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“PUSIMOS A LA ARGENTINA EN EL LUGAR QUE SE MERECÍA”


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Los Pumas lograron un histórico bronce en el 2007, en Francia. Mario Barandiarán, ayudante técnico de Marcelo Loffreda en aquella Copa del Mundo, recordó para ETER Digital todo lo acontecido antes y durante aquella epopeya.

Producción especial: Yamila Grassi y Alejo Serafino

Por Mario Barandiarán.- A lo largo del mundial, el equipo fue creciendo en algunos aspectos, pero no hay que olvidarse que el partido inaugural fue con Francia, por lo tanto no podíamos empezar distraídos porque era contra una potencia y que era local. Sí es cierto que tuvimos una primera etapa preparatoria a ese partido que fue lo que vivimos en Gales y en Bélgica.

En el partido con Gales, el primero que se jugó en agosto, sufrimos la baja importantísima de Martín Gaitán. Pero no solo la baja importante sino por el motivo: una infección cardíaca que lo puso al borde de la muerte. Gracias a la rápida acción del médico del equipo y a los buenos servicios de salud que nos ofrecieron en ese país, Martín hoy está vivo y está fantástico. Para el grupo fue un golpe muy duro porque al margen de lo que era Martín cómo jugador, lo que se significa en el grupo porque es una persona impresionante y era un tipo muy querido, es un tipo muy querido por todos nosotros.

El segundo partido amistoso lo jugamos contra Bélgica, dos semanas previas al torneo: se lesionaron Gonzalo Longo y José María Núñez Piossek. Lo de José María fue una baja que hizo que también tuviéramos que prescindir de él. Entonces ahí se llamó a dos jugadores. Se sumaron al plantel: Federico Aramburu y Hernán Senillosa, quienes no estaban en la lista original. A Gonzalo Longo se decidió esperarlo en su recuperación para poder tenerlo en lo que nosotros creíamos que iba a ser el partido definitorio para nuestra clasificación, contra Irlanda. Creíamos que podía llegar. Sin dudas fue un golpe duro también para nosotros, pero lo concreto es que el equipo llegó al choque inaugural con Francia, con una moral muy alta, muy metido, muy concentrado, sabiendo lo que había que hacer y entendiendo que todas las vicisitudes que habíamos tenido nos iban a ayudar muchísimo a fortalecer el espíritu. Creo que fue así que se demostró adentro del campo. Argentina fue superior a Francia. Jugó con un aplomo impresionante, con una cabeza muy fuerte y, desde lo deportivo, muy bien. Fue un paso importante vencer al local y uno de los favoritos, en el partido inaugural del mundial. Desde ese punto de vista, desde lo anímico ese partido fue muy importante.

El otro juego trascendente fue con Irlanda, el último de la zona. Si bien ya teníamos casi asegurada la clasificación, queríamos terminar primeros e invictos en el grupo. Y así fue. Lo pasamos por arriba a Irlanda y creo que ese partido fue también trascendente en nuestro camino.

La clave fue que estuvimos muy unidos siempre. Estábamos todos juntos todo el día, todos los días. Estuvimos 70 días desde que nos fuimos de Argentina hasta que volvimos. Encerrados. Lo que percibíamos era todo a través de lo que veíamos y leíamos en los medios. Cuando nos enteramos que se había cambiado el horario de un Boca-River para que se pudiera ver nuestro partido de Cuartos de Final contra Escocia, no lo podíamos creer. Nos parecía una cosa muy loca, de que el fútbol diera paso a un evento que no tiene tanto arraigo popular, como el rugby. Si bien lo práctica mucha gente y es cierto que dejó de ser hace muchísimos años un deporte elitista, nos parecía muy trascendente que un superclásico diera un espacio para que la gente pudiera ver a los Pumas contra Escocia.

El haber ganado los Cuartos de Final y poder jugar una semifinal contra un campeón del mundo, Sudáfrica, era una cosa increíble. Mucha gente que no creía en nosotros había empezado a creer ciegamente, y había empezado a hablar de nosotros de una manera distinta. Cuando hablo de nosotros hablo de todo el staff. Éramos 45 personas las que estábamos ahí, aunque siempre cabe recordar que los grandes protagonistas de toda esta historia son los jugadores. Fueron ellos los que lograron lo que se logró. Fueron ellos los que se pelearon en su momento si había que pelearse. Fueron ellos los que pusieron el cuerpo en cada golpe. Nosotros estuvimos al costado de ellos y colaboramos, pero los que hicieron todo fueron ellos y eso es el verdadero logro de un equipo.

Los días posteriores al logro de los Pumas se ven reflejados aún hoy. El rugby creció y nuestro seleccionado nacional también. Hoy ya es un seleccionado que está ubicado entre los 10 o 12 mejores del mundo. Hoy Argentina es un equipo respetado y ponderado por todo el mundo. Lo era antes, pero creo que el logro del mundial 2007 sirvió para poner a la Argentina en el lugar que merecía, el verdadero lugar en que tenían que estar. Nuestro país ahora tiene un rugby más profesional, más serio y más competitivo. Creo que el mundial, lo que se hizo en el 2007, ayudó a este presente al rugby argentino.


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