El equipo de Javier Mascherano recibió la ovación de cientos de hinchas en el hotel de Santiago del Estero.
Por Rodrigo Benegas.
Los cánticos, los gritos y los bombos de los hinchas albicelestes tomaron el protagonismo de la mañana, en la puerta del hotel de Santiago del Estero. Había gente que cantaba “Muchachos hoy nos volvimos a ilusionar”, algunos lo hacían incluso con guitarras. Éstos eran los que se llevaban el gran centro de la atención porque eran aplaudidos por el resto de los fanáticos. Pero también, habían otros que agitaban la camiseta celeste y blanca (o cualquier otra prenda) con energías interminables, como si la remera fuese las paletas de un ventilador de pie. Las ancianas reboleaban -como podían- las bolsas de las compras para no quedarse afuera del espectáculo. Por otro lado, los niños que aguantaban en la puerta del alojamiento. Con la cara de ilusión puesta en el interior del vidrio de la entrada para ver si algún jugador se asomaba para firmar autógrafos o tomarse una foto con los simpatizantes. Mientras sucedía todo ese alboroto, el plantel argentino Sub 20 descansaba para poder llegar de la mejor manera al partido contra Guatemala por la tarde.
El clima de esa cuadra inspiraba tanto optimismo que logró convocar – aunque sea por un rato- a más entusiastas. Las personas que trabajaban en los comercios de las cercanías, se dieron el gusto de asomarse para ver el ambiente festivo; otros, se unieron sin importar dejar por unos momentos los negocios. Lo mismo pasó con los que estaban de pasada o los que aparecían cargados de mercadería por hacer los mandados.
Varios de los aficionados se encontraban en grupo: con familiares o con amigos. Comían y tomaban mate para pasar las horas matutinas. La una gran mayoría no eran de la provincia santiagueña. Y tenían pensado quedarse en la entrada del hotel hasta que salieran los futbolistas al estadio
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