El dibujante argentino Walter Carzon ha traspasado las barreras del mundo de la historieta y el cómic nacional e internacional. En esta entrevista nos cuenta su experiencia como ilustrando a La Sirenita, Space Jam y los personajes de Loonely Toones, entre otros, que ya son parte de la vida de millones de personas.
Es dibujante “freelance” o autodidacta, así mismo él se define. Por más de treinta años ha logrado enmarcar una trayectoria y dejar una impronta en historietas de renombre en la década del 90´ como “Amílcar, el delirante” para Diario La Nación y trascender al mundo para empresas multinacionales como Warner Bros o DC Comics recreando a personajes entrañables como el querido Bugs Bunny y su mítica frase,… “eh ¿qué hay de nuevo, viejo?”…
-Walter, ¿cuándo surgió la primera propuesta laboral como dibujante?
-El diario La Nación de La Plata pide sacar una tira diaria en el nuevo suplemento y ahí hablé con un amigo mío, que es dibujante y le digo presentémonos y quedamos. Así que ahí fue ese, fue el primer trabajo profesional haciendo “Amílcar, el delirante”.
– Las historietas se consumían mucho en las familias de los 90’. Esa tendencia de entretenimiento ¿es similar en otros lugares del mundo?
– El cómic en la mirada del mundo era completamente diferente a lo que conocíamos nosotros acá en Argentina. En esa época, estamos hablando de los 90’, era todo muy clásico, no había, no existía, así que fue una época de oro donde renació un montón, sólo que el cómic era para el extranjero. Todos los dibujos eran con licencia. Esos dibujos podías ponerle tu toque personal. Siempre le metía cosas mías guiños o personajes secundarios.
-¿Cuándo comenzó tu carrera profesional para empresas multinacionales de la industria del cómic?
– En La Plata hicimos un semillero realmente importante de dibujantes porque no había un estudio de estas características en Argentina, éramos los únicos que estamos trabajando para Estados Unidos y para otros países que se fueron dando, pero eran recomendados de Warner.
Oriundo de la ciudad de Bahía Blanca en el interior de la Provincia de Buenos Aires, y un pasión despierta y latente es su juventud, creció bajo el lema “no vas a poder vivir del dibujo, estudia algo que te sirva”, empoderándolo aún más a permitirse descubrir ese futuro que tanto anhelaba, el de vivir de los sueños.
Impaciente y decidido, finalizó sus estudios secundarios y se estableció en la ciudad de La Plata, donde se formó académicamente en la Universidad de Bellas Artes en la carrera Comunicación Visual. Creó su productora editorial Duendes del Sur en el año 1993 y en conjunto con sus compañeros de facultad, se desempeñó en ilustración para trabajos de licencia por más de quince años. Fuente de un semillero de nuevos artistas, dio un lugar privilegiado a una profesión poco reconocida en la Argentina y admirada en el exterior.
-¿A qué personajes le diste vida en papel?
– La Sirenita, Looney Toones, Pinky y Cerebro, súper héroes y muchas más.
– ¿Tenías que estudiar su personalidad, como para poder recrearlos?
– Si, nos envían guías de estilos. Son libros. Están las posiciones de los personajes, las caras, gestos, actitudes, bueno, tiene todo eso dibujado claro, y es lo que yo tengo que ver, estudiar y practicar para tomar de referencia, entender mirando realmente el dibujito y cómo es cada personaje.
-¿Has podido sumarle a esos personajes tu impronta personal, ese toque personal de Walter?
-Si he podido hacerlo.
-¿Te sentís identificado con algún personaje en particular?
– Bueno, en el caso de Pinky y Cerebro para mí fueron los que más me identifiqué pero por una cuestión de que primero me gustaba la serie. Tuvo tanta repercusión en la televisión que los creadores decidieron sacar una revista particular de la serie completa y me llamaron a mí para dibujarla.
-Esa gran puerta, ¿también se abrió para incursionar en la animación?
– Con animación en alguna película no, directamente la novela gráfica. Se trata de ilustrar toda la historia de la película en un cómic.
-El cómic, ¿sigue teniendo repercusión en el mundo, o se relegó a lo digital o tal vez a lo coleccionable?
-En Estados Unidos nacen con los Cómics bajo el brazo. Pero en Argentina ha quedado como un público muy seleccionado a lo coleccionable. Hay lugares como comiquerías para acceder si los títulos llegan a traducirse, pero no hay cultura propia acá de consumo.
En la actualidad sigue participando de proyectos multinacionales dedicándose al merchandising para los Parques de Disney y hasta la incursión en la ilustración en el Comic de la Película “Space Jam. Una nueva era”, lanzada en el año 2021 por Warner Bros. Siendo productos internacionales los argentinos solo podemos conocerlos si compramos las revistas en lugares como Comiquerías o viajamos al exterior. Pero no solo ha incursionado en editorial extranjera sino que ha producido su propia colección de libros infantiles seriados inspirados en personajes históricos argentinos y adaptaciones, la cual presentó en la Feria del Libro 2022.
-¿De qué se trata esta nueva experiencia?
– Estuve trabajando en personajes infantiles heroicos, es la serie de cuentos clásicos regionalizados. Y cuando viajé a Salta, me inspiré en los coyas, pensé cómo podría adaptar una princesa europea y así empecé a ver otras posibilidades como Caperucita Roja del Noroeste. Entonces use básicamente la misma historia, pero adaptada a los pueblos originarios. Presenté la idea a editorial Albatros y cerramos contrato y ahí dije bueno, ahora voy por el equipo, para crearlo.
-¿Recibís colaboración para crear las historias?
– Siempre. El cerebro de los demás para poder alimentar la creatividad es importante porque si no es la mirada de uno, no sé si está bien o está mal, pero es algo egoísta sino.
-El lector, ¿puede encontrar esta serie de cuentos en las librerías del país?
-Si, en cualquier librería.
“Utilizo el cerebro de los demás”, frase que lo marcó para su vida personal y profesional. Acompañado en ésta aventura por su familia, inspirado por otros dibujantes, creador de estilo propio, apasionado de su profesión y narrador de anécdotas increíbles. Un creador de oportunidades para quienes profesan el arte y la creatividad. Un soñador que toco el cielo con las manos y demostró y se demostró que todo en la vida se puede conseguir con esfuerzo, dedicación y trabajo en equipo.
-Desde tu gran experiencia profesional y personal, ¿qué sensaciones te despierta ser parte de millones de vidas que has atravesado con tus dibujos y personajes entrañables y aún ser parte de ellas, dejando una huella imborrable en la historia del papel y la era digital?
– A ver, uno es como un ratón de bibliotecas de clausura. Digamos, no sabes quién te ve o quiénes te ven. Cuando me llegaba un mensajito o una carta de desde Estados Unidos o algún lugar o donde sea, para mí era una emoción, decía, este tipo se tomó el trabajo de mandarme un saludo.
Porque en realidad, yo cuando dibujaba, lo que hacía era como que en un momento pensaba en él, es decir, lo estoy haciendo para él porque seguramente lo va a ver o para otro que no, pero es como que no puedes tomar la dimensión.
Pero por ahí despierta. Cuando hay algunos comentarios, pero como yo sé que esto es energía y que uno pone una impronta y si lo hace bien y sale bien, eso llega y al otro le va a llegar eso, entonces trabajo desde ese lado es decir, bueno, hagamos las cosas bien porque va a llegar algún lugar.
Si yo tuviera que volver a reencarnar me gustaría hacer algo relacionado a la creatividad, a la música, lo que sea, pero creo que voy por ahí, es la mejor forma.
Sin lugar a duda, Walter Carzon, es un referente de admiración. De perfil bajo y silencioso pero de un legado extraordinario.
Ha tocado el corazón de millones de personas en el mundo y aún él en su simpleza y sencillez hasta le cuesta creer.
Diría Pinky a Cerebro…”Cerebro, ¿Qué vamos a hacer esta noche?, a lo que él responde: Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky, ¡Tratar de conquistar al mundo!”; y Walter lo ha conquistado.
