SOCIEDAD
COUCHSURFING, LA FRATERNIDAD DE LOS VIAJEROS
La red social dedicada a intercambiar experiencias, hospedajes y conocimientos entre extranjeros y locales ya tiene alrededor de 20 mil usuarios en la Argentina. Todos los jueves, un grupo importante de usuarios se reúnen en Palermo para contar sus historias.
Por Mariano Perusso (@Marianoperusso), Sergio González y Agustín Stracquadaini (@Stracqua0)
Eran las 23 del jueves 23 y Tip’s, el barcito palermitano de Thames al 1514, ya se había transformado en una especie de Torre de Babel moderna, en la que se podía escuchar el bullicio proveniente de una larga mesa con unas 70 personas charlando en diferentes idiomas. Como todas las semanas, el meeting (la reunión) de los integrantes de CouchSurfing, una red social que promueve el intercambio de experiencias entre viajeros, hospedaje y guía turística, integraba a personas de todo el mundo con el mismo objetivo: conocer culturas y gente.
“Esta red la crearon en 2003 surfistas estadounidenses y australianos que se facilitaban el hospedaje para conocer nuevos lugares y poder surfear sin gastar tanto. Con el tiempo, fue creciendo y comenzó a incluir a viajeros no surfistas también, aunque el boom fue a partir de 2009”, comenta Francisca “Panchita” Aguilera, una joven chilena que vive en Argentina hace dos años y desde 2012 frecuenta este tipo de encuentros porque le gusta “conocer gente de todo el mundo”.
La experiencia de CouchSurfing, que ya tiene más de 6 millones de usuarios (unos 20 mil en Argentina) y que incluye cerca de 100 mil ciudades, consiste básicamente en tres aspectos: invitar a viajeros para que puedan pasar unos días en la casa de uno, hospedarse en la de algún voluntario cuando se está viajando alrededor del mundo, o simplemente juntarse en los meetings o encuentros para conocerse, practicar idiomas, organizar salidas nocturnas o mostrar la ciudad. Estas reuniones se organizan entre los usuarios a través del sitio: www.couchsurfing.org.
Mientras la noche avanzaba, más viajeros, y también locales, se sumaban a la gran mesa que ya llegaba de una punta a la otra del bar; colocaban una silla y de manera muy abierta iniciaban alguna conversación con cualquiera, siempre comenzando con un: “¿De dónde sos?”: “Aquí somos todos desconocidos y nos hablamos sin problemas ni prejuicios”, sostiene Aguilera, que además considera que este tipo de experiencias corren el cepo del racismo: “Uno conoce gente de todos lados, con culturas y razas diferentes y eso abre mucho la cabeza. Y lo bueno de esto es que no tiene ningún fin comercial, sino de comunión”.
Pablo Pécora forma parte de la comunidad de CouchSurfers desde 2004, cuando realizó un viaje de un año entero por tierra desde Madrid hasta Pakistán, y se alojó en más de 40 países. Al volver de esa travesía, decidió que una manera de devolver toda la hospitalidad y, por sobre todo, la buena onda recibida, era ofrecer su hogar a los extranjeros que llegaban de visita a nuestro país. Hoy, desde hace seis años, es el encargado de organizar los meetings de viajeros: “Al principio éramos sólo cinco personas en un bar, ahora son cientos las que participan de las reuniones”.
La variedad de circunstancias que se llegan a conocer en el meeting puede ser insólita, como es el caso de Michelle, una azafata ecuatoriana de 22, que realiza vuelos semanales a Buenos Aires desde hace más de un año y nunca antes había salido por la noche en esta ciudad en su día libre. O también el de Esteve Bofa, un músico de orquesta español que decidió tomarse un año sabático y junto con su guitarra recorre América Latina. Utiliza este método tanto para ahorrar como para conocer: “Ya tengo 23 años y dije: ‘Vale, si no hago esto ahora no lo haré nunca’. Trabajo en una escuela de música y un día me puse a pensar y tuve miedo de que eso fuera lo que haga por el resto de mi vida, así que dejé todo y aquí estoy”, comenta el guitarrista, cuyo próximo destino es Córdoba.
“Es algo muy extraño y hermoso, cómo la gente abre las puertas de su casa y te muestra lo que cree que es lo mejor que deberías conocer de lo que ellos viven cotidianamente”, dice en un español apenas “torcido” Danniel, un programador de computadoras estadounidense que padece de cierta verborragia, tal vez producto de su orgullo por poder manejar el castellano con cierta fluidez. También se ha tomado un año para viajar por Latinoamérica.
Para cuando las agujas del reloj se aproximaban a las tres de la mañana, poca gente quedaba en el bar. Muchos se habían organizado, gracias a las indicaciones de los “Couchs” porteños, para ir juntos a bailar a otros boliches. Mientras tanto, en Tip´s, Panchita y unas pocas personas más seguían charlando, y organizando el próximo encuentro.
Cuenta Pécora que la primera vez que hospedó extranjeros recibió dos chicas rusas que vinieron de visita a la Argentina en 2005: “Una de ellas me había hospedado en su casa cuando pasé por Moscú, y cuando estaban por viajar me ofrecí para que se quedaran en mi departamento. Las llevé a recorrer la ciudad de Buenos Aires, algo que usualmente no suelo hacer, y hasta conocieron a mi familia. Fue fantástico, y tuvieron muy buena onda”.
A partir de esa primera vez, conoció a decenas de viajeros que pasaron por su casa, y algunos de ellos se convirtieron en algo más que sólo turistas ocasionales: “He hecho muchas amistades desde entonces. Uno de ellos es Paco, un español que vino a recorrer el país y se terminó quedando dos años. Venía a jugar al fútbol con mi grupo de amigos de acá. Una vez que te hacés amigo de alguien, después te terminás olvidando de que lo conociste por CouchSurfing”.
Si uno quiere colaborar con extranjeros, pero no puede hospedarlos en su casa como hacen Pécora y otros tantos, hay una opción: acompañarlos a recorrer la ciudad. Eso es lo que hace Carola Celentano, que se fue a vivir un tiempo a Bariloche con gente que se contactó por la red. Ya de vuelta en Buenos Aires, decidió seguir colaborando y, de algún modo, devolver lo que recibió: se ofrece para guiar a los turistas por la Capital Federal.
“Ya de por sí, encontrarse con alguien que ‘no caza un fulbo’ es raro, pero a esta altura ya nada me deja con la boca abierta”, asegura Priscila Perrota, que recibe visitas en su hogar, pero también sale a recorrer con turistas que no aloja. Ella lo hace por “curiosidad de conocer otras culturas”, y además sabe que esto es un ida y vuelta: “Me gusta viajar, y está bueno saber que quizás tenés un couch en cualquier lugar del mundo. Que si un día te levantás y decís: ‘me voy a Estambul’, tenés a alguien que puede hospedarte o llevarte a conocer”.
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“TENGO CASAS EN CADA LUGAR DEL MUNDO”
Por Antonella Capriglioni (@AntoCapriglioni) y Susana Acuña
Alexis Maldonado llegó de Venezuela hace dos años cuando comenzó a utilizar el CouchSurfing, un modelo de viaje que desde entonces no abandona. Pasó por el interior argentino, Bolivia, Colombia, y planea recorrer Europa el año que viene.
“Es como una droga, es algo muy lindo viajar. Mi idea es recorrer el mundo. Y no me da miedo. Miedo es quedarme parado sin hacer nada. Dentro de mí hay algo que quiere volar”. Lo dice y sus ojos se iluminan, salta en el asiento, se inquieta. Quiere trasmitir esa pasión tan particular que le provoca el recorrer sin límites. El mundo entero es un destino posible y no hay nada que le impida conocerlo. Sí, nada. Ni lo económico: él ya descubrió cómo es viajar con todo para ganar.
Alexis Maldonado, de 24 años, llegó de Venezuela hace dos años. Hasta ese momento su única intención era salir de su país. Aunque desconocía totalmente de qué se trataba el CouchSurfing lo comenzó a utilizar. “Yo trabajaba en el Havanna Café y quería irme a Europa a estudiar. Entonces, el hijo de un cliente que iba a Buenos Aires me dijo ‘tienes que irte allá a tomar cerveza, hay mujeres, lugares muy bellos, buenas universidades’. Así me da el contacté de una chica de Córdoba que estudiaba comunicación social, y me conecto con ella, viajé, me quedé tres meses allá. Ella me ayudaba a pagar la comida — continúa — Y cuando me quedaba una semana para volverme a mi país, porque ya no tenía plata, me dijo que conocía una página para viajeros. Decidí escribir y, ni bien llegué, una chica me respondió que quería ayudarme”.
A partir de entonces, la red social se volvió su principal herramienta para explorar nuevos lugares: fue a Entre Ríos, Mendoza, Bolivia y Colombia. “La página es mi segunda casa, mi ticket de viaje para conocer amigos, para compartir, bailar, intercambiar idiomas. Nos da esa unión de hermandad”, confiesa Maldonado.
— ¿Extrañás a tu familia?
—Ahí me tocaste mi parte débil. Ese es el pago de tus sueños: el extrañar y estar lejos de los tuyos. Pero hay otra cosa que son mis sueños y necesito buscar esa parte mía. Mi familia me apoya pero también me extraña y eso que somos diez hermanos. Soy el único que ha salido del país y que está viajando. Pero me siento re feliz, ya van dos años. De vez en cuando hablamos y, al alejarme y sentir la soledad, me pude hacer amigo de mi madre y ahora la disfruto.
— ¿Qué tomaste de la cultura argentina?
— ¡Boludo! (risas) Y el mate, que aprendí a tomar en Córdoba, que para mí era raro. También el beso en el cachete, porque en Venezuela no se pueden besar dos hombres, somos muy machistas, te dicen: “Eh, ¿qué te pasa?”. Ni a tu papá lo besas en el cachete. Pero me terminé acostumbrando y es lindo cuando lo vives porque yo crezco. Cuando tú experimentas diferentes culturas te vas enriqueciendo.
En la web los viajeros piden recomendaciones, asilo o compañía para recorrer a modo de visitas guiadas. Si bien intentan que los miembros muestren su confiabilidad, el encuentro es una especie de cita a ciegas, con algunas pispiadas previas. “La página es totalmente segura en el sentido de que yo tengo que ver las referencias sobre la persona y sus viajes, miro sus fotos. Hay gente que ha plagiado y resulta que es un abusador, pero eso siempre se descubre. Y los mismos miembros de la página le escriben mil cosas porque cuidan para que eso no pase. Además, los creadores lo eliminan”, asegura Maldonado.
La principal riqueza que obtiene en cada viaje está relacionada con lo afectivo, los lazos amistosos, el compartir, el aprender del otro. La inmaterialidad de lo más perdurable. “Cuando estaba en África la gente en la calle estaba feliz, cantando y bailando y en otros lugares eso no pasa porque si haces eso te dicen que estás loco – explica Maldonado – Ver lo que tengo puesto y decir ‘Mano, yo tengo, ellos no tienen nada y muestran una sonrisa tan bella’. Eso me hace reflexionar”.
Las amistades que se generan no son pasajeras. Internet logró superar cualquier distancia. Por más kilómetros que haya de diferencia el contacto continúa. “Tengo amigas en la India que me solicitan que vaya a su casa. Tengo casas en cada lugar del mundo”.
Ahora planea volver a Venezuela por un tiempo y luego ir a Europa. El primer viaje, que será en diciembre, va a dedicarlo de lleno a su familia: “Me los como a todos, a cada uno de mi familia, mis 29 sobrinos, mis hermanos, mi mamá y papá. Como bastante, voy a la playa, me cargo y pienso qué voy a hacer con mi vida”. El segundo consiste en un extenso recorrido: de Madrid saltar a Paris, bajar a Italia, seguir por Suiza, pasar por Budapest y Polonia, y finalizar en Alemania.
— ¿Por momentos no desearías tener un lugar estable?
—Sí, eso se extraña, pero como soy muy joven estoy volando y me fascina. Yo planeo casarme y tener hijos pero todavía no, tranquilo. Creo mucho en Dios, es mi estrella, mi luz que me guía y en todo este cambio me siento bien como voy, relajado, viviendo día a día y disfrutando cada momento.
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UNA RADIO PARA VIAJEROS
Por Denise Docimo
Radio Baires Viajeros se fundó en marzo de 2013 y está compuesta por un grupo de personas que informan cómo viajar de la manera más económica. En cada programa, hablan sobre una ciudad diferente para conocer y entrevistan a alguno que haya vivido en ese lugar por mucho tiempo. Además, en cada emisión (los lunes a las 23 y los miércoles a las 20) hablan sobre el cine y música local, recomiendan lugares para visitar y cuentan anécdotas que hayan surgido.
Los integrantes del programa hicieron CouchSurfing y aún lo utilizan. “Somos muy activos en este método para viajar y por ende conocemos muchas personas que lo utilizan”, comenta Claudia Cejas, columnista del programa. También resalta que “es alucinante” viajar de esta manera porque conocés mucha gente local que te explica e introduce a su cultura. “No viajás como turista relacionándote con otros turistas, sino que formás parte de ese país porque la persona que te recibe en la casa te presenta amigos, te lleva a lugares no turísticos y te explica las tradiciones y pensamientos. Además, podés generar grandes amistades y si viajás solo siempre estás acompañado”, concluye Claudia.
SOCIEDAD
“La Catedral de Francisco”
Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.
Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.
Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.
Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene”. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.
Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.
Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.
A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.
El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera.
Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.
SOCIEDAD
Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso
La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.
Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”.
De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.
Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura.
Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.
Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.
Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.
“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.
Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.
Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas.
“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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Consumo de alimentos procesados: el tabaquismo del siglo XXI
SOCIEDAD
Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF
En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.
“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información.
Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios.
La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados.
La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes.
A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”.
“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”.
Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.
A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80.
Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Además en ETER DIGITAL:
tere arana
27/07/2016 at 11:55 am
me gustaria formar parte del grupo,…