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ZOMBIE WALK 2014: DIVERSIÓN Y SOLIDARIDAD


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Zombis, calaveras, novias ensangrentadas, payasos, personajes de cuentos, películas y videojuegos, fueron algunos de los disfraces elegidos por los participantes de la Zombie Walk 2014. “Mientras exista un niño con hambre en el mundo, los zombies seguirán marchando”, reza el lema del evento, el cual este año se hizo para ayudar, a través de la donación de alimentos no perecederos, al Comedor Los Piletones de Margarita Barrientos.

Por Antonella Sottosanto

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A las doce del mediodía la Plaza San Martín estaba repleta de jóvenes, familias enteras, parejas y muchos niños, la mayoría lookeados para la ocasión. Había vendedores ambulantes de gaseosas, helados, pero también artículos raros, como el famoso “vaso de sangre” para pintarse la cara. Para quienes buscaban algo más elaborado, estaban los puestos de Metamorfosis Fx, donde varios maquilladores trabajaban para dejar el rostro como de película de terror.

A lo largo de la plaza había carpas blancas, que eran puestos de comida y también había puestos para generar conciencia, como el de AnimaNaturalis, en contra de la venta de pieles de animales y puestos que repartían folletos que decían: “se un zombie solidario, doná sangre”.

Sentado en un banco mientras esperaba a un amigo, un joven de unos 25 años, con una remera blanca ensangrentada, un ojo colgando y dientes torcidos, reveló por qué decidió venir a este evento. “Primero fue una promesa que le hice a un amigo en el laburo, y segundo, empecé a indagar, a ver bien de qué se trataba y me parece que está bueno. Lo de los zombies es una excusa para divertirse, pero en realidad se busca incentivar a las personas a donar sangre, a donar mercadería, todo lo que sea no perecedero para hogares o comedores. Eso me parece copado. A parte, si uno no trajo nada, tiene algo cerca para comprar y ayudar. Esta es la primera vez que vengo, sabía que se hacía y espero venir el año que viene y más preparado, con un mejor disfraz”, dice el joven.

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Una muchacha de unos 20 años con una capucha azul, la boca llena de sangre y garras en los dedos contó un poco su experiencia en la Zombie Walk. “Este es el tercer año que vengo, en todos me disfracé, pero este año vine disfrazada de un zombie de un videojuego que se llama Left for Dead que es apocalíptico. Vengo porque me parece un evento bastante entretenido, interesante, además se junta mucha gente que tiene cosas en común, y eso de poder colaborar justamente con algo que a uno le gusta y traer alimentos no perecederos me parece una manera muy linda de ayudar”, dice la joven.

El tiempo pasaba y todos se sacaban fotos entre sí. A eso de las tres de la tarde, muchas personas se agruparon en el monumento a San martín. Abajo de una pequeña carpa amarilla los organizadores del evento estaban pasando música para que la gente se anime y baile, pero no pasó nada, hasta que sonó el tema Thriller y un Michael Jackson disfrazado comenzó a bailar y entonces todos quisieron imitar la coreografía.

Sobre la calle Arenales estaba ubicado un colectivo pintado de color verde camuflaje y era de los organizadores del evento, y a los costados, había dos banderas amarillas del Gobierno de la Ciudad. Ahí, sobre el suelo, se dejaban los alimentos para el comedor infantil, casi todos envueltos en bolsas. Para hacer tiempo hasta que llegara la hora de la caminata, armaron un escenario justo enfrente del colectivo, donde un joven, que formaba parte de los organizadores, animaba a los zombies y los hacía desfilar sobre una alfombra roja.

Entre la multitud, se podía ver que muchos llevaban en alto un cartel que decía: “Rataplín Presidente”, a modo de chiste. Alguien que nunca ha participado de este acontecimiento, probablemente no tenga idea de quién es este personaje. Resulta ser que Reynaldo Rataplín es el principal organizador. A él, en el año 2007, se le ocurrió hacer la primera Zombie Walk en Argentina.

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Reynaldo Rataplín apareció con una camisa blanca ensangrentada, un delantal rojo y jeans azules. En los ojos, llevaba los lentes de contacto blancos que lo caracterizan y una corona dorada. Estaba parado arriba del colectivo con sus llamativos copos de azúcar color fucsia, y desde un atril que decía “Reynaldo Presidente”, le hablaba a la multitud zombie. “¿Qué somos?” preguntaba el líder, a lo que los demás le contestaban: “¡zombies!”. Luego, siguió con su discurso divirtiendo al público, pero después hizo una pausa para decir que, una vez abajo, haría una suelta de globos rojos llenos de helio para concientizar sobre la importancia de donar sangre. Le pidió al público que hiciera un espacio entre la gente para poder pasar y caminó, con el himno sanmartiniano de fondo, hasta donde se encontraba la estatua del General San Martín y, una vez allí, hizo la suelta de globos.

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Luego de esto, comenzó la caminata hasta el Parque Thays. Una multitud de zombies y personajes de terror coparon la avenida Maipú, mientras que los policías desviaban el tránsito para que la gente pudiera pasar sin problemas. A medida que iban avanzando por la avenida Del Libertador, se escuchaban gritos ensordecedores de mujeres y hombres que actuaban como verdaderos muertos vivientes. En la mitad de la fila iba su líder, Rataplín, que caminaba en medio de ruidos de bombos y fotógrafos que lo perseguían constantemente; aunque, por suerte, tenía ayudantes que le iban despejando el camino. En medio de la muchedumbre se fueron sumando a la caminata personas de muy bajos recursos con sus hijos que disfrutaban del espectáculo de personajes, luego apareció un hombre borracho pintado la mitad zombie y la otra mitad de los colores de un club de fútbol.

La caminata finalizó en el Parque Thays, otro gran espacio verde pero sin tantos árboles. Al llegar, uno se topa con un escenario donde terminaron tocando varias bandas que hacían temas de rock y muchos solos de guitarra eléctrica. También hubo covers de temas como “Nos siguen pegando abajo”, de Charly García, y una banda tributo a Kiss.


LOS MUERTOS QUE VALE LA PENA REVIVIR

El domingo 16 de noviembre a las 12.30 se congregaron todos los muertos vivos de Argentina en la Plaza San Martin para la gran Zombie Walk anual, que se realiza desde 2006. Muchos acudieron al gemido del gran líder Reynaldo Rataplin, quien una vez más agrandó su sequito con rostros nuevos que se sumaron este año para saciar su sed de cerebros.

Por Natalí Toiw

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Esto es porque en la comunidad zombie siempre resaltó el compañerismo, la solidaridad y la integración: Todos están igual de muertos, no importa en qué condición ni cómo llegaron a ese estado.

“Si sos zombie, sos humano. Lo bueno es cada vez más se están dando cuenta. ¿Les asusta? Hoy vamos a hacer cosas lindas. El zombie es solidario”, gritó Reynaldo Rataplin ante la multitud, que antes de caminar hacia el Parque Thays en Recoleta hizo su donación de alimentos no perecederos  para el comedor Los Piletones de la Fundación Margarita Barrientos.

Dentro de la multitudinaria convocatoria, hubo algunos zombies que se destacaron por su estado de putrefacción, presencia, originalidad o incluso acción solidaria.

Luchará hasta que se le acaben las 7 vidas

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“Soy un gatito muerto”, se rio María  Victoria (21)  del disfraz que coincidía con el cartel que llevaba colgado del cuello: El maltrato animal es un delito. Hace que la ley 14.346 se cumpla.  ¡Sé su voz! Denuncialo.   María Victoria explicó que esta fue la primera vez que asistía a un evento con la pancarta y que se sentía orgullosa porque varias personas la pararon para sacarle una foto.  “Es mi granito de arena”, expresó.  “Se puede ayudar denunciando el maltrato,  es lo principal que se tiene que hacer. Si ves a una persona pegándole a un perro o alguien que atropelló a un perro y se fue, podes denunciar. Muchos no saben que cuando atropellas a un perro, tenes que bajar, levantar al animal y darle atención veterinaria. Si vos ves que lo atropellan y lo dejan tirado, podes denunciar la patente”, agregó.  

“Hay que seguir la causa también para que no quede encajonada, porque si no se les dan pelota a los derechos humanos, los de los animales mucho menos”, insistió sobre la importancia de denunciar estos abusos. Por último contó que había decidido ir con su pancarta a la Zombie Walk  “porque hay mucha gente, muchos jóvenes” y ese era un buen momento para difundir el mensaje entre ellos.

Su Facebook es Victoria Tsukishiro. “Si alguien se interesa, me manda un privado y le mando páginas de protectoras, de rescates, refugios. Siempre se puede hacer algo para ayudar, desde donar cinco pesos hasta compartir una foto de un perro que necesita ayuda”, sostuvo.

Con un brazo así, llegarás lejos

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José Luis Altamirano (28) llegó por primera vez a la Zombie Walk desde la ciudad de Pontevedra en Merlo. Y en su debut en la marcha de los muertos vivos, la rompió.  Estrenó un disfraz compuesto por un largo brazo prostático de cartón, pintura negra sobre su cuerpo y ropa rasgada. Desde que puso pie en La plaza San Martín, no paró de llamar la atención. 

José Luis trabajó solo en el brazo durante dos meses completos y estuvo ocho horas montando todo el look final. “Me dijeron para venir. Hace rato juego juegos de zombies y me gusta, entonces vine”, contó  y aclaró que a pesar de que durmió solo una hora, tiene muchas energías para caminar hasta el Parque Thays, arrastrando el apéndice que lleva sobre el brazo.

No lo matan ni con Raid

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Entre la multitud se destacó un joven alto, delgado, con voz profunda y ¡disfrazado de bicho extraterrestre! Pero el que se encontraba debajo de la máscara del cascarudo espacial no era más que Ricardo Jorge Peralta (21) de Hurlingham.

Ricardo Peralta   asiste a la caminata zombie desde 2011 y fue la segunda vez que llevo a su bicho sobre la ropa. “Es un bicho que vino del planeta Xen, lo que hace es ponerse en la cabeza de la gente para convertirlos en seres monstruosos”, explicó sobre el personaje que todavía no tiene nombre.

“Ya soy un emblema”, dijo y se despidió con la promesa de que volverá.  

El parto que la partió

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 “Me gusta que nos miren y nos saquen fotos. El hecho de poder llamarle la atención  en el viaje cuando venís. Cuando salimos de mi casa ya a la media cuadra nos estaban sacando fotos.”, comentó Micaela Capece de quince años y no es para menos. Micaela llevaba una túnica blanca, sangre artificial en la cara y un bebé de plástico que le salía de la panza.   Trabajo cinco días en el disfraz hecho a base de una piñata y varias capas de papel de diario. 

“Lo vimos en una zombie anterior y como vimos que no se repetía, lo hicimos”, explicó la adolescente, quien asistió a la caminata por primera vez en 2012.

 

Cleopatra los tiene con la soga al cuello

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Cleopatra siempre se destacó por su belleza y juventud, pero cuando la muerte le tocó la puerta le trajo un hombre suicida que se quiso casar con ella.

“Estaba infectado y me suicide. Reviví, la fui a buscar a Egipto y me case”, contó José mientras le daba un beso en el cachete a su cleopatra, Marcela.  Asistieron juntos por segunda vez a la marcha zombie y a pesar de la cantidad de jóvenes que los opacaron, Marcela comentó que pasaron una tarde hermosa.


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