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Un blooper Mundial: Zaire


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Un despeje por demás insólito de un jugador de Zaire justo antes de que Brasil pateara un tiro libre esconde una historia particular.


El mundial de 1974 tuvo una participación especial y única en la historia. Zaire fue el primer seleccionado africano subsahariano en lograr acceder a una Copa del Mundo, y no llegaron de casualidad. Los leopardos estaban marcados por el resurgimiento del fútbol en el país cuando, una década atrás, el dictador Joseph Mobutu utilizó el deporte como forma de incrementar su popularidad. Entre algunos de sus movimientos, permitió la profesionalización de jugadores y contrató un técnico extranjero para manejar la selección. Los resultados comenzaron a llegar cuando consiguieron la obtención de la Copa Africana de 1974. En las eliminatorias dejaron en el camino a países como Togo y Camerún, para luego vencer en la fase final a Zambia y Marruecos y culminar la clasificación con puntaje ideal.

Ya en suelo europeo, y cuando nadie apostaba a favor de los africanos, el sorteo les fue esquivo. Brasil, Yugoslavia y Escocia determinaban el grupo de la muerte.

En su debut, en Dortmund y ante Escocia, la caída fue por 2 a 0. Horas antes del partido ante Yugoslavia, un asesor del gobierno viajó a visitar al plantel y les comunicó que no cobrarían el dinero prometido por haber conseguido la clasificación. A pesar del deseo de no presentarse, finalmente se disputó el partido y jugando casi sin ganas, perdieron 9 a 0.

El resultado no cayó bien entre los allegados y el propio Mobutu tomó la decisión de prohibir el ingreso de los periodistas al hotel donde se concentraban los jugadores, a los que les comunicaron: “Si pierden por cuatro goles contra Brasil, los matamos”.

A los 12 minutos, Jairzinho puso el 1 a 0. A los 66’, Rivelino marcó el 2 a 0. Y el tercero llegó poco después a través de Valdomiro. Cuando faltaban poco más de cinco minutos para el final, el árbitro pitó un tiro libre a favor del conjunto sudamericano. Mientras Rivelino acomodaba el balón, los africanos no sabían cómo hacer para que la pelota no terminara dentro de su arco.

En medio del nerviosismo, Mwepu escuchó el silbatazo, salió corriendo desencajado y pateó el balón lo más lejos posible, ganándose la tarjeta amarilla. Algo que para la prensa del momento fue una muestra de ignorancia de los africanos sobre el reglamento, no se trataba más que de un intento  desesperado por salvar su vida y la de sus compañeros. No recibieron más goles y tras el mundial, pudieron regresar a su país.

“Nadie vino a recibirnos en el aeropuerto. ¡No vino nadie a recibirnos! Varias semanas antes nos habíamos marchado rodeados de gente que nos admiraba y al volver ya nadie se acordaba de nosotros”, comentó luego Ilunga, asegurando que Mobutu había prohibido a los ciudadanos acudir al aeropuerto para recibir a sus Leopardos que, lejos de ser héroes nacionales, pasaron desapercibidos para la eternidad en su país.


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