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SE PUEDE CREER EN UN SPAGHETTI VOLADOR


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El Pastafarismo es un movimiento religioso que rompe con los esquemas litúrgicos planteados por el Judaísmo, el Cristianismo o el Islam. Deviene de bases y adjudica la creación del Universo a un monstruo de fideos levitante. Originado en Estados Unidos, suma adeptos en Argentina.

Por Santiago Valcarcel (@klownbird)

 

“Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana suficientemente pequeña para no ser vista; (…) y si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, se enseñaría cada domingo como verdad sagrada y se instalaría en la mente de los niños en la escuela, dudar de ella sería un signo de excentricidad que merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores”, aseguraba el filósofo galés Bertrand Russell.

Del otro lado del mundo, en Argentina, un hombre administra una serie de locales de ropa. Se llama Ramiro, tiene 28 años, vive en Pompeya y es profesor de historia; no ejerce, pero tiene el título. Lo que lo hace en verdad merecedor de una nota no es, sin embargo, verlo atrás de la caja, sacando números y resumiendo planillas, sino darse cuenta que todo lo realiza con un colador de pasta en la cabeza. Es ateo militante y hace ya tres años que como muchos otros optó por predicar el Pastafarismo, un movimiento que incorpora al panteón de dioses a un plato de pasta con ojos de albóndiga, creador del universo y la vida (comenzando por los piratas). Según ella el colador es un tocado litúrgico como la burka entre musulmanes y la sika entre los Hare Krishna.

“Imaginate que al principio mi vieja pensaba que estaba loquito, hasta que le empecé a mostrar cosas por Internet, pero lo entendió recién una vez que escuchó la palabra pastafari en la radio”. Desde entonces y con el apoyo de su única familiar directa, todo fue viento en popa para Ramiro, quien comenzó a hacer reuniones en su casa para la comunidad adoradora de la pastosa deidad: “Todavía nos juntamos algunos acá en casa, seremos 20 o 25, más o menos”. Y agrega: “Pero igual en el foro (www.pastafarismoargentino.wordpress.com) conocí banda de gente de todo el país. Todos son muy simpáticos, muy divertidos”.

El “problema” surgió el pasado julio, cuando quiso ir a renovar su registro de manejo: “Yo quería salir en la foto con el casco (colador) puesto, y un rati (policía) me lo sacó de un golpe”. No fue tan un golpe como suena, sino más bien uno de esos coscorrones cuya función es despegar gorras y sombreros del cuero cabelludo. Todos en el CGPC 4 vieron el episodio aquella mañana y nadie le prestó atención, disminuyendo lo que realmente ocurría: un agente del orden a nivel nacional había atentado contra la expresión religiosa de un creyente. Ahora reclama: “Si hubiera sido judío me hubieran pedido que me sacara la kipá, pero nadie se hubiera animado a sacármela así”.

Acción y reacción

“Somos ateos sobre la mayoría de los dioses en que las sociedades han creído a lo largo del tiempo (Amon-Ra, Quetzacoatl, Afrodita, Zeus, etc.). Algunos de nosotros simplemente estamos un Dios más adelante”, explica Bobby Henderson, licenciado en física oriundo de Estados Unidos-donde todo puede pasar- e iniciador del Pastafarismo. El Dios en que elige depositarse es el Monstruo Volador de Spaghetti (Flying Spaghetti Monster o FSM) y afirma, sin vacilar, que “son más de 10 millones las personas que han sido tocadas por su apéndice de pasta”.

Pese a las burlas y risas que esto en un primer acercamiento pueda ocasionar, no es poco el revuelo que ha generado en todo el mundo. La difusión vía web la ha llevado hasta los rincones más inhóspitos. Con una carta abierta al consejo escolar de Kansas, Henderson consiguió poner en evidencia primero y después en jaque a la relación entre la Iglesia, el Estado y la educación: “Estoy seguro que se dan cuenta cuán importante es que esta teoría alternativa sea enseñada a sus estudiantes”.

Su sitio web (www.venganza.org) recibe miles de visitas diarias y ofrece a los creyentes textos “litúrgicos” (como los mandamientos del pastafarismo), fotografías del Flying Spaghetti Monster, dibujos, y hasta la posibilidad para quienes lo deseen de convertirse en un Ministro Pastafari y recibir la certificación por correo (por el módico precio de 20 dólares). También recopila los recortes de diarios de todo el mundo que hablan sobre Pastafarismo, así como también de noticieros y entrevistas a los principales voceros; como una en la que el periodista Brian Duncan le pregunta a Henderson “¿Por qué el FSP creó el univers?” y él responde: “Supongo que se sentía sólo”. El sitio también muestra los carnets de los pastafaris que logran tomarse la foto con el colador en la cabeza; la última que aparece es de Niko Alm, un empresario de Austria.

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Desde Kansas y contra el creacionismo

Todo empezó en Kansas, estado ubicado en el centro geográfico de los Estados Unidos. Allí, la escisión entre el Estado y la Iglesia impide enseñar el creacionismo en las escuelas públicas (teoría de base cristiana que implica la creación espontánea del Universo y la vida gracias a un Dios activo, omnipotente y todopoderoso). Sin embargo se enseñaba la teoría de la evolución darwiniana, de base científica.

En 1999, grupos fundamentalistas cristianos comenzaron a sostener que el evolucionismo, más allá de ser una hipótesis científica, era una forma de enseñar religión por oponerse al creacionismo. Por esto es que pidieron que se impartiera en los salones de clase la Teoría del Diseño Inteligente como punto de vista alternativo. Esta sostiene que el origen del Universo y del hombre es el resultado de acciones racionales llevadas adelante por uno o más “agentes inteligentes”. De esta forma, en ningún momento se menciona a Dios y así esquiva la veda legal para su exposición en las escuelas.

En este contexto nace el Pastafarismo, que busca poner en jaque este tipo de explicaciones sobre los orígenes de la humanidad y, fundamentalmente, su divulgación en las escuelas.


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