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LA REALIDAD DETRÁS DE LA PROFESIONALIZACIÓN


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El fútbol femenino es el deporte en equipo más practicado por las mujeres en todo el mundo. Entre el 2006 y el 2018 se incrementó su participación en un 60%. Se calcula que hoy en día más de 40 millones practican el deporte a nivel mundial. No obstante, la mitad de las futbolistas no reciben ningún salario.

Por Gonzalo Juan Hollmann

Las desigualdades están a la vista. Algunas de ellas pueden ser que la selección masculina de Estados Unidos recibió de la FIFA 9 millones de dólares por llegar a octavos de final en el mundial de Brasil 2014 y la femenina recibió sólo 2 millones por proclamarse campeona en Canadá 2015.

En Latinoamerica todavía está en desarrollo. Hace tres años se profesionalizó en Colombia y hace casi dos en Argentina, después de lo que fue el escándalo en la Copa América de Chile y de la enorme pelea de las jugadoras por ser escuchadas. Las jugadoras  posaron en la foto previa a un partido haciendo el “Topo Gigio”. Esto simbolizó el reclamo de derechos, tener ropa y canchas para entrenar, cobrar mínimamente viáticos y tener un espacio en AFA.

Hoy en día, la plata a repartir por año es de 24 millones de pesos para los 16 equipos de Primera División. Con ese dinero, los sueldos estarían en torno a los 13 mil y los 15 mil pesos, que son los salarios básicos de los futbolistas de la Primera C.

Los llamados equipos grandes no lo sufren, todas las jugadoras cobran un sueldo y su mayor problema pasa por jugar o no en el estadio del club. Distinto es el caso de clubes como Excursionistas o Villa San Carlos.

Excursionistas tiene ocho jugadoras con contrato profesional, pero esa remuneración se la reparten entre las 20 chicas del plantel. “Es un club chico. Actualmente entrenamos en un lugar que alquilamos, ya que la cancha de Excursionistas está concesionada por una empresa. Entonces si quisiéramos entrenar ahí, hay que pagar”, contó Viviana Paz. Es un club sin sponsors, por lo que intentan cubrir todos los gastos con el dinero que le otorga la AFA. No sufren la falta de material para entrenar, porque aunque les lleve tiempo, “heredan” indumentaria que se usó en las categorías masculinas.

La profesionalización cambió la realidad de muchos, pero en otros clubes solo ayudó a visibilizar un problema de siempre. “Hay cambios, el tema de la tele y las redes sociales son fundamentales, aunque no sea lo mismo que Boca, porque todo nos cuesta el doble. Antes gastaba dinero para jugar, ahora por lo menos tengo un viático, y sabemos que mejorará la situación si nos mantenemos en primera”, analizó Viviana.

En Villa San Carlos viven una situación parecida. A diferencia de Excursionistas, cuentan con sponsor que le brindan la indumentaria. Juan Cruz Vitale, DT del club, relató: “El año pasado nos consiguieron una cancha para entrenar en Las Talas (muy lejos, solo un micro llegaba) por lo que tuvimos muchos problemas porque de cada 10 entrenamientos, cinco nos decían que no podíamos ir, y a veces un rato antes de la práctica”.

En cuanto al trato dirigencial, se manejan con un grupo acotado: un subsecretario, un vocal y el jefe de prensa. “El presidente y el vice nos han hecho las cosas difíciles, incluso no querían que nos presentemos el año pasado. Por eso se dio todo el lío que tuvimos antes de que arranque el torneo”, apuntó Vitale.

Hoy Villa San Carlos no tiene donde entrenar. El club cuenta con una cancha de 11 en Berisso donde entrenan juveniles e infantiles; una sede repleta de actividades donde el femenino solo concentra; el predio del estadio con un espacio reducido y es usado por juveniles; y el gimnasio, que no les sirve por las grandes distancias que deben hacer algunas jugadoras.

“Los entrenamientos los vemos semana a semana. Estuvimos todo enero con mi ayudante buscando canchas para entrenar en Berisso. Golpeamos puertas, pedimos ayuda a la Municipalidad. Este año no nos “prestarán” la cancha del sindicato. Vivimos el día a día, y se gastan más energías en la organización que en lo futbolístico muchas veces”, se lamentó el DT. Los sponsors ayudan pero no alcanza. Se hacen rifas, reciben donaciones de padres de la Sub19, y las chicas con contrato colaboran enormemente.

Comparado con Boca o la UAI, que pagan 25 contratos siendo los sueldos más bajos de $25000, la desigualdad salta a la vista. Los clubes se la arreglan como pueden.


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