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SAN ERNESTO DE BUENOS AIRES


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Hay un espacio dedicado a la memoria de Ernesto “Che” Guevara que existe hace más de veinte años en un mercado de pulgas. Eladio González, su dueño, lo difunde como el primer museo sudamericano en homenaje y memoria del ex comandante rosarino.

Por Ignacio Escobar y Lucas Rosatto

El 9 de octubre se cumplieron 50 años del asesinato de Ernesto Guevara en La Higuera, Bolivia. Alrededor del mundo existen muchos lugares donde se lo recuerda pero en la Ciudad de Buenos Aires sólo uno. Conocido como el museo “Ernesto Che Guevara”, el local se encuentra dentro de un mercado de pulgas que está ubicado en Rojas 129, en Caballito, y funciona de lunes a viernes de 10 a 19 horas, con entrada libre y gratuita.
Su fundador, Eladio “Toto” González, lo define como museo ya que considera que los modernos tienen ese estilo. La exposición permanente de objetos del “Che” se nutrió solo con donaciones de la isla y es un lugar que visitan muchos extranjeros pero pocos argentinos. Entre los productos a la venta se encuentran lámparas y copias de la conversación vía cartas entre Ernesto Sábato y el “Che”, cartas fechadas en febrero de 1960.
La idea de crear el lugar surgió en el año 1992 cuando González viajó con su mujer, Irene, a Cuba. En ese lugar él le donó sangre a un joven policía herido y este hecho se replicó en la prensa local. A partir de ahí fueron numerosas las muestras de agradecimiento que le llegaron. “Me escribieron cinco mil cartas desde la isla. Cuando llegó la número mil quinientos decidí fundar el museo”, explicó González. Entre los objetos que hay llama la atención una estatua de tamaño real de Guevara con su boina característica en la cabeza y que fuma un habano mientras pisa una bandera estadounidense. Pero los elementos más destacados del museo del Che Guevara son pequeños y tienen una gran trascendencia por los lugares y los contextos históricos que ocuparon en la vida del ex comandante. Entre ellos, un pequeño frasco con tierra de La Higuera, lugar donde fue fusilado y otro con arena de la Bahía de los Cochinos, donde en 1961 ocurrió el intento de invasión estadounidense en Cuba. González contó que fundó el museo mientras vivía en una casa en Espinoza 1457, Caballito. Veinte años antes, el propietario de esa misma casa había sido un abogado peronista de origen judío llamado Mario Yacub que fue secuestrado y desaparecido durante la última dictadura militar.
Alberto Granado, amigo y compañero de viaje del Che, también es parte del museo. Además de apadrinar el lugar y haber convivido 3 meses en la casa de Eladio tiene su protagonismo en la visita guiada. “Toto” se encarga de narrar la historia de la primera escuela de Medicina en Santiago de Cuba fundada en 1961. “Es mérito del doctor Alberto Granado la creación de la escuela que ha dado miles y miles de médicos a través de las décadas”, afirmó. Cuando Granado visitó el museo en la presentación de la película “Diarios de Motocicleta”, donó una moto en miniatura similar a la Norton 500 con la que recorrieron el continente junto a Ernesto pero hecha con latas de cerveza. José Martí también tiene su pequeño homenaje en la muestra: un frasco con tierra de Dos Ríos, el lugar donde falleció el poeta cubano durante un enfrentamiento con los españoles por la independencia de Cuba.
Por otra parte, el fundador del lugar no sólo recuerda el costado político de Ernesto, sino que como homenaje a la medicina -la profesión del Che- reparte folletos del INCUCAI para que, según sus propias palabras, el guevarista se transforme en un donante voluntario de células madre, sangre u órganos. “Las personas que nos visitan se van emocionadas y estimuladas a ser ellos mismos. Les explico y entienden que la función del héroe es estimularlos porque él ya está muerto y no puede meternos nada que no tengamos”, relata González sobre la impresión que observa en los visitantes del lugar.
A medio siglo de la muerte de Ernesto Guevara, Toto reflexionó: “Durante treinta años lograron ocultar sus restos, cincuenta han dedicado a separarlo del pueblo argentino. Siempre se trató lograr que la juventud no conozca su verdadera historia de entrega, amor y lucha por la humanidad”.


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