y juez, cuenta cómo fueron sus inicios en el relato por radio y por televisión, sus sensaciones detrás del micrófono y los eventos más importantes a los que asistió.
Por Martín Amsel Loray
-¿Cómo fueron tus comienzos como relator y quiénes fueron tus referentes?
-De chiquito siempre jugaba a ser relator. Me acuerdo cuando jugábamos con mis amigos en la vereda y me gustaba. Ahora me cuesta, aunque mi hijo de 7 años me lo pide. Después entré en una radio en Santiago del Estero. Entre los 18 y los 20 años empecé a relatar. Luego me fui a Córdoba y comencé a relatar en la televisión y en las radios de Córdoba. Cuando estaba en Canal 10 hacíamos corresponsabilidades de Fútbol de Primera. Entonces relataba los partidos de Instituto y en los 90 hice un casting y entré a Torneos. De todas maneras, yo relataba fútbol y básquet para las radios. Relaté para las tres más importantes de Córdoba, después de haber relatado en Santiago del Estero. Nunca fui a imitar a nadie, yo tuve buenos maestros, a Rogelio Yapurd en Santiago del Estero y siempre me gustó el Turco Wehbe. Lo conocí y pude trabajar en Córdoba con él. Víctor Hugo Morales, en su momento deslumbraba. Pero para mí el Turco fue el que más me gustó. Tenía una vertiginosidad terrible. En televisión, Mauro Viale. Lo había escuchado, me gustaba más. Luego Marcelo (Araujo), que vino a revolucionar la manera de relatar en televisión.
-¿Qué sensaciones tenés o tenías al relatar?
-Me daba la sensación que cuando entraba a la cabina y me ponía los auriculares, era como un vuelo de avión, comandar una transmisión era como pilotear uno, para mí era algo hermoso. No caben dudas que la sensación es muy linda. Me daba mucha adrenalina y tenía que estar muy atento y divertido también, por supuesto.
-¿Qué diferencia ves entre relatar en radio y hacerlo por televisión?
-La diferencia es que para relatar en televisión tenés que haber relatado en radio, cosa que al revés es bastante difícil. Yo me acuerdo que Pipo, Elio Rossi, que hizo toda la vida televisión, cuando quiso hacer radio medio que le molestó el ritmo. Son distintos. Si bien el ritmo televisivo hoy ha cambiado, ya se relata como si fuera radio en televisión. A la radio hay que acostumbrarse, porque quienes escuchan no lo están viendo. Hay un lenguaje que en televisión sabés que no se puede utilizar, porque la gente lo está mirando y no podés mentir. En la radio sí, hacés imaginar al oyente de alguna manera. Pero la radio es muy bella, hermosa.
-¿Qué cambio hubo en vos al convertirte en abogado y en juez?
-No sé qué cambio hubo en ser abogado o juez. Yo la abogacía siempre la miré también desde la justicia, no litigué porque no me gustó nunca. Siempre me gustó resolver conflictos, investigar, estudiar, algo que hice y sigo haciendo. Desde la justicia eso te lo permite. Para hacer justicia uno debe estudiar, estar preparado, más con las últimas reformas y la decisión de la vocación. Si querés resolver de este lado del mostrador o si vas a defender el derecho de las personas. Litigando lo hacés del otro lado, en los pasillos de tribunales. Esa es la idea, pero yo también me formé en la mediación. Me gustan los métodos alternativos, me gusta la abogacía desde ese lugar, desde el periodismo también: escribiendo, opinando, estudiando y debatiendo. Eso sí, hay una cercanía muy grande con el periodismo. En fin, ambos buscan la verdad y en el derecho también se busca la justicia. Un gran periodista debe hacer valer siempre la verdad.
-¿Cuáles fueron los eventos más importantes que cubriste?
-Haber estado en Fútbol de Primera, en el mundial juvenil 2001 que se hizo acá, en el mundial de Japón… En básquet, en el despertar de la Generación Dorada en Grecia en 1998 y en vóley, son eventos interesantes por los cuales pasé. Me llenó de alegría haber estado allí. Pero cada sábado o domingo se renovaban las ganas de relatar. A mí me tocaba todos los días. A veces tres partidos en un día. Relataba Primera División y además hacía Nacional B. No tenía descanso, pero me gustaba.
-¿Tuviste apoyo familiar?
-Mi viejo era médico, pero nunca me obligaron o incitaron a seguir esa carrera. Mi vieja quería que yo hiciera una carrera de las tradicionales, porque yo quería ser actor además de periodista. Estando en Buenos Aires me di el gusto de estudiar teatro y cine con Pino Solanas, con Alejandra Boero. Creo que tenía vocación y condiciones, que es lo más importante, porque a los seis meses me invitaron a pasar a un curso superior y empezar a ensayar. Con Pino también había ensayado un año, estudiando para actor de cine. Pero todo eso lo había hecho con el título de abogado, ya era grande y por supuesto que estaba trabajando muy bien en Torneos. Ya no podía cambiar. Además tenía 35 años. Al principio esa era la disputa, de todas maneras, siempre me permitieron que hiciera periodismo. En ningún momento me pusieron contra la pared para que deje, sino lo contrario. Pobre mi madre que falleció sin poder verme como juez. Siempre quiso que me dedicara a eso. Periodismo no había estudiado, pero hice algunos cursos en Buenos Aires cuando fui. Como no es una carrera colegiada, eso me permitió ejercer la profesión durante 30 años.
-¿Qué consejos le darías a alguien que está metiéndose en el camino del periodismo deportivo?
-El consejo que yo les daría es que lean mucho, que estudien y aprendan idiomas. El periodista debe saber idioma. Recordemos que el periodismo es comunicación pura y eso es esencial hoy. Esa mala comunicación es la que te puede llevar a un conflicto. De ahí, mi idea de la mediación. Así que ahí estoy uniendo las dos vocaciones también. El periodista necesita leer y estar bien informado, tener una cultura bien amplia, saber inglés. Sobre todo debe saber que la protagonista es la noticia y no él, uno no es el actor protagónico. Hay periodistas que quieren sobresalir por sobre la noticia, que es la estrella, ahí se cambian los roles y es cuando empezamos a fallar. Es muy importante contar la verdad y no una bomba para que la gente diga “¡uy!”. Hay gente que prefiere pasar desapercibida, para el día de mañana tener una vida normal y no insulten a tu familia, y otros que están orgullosos de que la gente los putee.
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