SOCIEDAD
Las voces detrás del Zumba
Una tarde de baile en un club de zona Sur con personas unidas por la felicidad, la satisfacción, la sanación y la libertad.
Es sábado por la tarde en el barrio de Temperley, el sol pega fuerte sobre la calle Norma Fontela al 600. Allí está ubicado el club del barrio donde los vecinos realizan deportes y actividades de recreación.
Esta vez el Club Almafuerte de San José recibirá a un grupo de mujeres de diversas edades que traen puestas prendas de color rojo con frases como “Bailar es soñar con los pies” o “Primero lo primero: vamos a bailar”. Llegan desde diferentes localidades, se saludan, comparten mates y se sacan fotos.
En el interior del club se ultiman detalles, suena música fuerte y hay stands donde venden calzas, buzos y musculosas. Más atrás en el salón hay dos stands más: uno de maquillaje con glitter y otro que ofrece peinados. Allí se prepara Julieta, la organizadora de esta master class de Zumba.
Zumba es una clase de baile que propone coreografías sencillas, donde no se exige la perfección sino disfrutar de cada movimiento; y que llegó a la Argentina en 2013 y años más tarde se popularizó de la mano de Jesica Cirio y se convirtió en mucho más que un baile de moda.
De las paredes del club de zona Sur cuelgan banderas. Una dice “Bailando las penas se olvidan” y otra “Club de fans de Fernando Cuenca: Las Fernanditas”. Fernando Cuenca recién llegado de su Paraguay natal, baila zumba hace nueve años y es uno de los instructores que encabeza la clase.
Rosa tiene 57 años, es docente jubilada y viajó especialmente 80 kilómetros para verlo. “Bailo zumba hace ocho años y me hace feliz; me ayudó a superar las dificultades físicas de la edad. Me siento una piba”, asegura. Afuera la espera su marido con quien, al finalizar la master class, se irán a pasar un día de relax a las termas de Dolores.
Llegan más mujeres. Está por comenzar “su hora feliz”, así definen ellas a la hora que le dedican a este baile. Julieta es comerciante pero declara que el baile y la música “siempre fueron su pasión”. Hace cuatro años que organiza entre seis y siete master class al año.
Preparar cada una le lleva alrededor de un mes y asegura que no tiene sponsors, es todo a pulmón. Fernando Meldi es la otra figura invitada. Éste cuenta que el creador de Zumba es un instructor físico colombiano llamado Beto Pérez, quien tuvo la idea de crear un baile que se diferencie de la perfección que tenían técnicas como la aeróbica a mediados de los años 90. Se propuso que la zumba iba a ser algo distinto, donde “el despeje y el disfrute” sean protagonistas.
En nuestro país, según un informe de Zumba Fitness publicado por la revista Rolling Stone, esta actividad llegó al 90% de los gimnasios de la Ciudad de Buenos Aires, con más de 1.700 instructores.
Alrededor de 200 personas llegaron esta tarde al Club Almafuerte, llenas de energía, colores, euforia y alegría. Dentro de estas clases se bailan coreografías al ritmo de salsa, merengue, cumbia, bachata y reguetón.

Entre la multitud sólo se ven a tres o cuatro hombres. Uno de ellos es Alberto, quien viste musculosa roja y bermuda negra; hace tres años decidió ser instructor. Para él este baile fue “sanador”. Al respecto cuenta: “Falleció mi hijo a los dos meses, tuvo muerte súbita. Conocí Zumba y descubrí que me gustaba bailar, era algo que estaba escondido dentro mío y me ayudó un montón a salir adelante. Me sanó un montón”.
Esta tarde, el baile es el común denominador de quienes en él encuentran felicidad, satisfacción, sanación y libertad. “Zumba abarca todas las edades y nadie se fija en el cuerpo del otro, zumba es libre y para todos”, expresó Marcela que baila hace seis años y se encuentra en tratamiento de quimioterapia. A su lado, un grupo de niñas de 8 y 9 años que llevan puestas remeras rojas con su nombre en la espalda. Sin duda, todas coinciden en que bailar zumba les genera “mucho amor”.
Pasadas las 17.30 horas suben al escenario los dos instructores y Julieta. Los tres lucen zapatillas de la marca oficial de Zumba y remeras rojas que dicen “#TeamLove” y en la espalda se lee “Fer ‘s Fest”. Cada evento tiene una temática representativa para distinguirse de los demás y la de hoy es “color rojo love” por el amor que la organizadora siente al ver bailar junto a las figuras que hoy la acompañan.

Las luces y los aplausos acompañan los movimientos sobre el escenario que son un derroche de energía y los gritos debajo suenan como una “liberación” personal que estaban esperando salir. Entre las personas que bailan, está Viviana de cabello rubio y corto, tez blanca y aproximadamente 1,70 metros de altura. Su presencia no pasa inadvertida y sus tatuajes tampoco. Viste calza negra con detalles rojos, musculosa roja y sobre sus hombros lleva una cortina brillante con flecos de papel aluminio del mismo color. Y, por supuesto, un maquillaje que acompaña su outfit. Hace unos minutos describió su sentimiento hacia la zumba:
–Me dicen “Furia” y bailo hace tres años. Me cambió la vida porque hace cuatro años falleció mi única hija. Los psicólogos y psiquiatras me mandaban a hacer cualquier deporte y yo no quería. Hasta que una psicóloga me recomendó bailar zumba y descubrí un mundo bárbaro.
–¿Por qué este look?
–Siempre me gustó maquillarme. Siempre me gusta tener el pelo claro, por mi mamá que también falleció. Me gusta mucho “adornarme”. Mi hija siempre me decía que brille y entonces en honor a ella tengo tatuajes y me gusta brillar. Con la zumba me libero, siento que ella me guía, ella está conmigo. Tomo mucha medicación y gracias a este baile me estoy curando.
Las postales fotográficas de esta jornada quedarán retratadas por Axel, quien se dedica a cubrir masterclass hace seis años. Varias veces al mes recorre diferentes localidades bonaerenses y provincias argentinas capturando estos momentos. Sobre la diferencia que observa entre cada lugar dice: “En las provincias las master se viven como un plan de día completo, una salida familiar. La gente es amena con el que viaja desde lejos, comparten muchas cosas”.

“Acá, el clima es festivo pero cada uno está en su mundo”, sigue el fotógrafo. Un mundo que acaba de ser testigo de historias de vida de personas que a través de este baile son felices.
La tarde va llegando a su fin. Son casi las 20 horas y los rayos del sol quedaron detrás. El club va quedando vacío. El silencio va cobrando protagonismo por sobre la música y la euforia. Julieta saluda y se abraza con las pocas personas que quedaron.
Los micros escolares que estaban estacionados en la puerta ya partieron a sus localidades. Rosa ya está camino a las termas. Las niñas se fueron con sus familias. Alberto y Marcela también. Y Furia fuma un cigarrillo en la puerta mientras espera que la vengan a buscar.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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