El primer problema que tuvo que enfrentar ese gobierno fue la Reforma Laboral votada en abril del 2000. La aprobación en el Senado, según Chacho Álvarez, estaba manchada con coimas. Seis meses después, De la Rúa eligió modificar el gabinete. Entre los nombres cuestionados estaban Alberto Flamarique (exministro de Trabajo) y Fernando de Santibañes (al mando de la SIDE), los principales implicados en el escándalo por sobornos. El entonces vicepresidente creía que debían ser removidos de sus cargos. Ante la negativa del Jefe de Estado, renunció.
Mientras Argentina iniciaba su serie por la permanencia ante Colombia, Alvarez daba un discurso en el Hotel Castelar. “Respeto las determinaciones del Presidente, sin embargo no puedo acompañarlas en silencio porque son contradictorias con las decisiones que vengo reclamando en el Senado”, argumentó. Y finalizó con las siguientes palabras: “Me da mucha vergüenza que un joven de 16 o 17 años sienta que la política es similar al delito”.
Dos horas y media después de la renuncia de su compañero de fórmula, el Presidente hizo su propio descargo por televisión. “Aquí no hay crisis”, dijo De la Rúa en el comienzo de su discurso. Agradeció a Álvarez e hizo la siguiente aclaración: “Voy a pelear hasta el final todas las batallas”. Poco más de 14 meses más tarde, sería De la Rúa quien dejaría anticipadamente su cargo en medio de una de las peores crisis institucionales de la historia.
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