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SOCIEDAD

EL CLUB DEL FIAT 600

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La pasión por el “Fitito” se extiende desde Ushuaia hasta La Quiaca.

Por Patricio Fernández

Si bien desde antes de 1960 ya circulaban Fiat 600 por las calles de Buenos Aires los importados desde Italia, los primeros “Fititos” salidos de la línea de montaje de la planta de Caseros fueron a principios de esa década. Tenían un motor trasero de cuatro cilindros y 633 cc de cilindrada y lucia las puertas “contraviento” (o suicidas porque se abrían al revés de hoy).
Tuvo sucesivos cambios de cilindrada (y potencian diferentes denominaciones), en 1965 se modificó la apertura de las puertas. Fue un vehículo muy popular, amado por las mujeres, elegido por los jóvenes para aprender a conducir.

Fue el auto preferido de los argentinos debido a tres sencillas razones; era barata la patente, consumía poco combustible y, por lo diminuto de su tamaño, se lo podía estacionar en cualquier lado. El 8 de Abril de 1960, salía de la planta Caseros el primer Fiat 600 fabricado en la Argentina, de color gris claro y venía con un motor de 633 cm3 y 28 CV, colocado en la parte de atrás del auto (fue el primer Fiat con motor trasero).

La bolita tuvo varios cambios de cilindrada y potencia, también modificó su denominación. Entre 1962 y 1966, se le agregó la letra D y venía con motor de 767 cm3 y 32 CV. También tuvo modificaciones estéticas en el 65, con la apertura de sus dos puertas desde atrás, hasta ese año se abrían al revés. Por su parte, del 67 hasta el 77 su denominación (Fiat 600 D) se cambió entre distintas letras; E de 767 cm3 y 36 CV, R y por último S, con un motor de 843 cm3 y 32 CV. Tanto fue el éxito que consiguió, que en 1976 logró un récord de producción nacional de un solo modelo con 250.000 unidades fabricadas desde 1960. Finalmente dejó de fabricarse en 1982, cuando ya se habían fabricado durante 22 años 300.000 unidades tiempo suficiente para generar una relación pasional con los argentinos. “Fitito” y “Bolita” fueron sus denominaciones más comunes.

El Fiat 600 Club fue creado el 17 de septiembre de 2001 en la ciudad de Mar del Plata por Ariel Rodríguez y Jessica Barragan, que tomaron la decisión de conformar un lugar donde los fanáticos de la coupe italiana puedieran reunirse.

“Después de terminar de armar mi Fiat 600 S modelo 1980, encontré que no podía formar parte de ningún club de autos de mi ciudad (Mar del Plata), porque no había nada similar para autos Fiat, y con el apoyo de Juan Pablo y Aníbal del Club de Fiat de Buenos Aires, comencé a formar algo parecido acá”, dijo Rodriguez cuando se lo consultó por sus inicios.

Así fue como la primera reunión de “bolitas” se dio en el Predio de Parque Camet el 7 de octubre de 2001, con una asistencia de aproximadamente 20 autos. “Comencé a reclutar los primeros socios repartiendo volantes cuanto Fitito se me cruzara, llevando gacetillas de prensa a las radios y canales de la ciudad, anunciando la fecha, hora y lugar del primer encuentro, sin saber si alguien asistiría a la misma”, agregó Rodriguez.

Más tarde se creó la página de internet del Fiat 600 Club y muchos fanáticos se fueron registrando y asociando al club. Al día de hoy hay más de 18 mil socios que participan de encuentros, giras, competencias, y foros vinculados a unos de los primeros autos pequeños del país.

El crecimiento a su sitio web y a su foro posibilita que miles de personas, no solo de Argentina, sino de todo el mundo, estén en contacto con quienes aman al “Fitito”. Hoy a partir de internet sus socios comienzan a contactarse para luego encontrarse con sus vehículos. El sitio, desde el 2003 lleva más de 850 mil visitas y cuyo record de un solo dia fue de 2.453 entradas. Tiende diferentes secciones, el visitante puede ver fotos de los asociados, conocer la historia del 600, informarse sobre consultas técnicas y mecánicas del vehículo y enterarse de los encuentros ya pasados o los próximos por venir. Los requisitos para asociarse son muy simples: poseer un fiat 600 sin importar el estado del mismo, ni el modelo, ni lugar donde se sitúa. Es obligatorio adjuntar una foto y completar el formulario con toda la información del mismo y tener una cuenta de correo electrónico.

El encuentro de los 600 se hace una vez por año, en esta última edición fue en la Ciudad de La Plata, el fin de semana largo de octubre 11,12 y 13.
“Tengo un auto del ´68 y siempre trato de conseguir los repuestos de esa época. Son más vistosos que los últimos modelos, que tenían más plástico. Es todo un trabajo, igual que mantener la pintura y el tapizado” cuenta Gustavo, uno de los socios del Fiat 600 Club, filial Mar del Plata, apostado orgulloso al lado de su vehículo, exhibido entre tantos otros en Plaza Moreno. “Con el tiempo se armaron filiales en todo el país. La muestra que llegó a La Plata ahora en octubre ( la ciudad fue elegida sede anual del 12vo. encuentro) ya pasó por Dolores, Bahía Blanca, Venado Tuerto, Salta y muchos otros puntos del país”, explica.

Fueron muchos los enamorados del Fitito en la “ciudad de las diagonales”. Fue lo que se vio en las exhibiciones que hubo en Plaza Moreno, la República de los Niños y el Aeroclub. Allí se exhibieron vistosos modelos, manteniendo su originalidad pese a sus más de 50 años del automóvil, y otros, objetos de variaciones y modificaciones que sorprendieron a varios.
“Todos los años una filial se postula para hacer el encuentro nacional” cuenta Leonardo Jurado, de la filial La Plata. “Hay distribuidas en todas la Argentina. Y ésta vez nos tocó el honor a nosotros, que aprovechamos la oportunidad para juntar donaciones a beneficio del Hogar de la Madre tres veces admirable, obra del padre Cajade”, completó.


Links:
www.fiat600club.com.ar
fiat600club.mforos.com

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1 Comentario

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    ADALBERTO DE LUCA

    04/09/2018 at 6:03 pm

    buenas tardes, quisiera cursarles una invitaciÓn para participar de la 5ta expocar rotary gral rodrÍguez a que mail podrÍa enviarles la misma

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“La Catedral de Francisco”

Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

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A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.

Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.

Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.

Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.

Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.

Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.

A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.

El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera. 

Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.

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Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso 

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

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La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.


Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”. 

De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.

Créditos: Gobierno de la Ciudad.

Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura. 

Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.

Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.

Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.

“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.

Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.

Créditos: Sabe la Tierra

Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas

“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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La Biblioteca del Puente en Caballito: un gran esfuerzo para no dejar morir la cultura y los buenos valores 

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Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   

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En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   


“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre  en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información. 

Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios. 

La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados

La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes. 

A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”

“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”. 

Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.

A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80. 

Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro. 


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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Marcha universitaria: una multitud contra el veto de Milei

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