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Megan Rapinoe: activismo dentro y fuera de la cancha


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La capitana de la selección de Estados Unidos se erige como referente de muchos. Una atleta abiertamente LGBT, que en el pico máximo de su carrera, tras haberlo ganado todo, se atreve a enfrentarse al poder y cuestionar el lugar del deporte femenino.


26 de marzo de 2021, vistiendo traje negro, camisa a rayas azules y blancas, un collar de pequeñas perlas sobre su cuello, el cabello rosa brillante y zapatillas Convers blancas, Megan Rapinoe, capitana de la selección femenina de fútbol de los Estados Unidos (o soccer como le dicen allá) y vigente Balón de Oro, acude como oradora, tan solo un día después del #EqualPayDay (día de paga igualitaria) a la Casa Blanca.

Pinoe, como suelen llamarla sus amigxs y compañeras, se encuentra allí para hablar frente al Congreso. Sube al atril, mira a la cámara y dispara: “He ganado cuatro campeonatos del mundo, he ganado cuatro medallas olímpicas y a pesar de eso me han faltado el respeto porque soy mujer. En este país del sueño americano, que dice que si trabajas duro, serás recompensado de manera justa, esa promesa no ha sido igual para todos, al día de hoy sigo cobrando menos que los hombres que hacen el mismo trabajo”.

Casi dos años pasaron desde que, en medio de idas y vueltas con varios improperios, le dijera a Donald Trump (en ese momento presidente de los Estados Unidos) que si ganaba el Mundial no visitaría “la puta Casa Blanca” y este le respondiese que “que ganara antes de hablar y terminara el trabajo”. Allí está, no solo terminó el trabajo, fue la mejor.

Si hablamos de Megan Rapinoe, debemos hablar de lucha, de sacrificio, de intención y decisión, de cómo, como la misma Rapinoe alguna vez dijo parafraseando a Audre Lorde en el libro Black Women Writers at Work, “celebrar las diferencias”.

Nacida en Redding, California, hija del segundo matrimonio de Denisse con Jim Rapinoe, junto con su gemela Rachel fueron las menores de cinco hermanos. Proveniente de una familia conservadora y, como su madre bien declaró para Essentially Sports, “al servicio del país”.

En lo referido al deporte tuvo siempre el apoyo de su padre, Jim, un ex militar retirado, que luego de la guerra de Vietnam buscó una salida en el mundo de la construcción con un emprendimiento familiar. Esto le dejaba algo de tiempo libre y se convirtió en el principal aliado de los sueños de la pequeña Megan.

Su primer acercamiento al deporte fue a través de su hermano Brian, quien jugaba en el colegio y llevó a las inseparables gemelas con él. Sin embargo, existía un problema, Redding no tenía equipo femenino y si bien la pequeña Pinoe no tenía inconveniente en jugar con los varones, no podía hacerlo en los torneos.

Ante esta situación su padre lejos de alentarla a dedicarse a otro deporte más “femenino” como muchos sugerían, le consiguió un lugar en el equipo de Elk Grove en Sacramento. El viaje implicaba dos horas y media desde su ciudad natal, Jim era el entrenador y chofer de las gemelas.

Allí no solo compitió en fútbol, sino también en básquet, en atletismo y estuvo en la lista de honor cada semestre. Tras tres años en Sacramento, las gemelas Rapinoe se mudaron a Portland, donde tuvieron un gran rendimiento, lo cual las llevó a ser convocadas a la selección sub 19 para disputar el Mundial Sub 20. En 2006, luego de tres años de gran rendimiento, Megan sufrió la rotura de ligamentos de la rodilla, algo que se repitió tras dos partidos luego de su recuperación. Estas dos lesiones fueron un golpe muy duro que la tuvo marginada de los campos de juego por más de un año y medio.

En 2009 comenzó su camino por la WPS (Liga Profesional de fútbol femenino). Pasó por varios equipos como los Red Stars de Chicago, el Independence de Philadelphia y los Magic Jack de Florida. Para 2011 todos fueron desmantelados junto con la liga. Ante esta situación y la necesidad de lograr competitividad y ritmo para la selección nacional, decidió emigrar a Australia donde tras un breve paso por el Sydney FC, se incorporó junto a algunas compañeras de selección, al Seattle Sounders con el objetivo común de prepararse para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Michelle French, DT del equipo, declaró al sitio SoundersWomen.com: “Partiendo de su liderazgo y éxito en la Universidad de Portland, Megan ha continuado evolucionando y se ha convertido en una de las más emocionantes, impredecibles, creativas y llamativas jugadoras del fútbol femenino”. Con Rapinoe y sus compañeras de selección presentes en el equipo​, el Sounders agotó las entradas en nueve de sus diez partidos en casa en el Starfire Stadium, la media de asistencia durante la temporada de 2012 para el equipo de Seattle fue cuatro veces mayor que la del siguiente equipo más cercano.

2012 sería el año soñado para Pinoe, no solo lograría el oro para su selección, sino que sería clave en la obtención del título con tres goles y cinco asistencias, dos de los goles fueron contra Canadá en la semifinal donde obtuvo un inesperado y aún vigente récord, convertirse en la única futbolista, masculina o femenina, en marcar un gol olímpico en un juego olímpico. Consiguió así su mejor año con 8 goles y 12 asistencias para los Estados Unidos. Ese año también hizo pública su preferencia sexual y comenzó su militancia por los derechos de la comunidad LGBT.

En 2013 tuvo un breve paso por el Olympique de Lyon para finalmente recaer en la liga de los Estados Unidos, en el por entonces Seattle Reign (hoy OL Reign) de donde jamás se iría.

Sin embargo, a diferencia de lo que suele pasar con los y las jugadoras de fútbol, la exitosa historia de Megan como futbolista alcanzaría su máximo esplendor representando a su país. Ese mismo año USA ganaría la Copa de Algarve con Pineo siendo elegida como figura del torneo. Lo mismo sucedería con la copa She Believes y un año más tarde la Concacaf. En 2015 llegaría la primera copa del Mundo, siendo pieza importante con dos goles y dos asistencias.

A partir de ese año, su etapa de activismo tomó un rol más preponderante, haciendo labores filantrópicas para Gay, Lesbian & Straight Education Network (GLSEN) y el Comité Olímpico Estadounidense. Se convirtió en embajadora de Athlete Ally, una organización sin ánimo de lucro que se centra en acabar con la homofobia y la transfobia en el deporte.

En septiembre de 2016 atrajo la atención nacional por arrodillarse durante el himno en un partido internacional en solidaridad con el Jugador de la NFL Colin Kaepernick en un acto en contra del racismo y la violencia policial. “Fue un pequeño guiño a Kaepernick y todo lo que está representando en este momento. No he experimentado la brutalidad policial, ni racismo, ni nada parecido a perder un familiar, pero no puedo permanecer como si nada cuando hay gente en este país que tiene que lidiar con este tipo de cosas. Sé que nada de lo que haga aliviará el dolor de esas familias, pero siento que arrodillarme durante el himno nacional es la forma correcta de proceder y haré lo que sea para ser parte de la solución”, declaró Rapinoe para el sitio The Players Tribune luego del partido. Luego de esto la federación de fútbol estadounidense intervino y la obligó a permanecer de pie, Pinoe lo hizo, pero se negó a cantar el himno. Sus compañeras la apoyaron.

En 2018 se convirtió en la primera mujer homosexual en posar para Sports Illustrated y salir en la tapa de ESPN Body Issue.

Nada de esto sería comparable a lo que le esperaba en 2019, dentro y fuera de la cancha. Su altercado con Donald Trump puso los ojos de todos sobre ella. Una vez más Rapinoe respaldó sus palabras en el campo de juego, no solo lograron el campeonato mundial, Pinoe fue elegida mejor jugadora del torneo, logró la bota de oro (premio otorgado a la goleadora del torneo) y el Balón de Oro meses más tarde. A fin de año, cuando recibió el premio The Best de la FIFA a la mejor jugadora del mundo, en lugar de hablar como hacen todos, del esfuerzo y el trabajo en equipo, utilizó su momento para resaltar la inequidad y el racismo dentro del fútbol.

Según el último relevo realizado por #Equal PayDay, (2019) por cada dólar que gana un hombre blanco (no hispano) en Estados Unidos, las mujeres reciben por igual tarea:

$0,85, si son de origen asiático.

$0,61 si son afroamericanas.

$0,58 las nativas americanas

$0.53, las de origen latino.

Tal vez en 2023 tenga otra relevancia aquel episodio durante la copa del mundo 2011, donde una jovencita Pinoe agarró el micrófono tras su gol contra Colombia para gritar la letra de “Born in the USA”, de Bruce Springsteen. Una canción que al escucharla por primera vez puede remitir a patriotismo y agite de banderas, pero que haciendo un poco más de foco veremos que habla de cómo la sociedad norteamericana perdió el rumbo, alienó a sus hijos e hijas y los forzó a realizar un examen más riguroso sobre “la tierra de la oportunidad”.

Más allá de la imagen que posee en el ambiente del fútbol femenino mundial, con su compromiso y pasión, luchando por un mundo más inclusivo y equitativo, Rapinoe ha demostrado que el deporte puede ser un poderoso vehículo para el cambio, como ella misma afirma en el libro autobiográfico One Life, El cambio real se encuentra dentro de todos nosotros. Está en las elecciones que hacemos todos los días. Está en cómo hablamos, a quién contratamos y qué permitimos que otros digan en nuestra presencia. Depende de si estamos dispuestos a pasar incluso cinco minutos al día pensando en cómo podemos mejorar el mundo”.


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