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“NO ARMO JUGADORES, ARMO PERSONAS”


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Nadia Persa tiene una vida vinculada al deporte. La periodista deportiva egresada de ETER comenzó a jugar al tenis a los 6 años, pero su carrera se frustró –en parte– por el atentado contra las Torres Gemelas. Hoy se desempeña como profesora en la cancha y también en el aula.

Por Silvina Rodríguez y Verónica Castillo

Llegó a jugar Future y a los 16 años decidió colgar la raqueta por un tiempo para poder dedicarse a la docencia. Así fue como obtuvo su título de Profesor de Educación Física, mientras hacía el Profesorado de Tenis. Se describe a sí misma como una amante del estudio. Es por ello que su situación académica no termina en los profesorados. Su pasión por escribir y la necesidad de llegar con sus textos a otras personas la acercaron a ETER. Sumo así un diploma más como periodista deportiva. Su vinculación con la escuela continúo en las aulas, donde dio clase de la materia Tenis. 

A sus 34 años es Directora de Tenis en el club Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque (GEVP). Allí realiza su trabajo junto a su amigo y compañero de tenis y de periodismo, Dan Chaia (también egresado de ETER).

Con una carrera llena de viajes y experiencias, el objetivo de Nadia no se termina en la construcción de jugadores; para ella es más importante “formar personas” a base de los valores y el respeto. “Lo que el niño refleje en la cancha será el espejo de la academia y de su entrenadora”, expresó Nadia en medio de una rica charla al borde de la cancha, su “casa”.

-¿Cómo empezó tu vinculación con el tenis?

-Fui jugadora desde los 6 años. Entrené en Vélez y en Asturian. Después en Devoto, con un entrenador rosarino. Llegué a jugar en Menores y Future, pero dejé en el 2001 cuando pasó lo de las torres gemelas. Iba a viajar al Orange Bowl y como paso eso no pude ir. Tenía que viajar en diciembre, pero mis papás no me dejaron. Ese fue un punto en el que bajé la motivación. Hice la pretemporada siguiente en enero y febrero, pero al otro año dejé. Me desmotivé. Esto fue a mis 16 años. Seguí vinculada al deporte, había una chica que me hacía de sparring y era directora de acá, del club (por GEVP). Cuando empecé el profesorado de educación física ella me preguntó si quería dar unas clases y ayudarla un poco. Me mandé y empecé a dar clases, de eso hace ya 16 años. Tengo 34, empecé como profe de escuelita, ayudante en realidad. Esa amiga me enseñó todo en esos dos años. Después hice el Profesorado de Tenis. Me egresé como profesora de Educación Física y me quedé con esto. Trabajé en colegios, pero nada me gusta como esto. Siento la misma pasión que cuando jugaba. Estar en la cancha y entrenar a los chicos es algo parecido a cuando yo jugaba. Eso es lo que me motiva de trabajar acá.

-Siempre estuviste en GEVP…

-Sí. Me siento cómoda y no me moví de acá. Empecé como profesora, ayudante y hoy soy la Directora del club en la parte de Tenis. También soy entrenadora de alta competencia junto a mi compañero Dan.

-¿Cómo llegaste al periodismo?

-Me gustaba el periodismo deportivo. Siempre escribí muy bien y no sabía dónde explayarme. Hable con un chico que era periodista y me mandé. No trabajé mucho. Sí hice las pasantías que daban en ETER. Después seguí en contacto con el director de la carrera, Germán Riesco, y di clases en la escuela. Era como estar vinculado al tenis y me gustaba, el círculo se cerraba. Hoy ya no doy más clases porque no me dan los tiempos. Si pudiera, estaría en ETER. Me encanta, me gusta el lugar y cómo se trata a los alumnos.

-Trabajás con nenes y adolescentes. ¿Cómo te manejás en el trato?

-Es difícil. Siempre intento entrarles por la empatía. Acá no somos policías. Si están entrenando mal, lo hablamos. Hay diálogo todo el tiempo. Me parece que los adolescentes están cerrados al diálogo, pero si les entrás, por ahí lográs algo bueno. Pero si lo hacés por la directiva, es un problema. Es muy difícil que te presten atención. Es posible que des una consigna y que a los diez segundos te pregunten qué es lo que dijiste. No te prestan atención y eso es lo más difícil. La clave es tener mucha paciencia, más si trabajas con adolescentes.

-¿Cómo es tu vida con los viajes cuando acompañás a quienes compiten?

-Se planifica el calendario y nos movemos en función a eso. La realidad es que acá en Argentina hay una nena a la que le está yendo muy bien. Es la número dos de su categoría y acá no tiene tanta competencia. La verdad no sirve que siga compitiendo acá. A Tizi (Tiziana Rossini) la conozco desde sus siete años. Tengo toda la confianza con ella, es como mi hermanita. Los padres de tenistas están mentalizados y acostumbrados a que sus hijos viajen. El año pasado estuvimos en Italia. Hace poco me fui 15 días a Chile con ella y otra nena. Nos fue muy bien y nos llevamos bárbaro. Pero no es fácil tener 24 horas a los adolescentes, siendo que no sos la mamá ni el papá. Es mucha responsabilidad.

-¿Y en Italia? ¿Cómo fue esa experiencia que tuvieron?

-Buenísima. Sumamos experiencia y anécdotas. Con Tizi nos pasó en Europa que nos perdimos en el tren. En Italia los trenes se combinan con otras ciudades. Nos equivocamos y nos fuimos para otro lado, con los bolsos y las raquetas nos subimos a un tren y terminamos en otra ciudad, pero bueno… Tuvimos un día libre en Roma y la llevé al Coliseo, me dijo que sí. No la vi convencida, pero fuimos porque la madre le había dicho que aprovechara y fuese. Llegamos y ella estaba como diciendo: ‘Dale Nadia, ¿acá me trajiste…?’. A ella no le interesaba, jaja. Pero estas anécdotas se dan también gracias a la confianza que nos dan los padres al llevar a los hijos de viaje. 

-Además trabajás con Dan Chaia, quien también se recibió en ETER…

-Sí. Con Dan nos conocimos en el estudio, ya que él también es egresado de ETER y cursó unas materias conmigo. Después se atrasó un poco, pero pegamos buena onda. Yo sabía que él jugaba al tenis. El año pasado, cuando agarré acá en GEVP la dirección, necesitaba un compañero porque viajo mucho y al hacerlo necesito dejar a alguien a cargo en esta área. Él es exjugador, entonces lo llamé y le dije que venga así charlábamos. Lo vi jugar, tenía referencia de otros clubes y aparte lo conocía como persona. No puedo laburar con personas que no vayan conmigo en los valores. Principalmente porque lo que impongo son los valores. Yo acá armo personas y no jugadores, ese es mi lema en cuanto al entrenamiento y en lo que se hace en esta academia. Hoy estoy yo al mando. Una baja una línea y yo quiero que mis profesores formen personas; si después son jugadores y les va bien, genial. Si faltan el respeto, insultan y todo eso nos representa a nosotros como academia y me parece que ahí está el punto de lo que queremos dejarles a ellos.


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