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“AGUA VIVA”, LA ISLA ARTIFICIAL QUE OXIGENA EL AGUA


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Graduado en la carrera de Arquitectura en julio del año pasado y especializado en energías renovables como la solar, la eólica y el biogás, Sebastián Zanetti logró inventar —con sólo 26 años— una “boya” que se alimenta del sol y sirve para limpiar aguas contaminadas.

Por Tarik Farah, Simony Vida y Gustavo Ezequiel Fernández

Barba y pelo largo, estilo plenamente metalero, es la apariencia que presenta el arquitecto Sebastián Zanetti, inventor de lo que la mayoría llama “Boya Solar”, aunque el término específico para denominarla es “Isla Artificial”. Este proyecto que pretende oxigenar y sanear masas de aguas contaminadas como las del Riachuelo, que en la actualidad presenta el triste récord de ser unas de las más impuras del planeta. “Agua Viva”, como se lo llama oficialmente, se encuentra en su periodo de prueba en el Lago Lugano, el cual se ubica dentro del predio del Estadio “Parque Roca”.

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Esta Isla artificial es de 1 metro por 1,5 metro, mide 40 centímetros aproximadamente de alto y pesa alrededor de 60 kilos. Además cuenta con un panel solar que alimenta a una bomba que, mediante la propulsión de chorros de agua purificada, genera que en el momento del contacto con las masas acuáticas contaminadas se rompa la película formada en su superficie, por la acumulación de polvillo y basura, y que de esta forma se logre la recirculación del líquido estancado. Zanetti explicó que su proyecto de oxigenación consigue la purificación del agua por medio de este método y aseguró que “por donde más toman aire los ríos es por el espejo de agua, ya que éste posee un contacto directo con la atmósfera, pero cuando el agua está estancada el espejo de agua no tiene circulación y el oxígeno solamente queda en la superficie dejando al fondo sin nada”.

Desde el Lago Lugano se pueden ver las torres de Lugano I y II y se siente el mismo olor a suciedad, a podrido y a mierda que en el Riachuelo. La Oficina de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires (APRA), que está en la zona del lago, se encuentra detrás del estadio, del estacionamiento y de las canchitas de tenis de la “Academia Clerc”. Ahí es donde biólogos y científicos trabajan todos los días en plantas y el agua del lago para descontaminar y probar experimentos tales como “Agua Viva”. Cuises, lauchas, insectos, gansos, palomas y hasta plantas poco frecuentes son algunos de los seres vivos que habitan entre las tierras, el polvo de ladrillos y el lago contaminado.

“El prototipo está siendo probado y está funcionando bien, pero tenemos que hacer algo para que las aves no lo ensucien y también hay que fortificar las articulaciones”, aclaró Zanetti y agregó que esta primera prueba es para ver cómo se puede mejorar y optimizar su uso. Una posible complicación se da porque en la superficie de la isla hay gran cantidad de tierra y plantas. Esa vegetación de ver ser reemplazada por otra de condición marítima, ya que estas plantas generan la “fitorremediación”, que es la descontaminación de los suelos, la depuración de las aguas residuales y la limpieza del aire interior mediante el uso de plantas vasculares, algas u hongos que absorben ciertos contaminantes, ayudando a limpiar el agua.

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Zanetti adelantó que si funciona este proyecto, su idea es crear más islas para utilizarlas en el Lago Lugano y así poder limpiarlo completamente, y después implementar su creación en los demás lagos que necesiten ser saneados. Además reveló que el Riachuelo, paralelamente, cuenta con otros dos proyectos de saneamiento: En uno están instalando 7 cascadas artificiales para darle curso al agua y en otro están desarrollando la tecnología de los “Biorrollos” (Ver aparte) la cual se centra principalmente en sus márgenes removiendo los químicos de las orillas y del fondo del río mediante la fitorremediación. Zanetti igualmente denunció que para limpiar el Riachuelo, la primer medida que habría que tomar es la de empezar a controlar a las empresas que vierten sus químicos en él.

Zanetti ganó además un concurso de incorporación de energía solar en áreas urbanas, organizado por la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires (APRA), en el cual presentó su proyecto a través de dos placas, en una explicaba la función de su isla artificial y en otra desarrollaba su posible diseño. “El proyecto fue una boya para el Riachuelo que marcaba el sendero navegable y recirculaba el agua”, avisó el inventor. Pero luego, con la financiación de una empresa llamada ECO y la ayuda técnica del APRA, Zanetti diseñó su boya y por recomendación de la Agencia de Protección Ambiental puso a prueba su isla en el Lago Lugano, que es una área de cuidado ambiental que comparte agua con las cuencas del Riachuelo, pero que no está tan contaminado, ya que tiene vida animal dentro y fuera del lago.

[pullquote align=”left” color=”” class=”” cite=”” link=””]Para limpiar el Riachuelo, la primer medida que habría que tomar es la de empezar a controlar a las empresas que vierten sus químicos en él.[/pullquote]

El creador de la isla confesó que lo han llamado de otros países, como desde el Ministerio de Medio Ambiente de Chile, también de México, Ecuador, Colombia, Paraguay, pero debió advertirles que nada es concreto todavía. “Yo les dije que esperen porque la intención es desarrollarlo completamente acá y luego si se puede comenzar a colaborar con otros países”, resaltó.

Con respecto a la generación de energía sustentable, el arquitecto expresó: “Me apasiona, me resulta interesantísimo, y es algo necesario para el desarrollo económico e industrial de un país”. Además criticó la energía por quema de hidrocarburos o energía nuclear porque “son energías que no convencen desde lo ambiental”. Esta conciencia ambiental es la que lo motivó a dedicarse a desarrollar energías renovables, de las cuales remarca su practicidad en la infraestructura urbana. “Una planta nuclear debe estar en las afueras de una ciudad, en cambio una instalación fotovoltaica puede estar en el mismo edificio donde uno vive”, explicó Zanetti.

Por último, Zanetti se sinceró y aseguró que no pretende que el cambio se haga de un día para el otro porque es algo “fantasioso”, pero celebró que Argentina se encuentre en esta transición hacia nuevas matrices energéticas. También admitió que si bien las energías convencionales se van a seguir utilizando. “Al menos sabemos que vamos a estar preparados cuando tengamos que dejar de depender de las energías contaminantes y pasar a las limpias”, dijo Zanetti.


El Riachuelo tendrá su sistema de oxigenación por medio de cascadas artificiales

Luego de cumplimentado el año de prueba piloto al cual este mecanismo de aireación fue sometido, en el Riachuelo serán instaladas las primeras 2 cascadas artificiales las cuales buscarán sanear las aguas que se encuentran estancadas en sus cauces. Este método, como su nombre lo indica, se compone de un sistema escalonado que simula una cascada ubicada dentro del rio, en el cual el líquido transportado desembocará en piletas de disipación donde se realizará una transferencia de oxígeno desde las burbujas producidas por la caída del agua desde alturas de hasta 5 metros a las aguas contaminadas. Las primeras 2 cascadas serán construidas en los próximos meses en Lanús y Avellaneda, respectivamente, y su financiamiento se desprenderá de un aporte de 840 millones de dólares realizado por el Banco Mundial para la descontaminación de la cuenca Matanza-Riachuelo.


Otra iniciativa para descontaminar el Riachuelo

En complementación con las Cascadas Artificiales y colectores cloacales que serán construidos en los próximos meses, un nuevo método aparece desde las costas del Riachuelo para intentar sanear sus aguas. Se trata de la tecnología de los “Biorrollos”, unos cilindros de 1 metro de largo por 20 centímetros de diámetro capaces de digerir metales como el Zinc y el Cobre haciendo que no regresen ni al agua ni al suelo. Su estructura es muy similar a la de un matambre, su interior está conformado por plantas nativas (con propiedad de absorber los contaminantes del suelo) que echan raíces en las costas de los ríos removiendo de esta manera, contaminantes de la tierra y del agua. Se espera que en esta etapa inicial de prueba se instalen 50 “Biorrollos” en las zonas costeras del riachuelo que presenten mayor falta de vegetación.


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