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Los niños ya no leen cuentos, ¿mito o verdad?


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El mundo digital, a través de la hiperconectividad y la sobreinformación, permitió nuevas formas de lectura: leer mensajes de WhatsApp, posteos en las redes sociales, artículos en blogs, notas en medios de comunicación digitales. Estos escritos son llamados “textos discontinuos”, explicó la licenciada en Letras Valeria Abusamra a Eter Digital. En este tipo de textos, la lectura y la escritura están en un alto nivel histórico tanto en niños como en adultos. Sin embargo, todo cambia cuando se trata de la lectura de un texto más prolongado, con más de una o dos páginas con un tinte más literario. 

“Hay cuestiones que están desplazando a la literatura. De pronto tenés aplicaciones en el celular y ciertos programas que reemplazan a la lectura”, explicó Abusamra. 

La carencia de libros infantiles entre los 0 y 8 años es elevada y se asocia a la falta de estimulación oral por parte de los adultos de referencia, según data el estudio “Libros e infancias. Carencias y desigualdades sociales”, publicado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina(ODSA-UCA). 

“La lectura depende también de los padres. Si vos tenés unos papás que desde chiquitos te leen o te cuentan una historia inventada, vos vas generando el hábito. Y eso es importante”, opinó Abusamra.

Por su parte, desde la Feria del Libro de Buenos Aires, Marina Motusich, docente de primaria, consideró: “Es cierto que la lectura literaria infantil se está perdiendo, pero tiene que ver con que cada vez se les ofrece menos un ambiente estimulador. Sobre todo, en los primeros años de su vida”. A su lado, estaba su hijo Salvador, de 4 años.

“Recién se compró un libro de San Martín que eligió él, tiene cuatro años y ya lee”, comentó mientras el niño abrazaba fuertemente a su libro. “Creo que uno tiene que proponerse como adulto la lectura en los niños”, reflejó Motusich.

¿Qué pasó con la lectura durante la pandemia?

La lectura se encuentra vulnerada, según el informe de la UCA, por la falta de clases presenciales y la virtualidad que generaron impactos negativos durante 2020-2021, los años de la pandemia de Covid-19.

Valeria, doctora en Lingüística por la Universidad de Buenos Aires y Doctora Honoris causa por la Universidad de Chubut, explicó a este medio que las personas tienen habilidades lingüísticas que son innatas, como desarrollar el habla. Por otro lado, exiten habilidades lingüísticas que son enseñadas y se deben ejercitar. Estos son: la lectura, la escritura, la comprensión y la producción de textos. “Nadie nace sabiendo escribir un texto, te lo tienen que enseñar”, ejemplificó ella. 

Durante la pandemia, si bien las clases continuaron, ese acompañamiento no fue tan contundente. Había escuelas cuyos alumnos tenían mayor conectividad y otros que no, al no tener dispositivos para conectarse. “Entonces todo eso fue mucho más irregular y tuvo que depender de cada casa. Que tuvieran conectividad, que tuvieran computadoras o teléfonos para conectarse, que tuvieran docentes que los siguieran”, expresó. 

“Las consecuencias fueron muy importantes porque después de la pandemia, los chicos rindieron muy por debajo en tareas de comprensión de textos de lectura y de producción. Fue grave y va a costar mucho tiempo recuperarse de eso”, lamentó Abusamra. 

“Les cuesta mucho a los chicos mantener la concentración, tienen mucha ansiedad, entonces necesitan cambiar de actividad rápidamente”, aportó Motusich, docente de escuela primaria. 

La falta de lectura también se refleja en la oralidad fluida, el vocabulario, la escritura y en la falta de motivación para trabajar en clase, analizó Melissa Higa, preceptora del Jardín Girasol de Florencio Varela.

Aprender a leer y luego a comprender

Según la doctora Abusamra, que trabaja como investigadora en el CONICET, antes se pensaba que aquellos niños que tenían falta de comprensión lectora eran solo los de contexto desfavorecido. En la actualidad, mediante pruebas nacionales se sabe que niños de escuelas de alto poder adquisitivo, tampoco comprenden lo que leen. “Es decir, esto es muy grave”, recalcó la doctora. 

De acuerdo al informe “Lectura y desigualdad. Comparaciones entre Argentina y América Latina” del Observatorio de Argentinos por la Educación (2023), en Argentina el 46% de los alumnos de 3er grado de primaria “no tiene la capacidad de localizar información o relaciones presentadas literalmente y realizar inferencias a partir de información sugerida, destacada o reiterada”.

La doctora explicó que si no se brinda el primer paso, que es la decodificación, la capacidad de transformar las letras en sonidos de manera automática y mecánica, no hay forma de comprender el texto. “Y lo que está pasando acá, es que una gran cantidad de estudiantes no pasa ese nivel. Pero no en primer grado, no lo logran en sexto grado. Tienen 11 años y sigue habiendo dificultades para decodificar, de hacer el primer paso para comprender la lectura”, aclaró. 

Conforme a sus palabras, las investigaciones que son realizadas por el CONICET basadas en la lectura y comprensión de textos, se dividen en tres grandes bloques.

El primero se centra en lo que pasa en el desarrollo lingüístico temprano del niño, es decir, cómo se desarrolla el lenguaje en el hogar desde temprana edad. En el segundo bloque se trabaja la alfabetización inicial, que estudia cómo el niño comienza a leer, en transformar las letras en sonidos. Y en el tercer bloque, en donde se encuentra actualmente la doctora, se estudia qué pasa con la comprensión de textos. En esta instancia, se estudian niños desde los siete u ocho años hasta la edad adulta. 

“Tras aquellos estudios, la conclusión es que en términos generales hay varios factores que determinan el desarrollo de la lectura y comprensión de texto: el nivel socioeconómico, las posibilidades educativas, el apoyo familiar, las tecnologías, el método de enseñanza. Las investigaciones demuestran el gran impacto que tienen el ambiente y el contexto sobre el desarrollo de la comprensión y lectura”, detalló la investigadora. 

Por otro lado, demostraron que efectivamente hay un deterioro en el rendimiento, y es un problema que no ocurre exclusivamente en Argentina, sino que se trata de un gran problema internacional. “Todos los sistemas educativos quieren lectores críticos, pero no todos lo logran”, expresó. 

Fomentar la lectura como hábito 

Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la rutina de la lectura tiene que nacer desde casa, en familia. Y no debe sentirse como una obligación, ya que el objetivo debe ser que el niño lea por placer. 

En su página oficial se encuentra un artículo en donde revelan  siete maneras divertidas para fomentar la lectura. Un ejercicio para que la lectura en los niños se incremente y el analfabetismo decaiga.

Abusamra aconsejó: “Es importante que, desde el hogar se impulse la lectura y desde el punto de vista de la escuela, hay mucho por hacer. Yo creo que todos estamos de acuerdo que es importante enseñarles a los niños a leer, pero no todo el mundo tiene muy en claro que también es importante enseñar a comprender textos. Se debe enseñar cómo comprender, cómo jerarquizar la información, entender la estructura sintáctica, cuáles son los sustantivos, los verbos, cómo se conectan y demás”.  

Un lector crítico es la base de una sociedad libre, en la que cada uno hace lo que quiere y no lo que lo convencen de hacer. Tener ciudadanos críticos, es tener ciudadanos libres que tomen sus propias decisiones. Eso es lo primero y fundamental. No te sirve solamente para atravesar la escolaridad y para aprobar una carrera universitaria, te sirve para comportarte en sociedad, entonces es algo fundamental, declaró Abusamra.

“Pero además, te sirve para otras cosas, como más vitales si se quiere. Esta cosa de poder proyectarse hacia otros espacios y tiempos con la lectura de una novela, es maravilloso. Necesitas la lectura por placer para eso, para generar creatividad. Pero por sobre todas cosas, desde un punto de vista más utilitario, para poder tener una sociedad en la que no te engañen, en la que puedas leer por vos mismo, comprender lo que te están diciendo y que después puedas tomar tus propias decisiones”, finalizó Abusamra.   


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