El conductor de Damn!, el programa de hip hop de Vorterix, reflexiona sobre este nuevo rol en el ambiente. La producción musical, su forma de trabajo con los MC (maestros de ceremonia) y el mundo del rap improvisado.
Por Francisco Policastro
Veeyam ingresa al teatro Vorterix y se mueve con naturalidad. Saluda en la recepción como lo hace de lunes a viernes y sube las escaleras para llegar al estudio de radio. Hace tan solo tres años junto a Muphasa, una de las mentes detrás del fenómeno del Quinto Escalón, creaban e intentaban mantener a flote un streaming de audio casero que se transmitía por YouTube. Veeyam es uno de los beatmakers más influyentes del país y el líder de uno de los programas de hip hop más importantes de habla hispana: “Son como esos desafíos que vos no los elegís y al principio asustan más que otra cosa”, afirma.
—¿Qué conclusiones sacás de tu primer año como conductor?
Es loco, es un rol que yo no elegí adrede. Quienes habían sido mis compañeros en 2017 y 2018 decidieron tomar otros caminos y tuve que encauzar un equipo nuevo. Al principio era raro el tema de las entrevistas y llevar el programa, pero ahora creo que el grupo está cómodo.
—¿Por qué decidiste hacerte cargo del proyecto?
Al mes y medio de que supiera que no íbamos a seguir fui a un show de Urbanse, y la gente que se me acercaba me decía que lo que estábamos haciendo era un aporte a la cultura enorme. Hablé con Muphasa (conductor durante 2017 y 2018) y le dije que el programa había que continuarlo. Lo planteé a Vorterix y me pidieron que propusiera el equipo.
—¿Va a continuar en 2020?
Hay que charlarlo pero calculo que sí, la idea es seguir.
—Musicalmente, ¿en qué estás trabajando?
Con Urbanse estamos grabando un EP que todavía no sabemos con qué forma va a terminar. Con Tata tenemos cuatro temas terminados pero los dos colgamos y no los terminamos de laburar. También le pasé unos beats a Socio para su primer disco, y después siempre sacar instrumentales y seguir haciendo mucha música.
—¿Sólo hacés la pista o te involucrás como productor?
Yo prefiero trabajar como productor. Creo que la tendencia va a ser que los beatmakers hagan la producción total, esa es la libertad que hay que lograr, porque me pasó un montón de veces que entregué una instrumental a un productor que no era del ambiente y lo arruinó.
—¿Qué cambia entre un beat de batalla y uno de canción?
En los de canciones te podés dar más lujos, más libertades, podés hacer más climas. En las batallas, en cambio, tuve que aprender a bajar mucho el ego porque el beatmaker quiere poner el track y que ocupe todo el espectro de sonido, cuando en verdad lo que hay que lograr es un sonido simple, golpeador, conciso, para que el MC brille. En esto el Quinto Escalón fue un aprendizaje.
—¿Cómo convivís con los haters?
Al principio fue durísimo, me enfermé un montón de veces. Yo venía de hacer instrumentales para 100 amigos o para alguno que otro que me escuchaba, y de repente me encontré ante siete mil personas. Después entendí que nunca podés estar bien con todo el mundo, siempre a alguien no le vas a gustar y hay que aceptarlo.
—¿Te parece un problema propio de la escena?
Es un mundo con el que tengo una especie de amor-odio. El público del freestyle es jodido porque es pura adrenalina. Sí creo que deberían tomar conciencia ya que muchos freestylers dejaron las competencias por la toxicidad del público y sería una lástima que por unos pocos se arruine la cultura del movimiento.
Agregar comentario