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Ale Sergi: “El pop conecta con algo que no tiene edad: la sensación, el sentimiento, el corazón”


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Ícono y referente del pop argentino en escala continental, Ale Sergi habló con ETER Digital sobre sus comienzos, sus influencias y el boom de Hotel Miranda! como vector sensible de generaciones.


A los 8 años, comenzó a coleccionar vinilos de lxs artistas del momento, sin imaginarse que en el futuro conformaría Miranda!, una de las bandas pop más reconocidas del país. Al verlo, sus ojos se abren -grandes, casi expansivos- destacando esa fascinación que mantiene por su trabajo: la música.

Por detrás de su silueta, se ve su estudio de grabación.   Sergi está constantemente componiendo, buscando un ritmo para la canción, un sintetizador que le recomendó algún amigo músico, un productor para dar otra visión.

Su mirada circula por su alrededor mientras se recuerda a sí mismo a los ocho años, comprando sus primeros discos en los 70’s y enganchado por las bandas del momento: KISS, Abba, The Rolling Stones.

 -¿Te acordás cuál fue alguno de los primeros discos que compraste?

 -¡Sí, claro! El primero que compré fue uno de los Rolling Stones: Emotional Rescue.

 -¿Y cómo empezaste a cantar?

 -Siempre me gustó, fui por mi cuenta. Con un amigo hacíamos como un grupo: él tocaba la guitarra y yo cantaba. En el colegio siempre que había coro, me anotaba. Y, ahí mismo, conocí otros músicos. Conseguí mi primera banda con alguien más grande que yo, que tenía instrumentos de verdad.

Su familia escuchaba de todo: su papá era amante del tango y el folklore; su mamá, nacida en Entre Ríos, se inclinaba por los boleros y el chamamé. “No sabía si me iba a dedicar a esto realmente pero sí que me encantaba y que lo iba a hacer toda mi vida, más allá de que a alguien le interese escucharme”, cuenta Sergi, acompañando la respuesta con un encogimiento de hombros al terminar. 

A los 18 años pudo comprarse un pequeño equipo para empezar a trabajar como sonidista, operando en fiestas privadas y conciertos. Su sonrisa se asoma. Mueve las manos y añade: “Era muy fanático de Charly Garcia y seguí su consejo. Siempre me gustaron los equipos y él, cuando le preguntaban por un consejo para los músicos principiantes, les recomendaba que se graben y escuchen porque eso es importante. Cuando tocás, estás contento porque estás ahí ejecutando, pero también tenés que hacer algo que después sea lindo de escuchar, ¿no?”.

En los 90’s fue paso a paso. Mientras ofrecía servicios a bandas, iba adquiriendo experiencia y equipos. “No es como ahora, que te comprás una computadora y ahí podés hacer todo (¡que es genial!). Había un modulito y un aparato para cada cosa”, explica para después enlistar la cantidad de herramientas de las que dependía el sonido de una grabación: cintas para grabar, teclados, secuencer, micrófonos, sintetizadores. “No había otra alternativa que tenerlo todo por separado”.

Años después, conocería a Juliana Gattas. “Me pareció un distinto, un freak. Igual que ahora, los ojos abiertos como un niño”, recordaría ella en una entrevista con El Método Rebord. 

Juntos formarían un grupo musical llamado “Lirio”(bautizado así por el nombre del gato de Gattas: Delirio) que duró pocos shows. Después de que Sergi compusiera Imán, tomaron la decisión de cambiar el estilo y nombre de la banda: de jazz combinado con música electrónica a pop, de Lirio a Miranda!

-¿Tenían alguna referencia a nivel musical?

-Sí, Fangoria, La Casa Azul, Pet Shop Boys, Leo García… ya yéndonos más atrás: Las Viudas, Soda Stereo; pero, del momento, era eso, mucho pop español, sobre todo pop electrónico que era lo que menos había.

-¿Y esas referencias fueron cambiando con el tiempo? 

-¡Claro! Creo que seguimos teniendo canciones en ese estilo pero, también, al incluir más músicos en el cuarto disco, ya pasaron a ser temas más pop, rock clásicos, con algo más “beetlero”,sin arreglo discotequero. Fuimos variando. Al principio era puro sintetizador. Después incorporamos más guitarras, bajos eléctricos y un pop más clásico, no simplemente pegado a la electrónica, y hasta incluso un poco de reggae. “Perfecta” es un reggae. Me parece que fuimos permeándonos de diferentes músicas pero nunca perdimos el foco en la canción.

HOTEL MIRANDA Y LO PRÓXIMO

La banda lanzó nueve discos a lo largo de su recorrido. El último es Hotel Miranda!, publicado en abril de este año, donde reversionan sus éxitos con la participación de productores y artistas invitades como Lali, Ca7riel, Emilia Mernes, Cristian Castro, Andrés Calamaro, Maria Becerra, Emmanuel Horvilleur, Chano, Bandalos Chinos, entre más.

“El balance general fue increíble. Me gustó mucho todo el disco. Me pareció muy buena idea trabajar con productores diferentes porque las canciones ya las habíamos grabado todas. Está bueno que se acerque gente nueva a proponer algo fresco”, afirma Sergi, enfatizando en la importancia de la diversidad de los productores.

En el disco participan 10 productores que, en palabras del cantante, van “de las camadas más clásicas a la actualidad pura”. Orgullosamente dice que gran parte son latinoamericanos y que aprende muchísimo al trabajar con ellos.

 -Hay un montón de gente de todas las edades yendo a ver a Miranda! ¿Por qué crees que pasa eso?

 -Supongo que nosotros, tanto en nuestra música como en nuestro modo de expresarnos, creamos un ambiente libre desde siempre, desde el primer día. Cada quien hace y se expresa de la manera que le da ganas, mientras no sea una forma violenta con nadie. Si es una cosa de disfrute, cada quien puede expresar su alegría de la forma que le parezca y sentirla a la edad que la sienta. Por eso no es un grupo solo para un rango etario o para determinada clase de persona. Es inerte al género. El pop es música popular, para todo el mundo, porque conecta con algo que no tiene edad: la sensación, el sentimiento, el corazón. Uno crece más en el pensamiento, te volvés más cerebral con el tiempo, pero lo que sentís no crece, es siempre el mismo sentimiento y la música pop conecta con eso. Por eso podés tener la misma sensación a los 15 años y a los 60. 

 -¿Cuáles son los planes futuros? 

 -Justo ahora estoy componiendo canciones nuevas para un próximo disco y terminando el año con los conciertos que quedan. ¡Un montón de shows buenísimos! El disco funcionó super bien y se nos agrandó la audiencia por este año. Vamos a ver cuánto dura eso pero, por el momento, es lo que nos espera. Es divertido, son lindos los shows así, grandes, y con toda la gente que no se sabe los temas y que lo celebra. A mí siempre me sorprende tomarme un avión, bajarme, llegar y decir “¡hola!” y que la gente se entusiasme por verme. Es increíble, porque es algo que pasa con las canciones, con la música… No sé, me parece siempre flashero.

Mientras lo cuenta, se le escapan sonrisas. Tiene la habilidad de ilustrar sus palabras con el movimiento de sus manos y gestos. Su mirada, “ojos abiertos, como un niño” a los que se refiere Gattas, se fija en un detalle de su habitación y, como si pensara en voz alta, explica: “Porque, aparte, eso opino yo cuando veo a alguien que me gusta. Cuando viene algún artista que me entusiasma, que me la estoy repensando desde hace unos meses, ‘¡Uy, va a venir, va a venir! ¡Uy, va a tocar esto! ¡Qué buena onda!’, y me gusta que eso pase. Me da ternura porque yo lo siento así y, de alguna manera, me dedico a la música por ese sentimiento. No por querer mostrarme, sino porque me encanta. Me parece lo más”.

Al terminar de decirlo, sus ojos vuelven para compartir una sonrisa.


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