El autor de novelas como “Un crímen secundario” o “El rescate del Mesías” comenta el inicio de su show, su trabajo literario y la actualidad política argentina.
Marcelo Birmajer no es un autor ordinario. Admirador de Adolfo Bioy Casares e Isaac Bashevis Singer, y apasionado de la historia y política argentina, además de haber publicado casi un millar de cuentos-como él mismo se jacta- es un narrador de cuentos. En su nuevo show teatral, presentado en La Sodería, relata distintas historias que escribió a lo largo de su vida, y por eso no solo narra cuentos, él se hace cuento.
¿Cómo surge tu nuevo espectáculo en vivo “Marcelo Birmajer se hace cuento”?
La sección escrita en el diario Clarín es una referencia al poema de Jorge Luis Borges: “A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires/la juzgo tan eterna como el agua y el aire”. Y se me ocurrió empezar a compartirlos en vivo, de manera presencial.
¿Cuál es la diferencia entre escribir un cuento o una novela, y preparar el show?
El show es mucho más placentero. Me gusta ir cambiando las palabras en cada función, contar cuentos distintos según el público, ir alterando el show según la reacción de la gente. Y eso no lo podés hacer cuando escribís.
¿De dónde viene la inspiración para escribir esos cuentos?
Nadie sabe de dónde viene. La imaginación te asalta, no la podés buscar. A mí se me presentó cuando era un niño, y a veces me abandona, va y vuelve. Pero es verdad que tantos cuentos requieren pensar cómo lo logro. Yo creo que es porque es lo único que sé hacer,si no hago eso me muero de hambre.
¿Cuáles crees que serán los autores que formarán a las próximas generaciones?
Pablo de Santis, definitivamente; Juan Sasturain, formó a muchísimos autores, incluyéndome; y Jorge Fernández Díaz, con quien tengo la fortuna de que me haya convocado a trabajar en su programa Pensándolo Bien, uno de los más escuchados de la radio argentina.
¿La oposición debería acordar con el gobierno, o cuál debe ser el rol que deben ocupar después de las elecciones legislativas?
No, porque el Gobierno ha demostrado su incapacidad para dialogar y su ánimo de imponer. Cuando el presidente Alberto Fernández nos encerró a todos para hacer su fiesta en la Quinta de Olivos, o cuando cerraron todos los colegios, no hubo posibilidad de diálogo. Ahora tienen que dejar el poder, y permitir que la oposición sea la que proponga cómo salir de este caos.
En una nota tuya en Clarín acerca del 11 de septiembre de 2001, habla de la amenaza presente de un mundo dominado por el fundamentalismo. ¿Se puede relacionar esa amenaza con el conflicto mapuche y de la RAM?
Hay una alianza directa entre los “maputruchos”, porque no son mapuches verdaderos, con el terrorismo palestino, que incluye a Hebe de Bonafini y a Estela de Carlotto (titular de la organización Madres de Plaza de Mayo y de Abuelas de Plaza de Mayo, respectivamente). Están en contra de la democracia, de los judíos como pueblo, y de la existencia de Israel y Argentina.
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