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SOCIEDAD

“ARGENTINA TIENE UN SISTEMA DE SALUD FRAGMENTADO POR ESTRATOS SOCIALES Y MUY CORPORATIVO”

Edgardo Trivisonno, médico sanitarista y exsubsecretario de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, analizó el contexto actual y destacó la falta de una política en salud a nivel nacional.

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Edgardo Trivisonno, médico sanitarista y exsubsecretario de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, analizó el contexto actual y destacó la falta de una política en salud a nivel nacional.

Por Vera Ferrari y Martín Otermin

El doctor Edgardo Trivisonno fue Director General de Planeamiento y Subsecretario de Salud en la Ciudad desde 1996 a 2001. Fue también Subinterventor de Atención en Salud en el PAMI durante los seis meses previos al estallido de la crisis que finalizó con la renuncia de Fernando de la Rúa. Su experiencia en la gestión pública es relevante en el actual contexto económico y social que vive Argentina. Apostar al capital humano, encarar a la salud desde un enfoque intersectorial y la necesidad de una cobertura nacional que abarque a todos los ciudadanos, son algunos de los conceptos que recalca en esta entrevista, como ejes para el presente y el futuro de la salud pública en la Argentina. 

-¿Se puede comparar la crisis actual con la de 2001?

-Lamentablemente vivimos estos ciclos. No se si es peor. Algunos indicadores son iguales o peores que en 2001, sobre todo en la parte social: el aumento de pobreza por procesos hiperinflacionarios, que son una máquina de fabricar pobres. 

La salud no se mide por un sistema de atención médica, es una parte. También tiene que ver con condicionantes socioeconómicos y culturales: vivienda, hábitat, trabajo, educación, analfabetismo desnutrición. Si no atacamos esas cosas vamos a ser un país inviable. 

https://youtu.be/pNoJCaasE_4

¿Por qué inviable?

-Porque veo la agenda de los políticos y lamentablemente me preocupa. Nosotros como sanitaristas, como médicos, debemos insistir en que la salud tiene que ser una política de estado. La Constitución Nacional habla como un derecho gratuito a su acceso; ésto en realidad no se cumple. La anterior directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, le dijo a los siete países más desarrollados que la inversión en salud y educación era prioritaria. Ningún país desarrollado deja de lado lo más importante: el capital humano. 

¿Cuál es el principal problema?

-Son varios los problemas pero el mayor es la falta de una política nacional de salud, de cobertura universal que abarque a todos por igual.

-¿Qué consecuencias trae el aumento en la pobreza?

El aumento de la pobreza y la desigualdad en la redistribución del ingreso ha generado una inequidad en el sistema y que mucha gente no tenga igual acceso a la salud con buena calidad en la atención. Es decir, casi el 50% de los argentinos, dependendiendo donde nazcan, acceden a los sistemas de salud de mayor complejidad y otros argentinos que mueren por enfermedades olvidadas del África. Este problema no es de ahora, se arrastra desde décadas y ya se ha hecho estructural. 

¿Cómo describiría al actual sistema de salud argentino?

-El sistema de salud está dividido en tres subsectores muy fragmentados: sector público, de la seguridad social (NdR: en referencia a las obras social) y el privado. Estos subsectores no están complementados. Hoy podría definir que Argentina tiene un sistema de salud que es por estratos sociales, muy corporativo y tiende más a las políticas de mercado que a una salud solidaria como debería ser en un país que tenga cobertura universal como podría ser Canadá, España, Alemania o los países escandinavos.

-¿Cuál es la situación a nivel nacional?

-Un ejemplo: en la ciudad de Buenos Aires podemos llegar a tener tantos tomógrafos como en Nueva York o más, sin embargo hay gente que no llega a un tomógrafo. Si vos nacés en el noroeste o noreste argentino, evidentemente tu expectativa de vida no va a ser de 74 años promedio como tenemos en Buenos Aires. Hay perfiles epidemiológicos muy parecidos a los países centrales, donde ya pasaron la transición de enfermedades infecciosas a problemas degenerativos. Eso es lo que pasa en la ciudad donde la mortalidad tiene más que ver con enfermedades cardiovasculares, con cáncer, drogadependencia, con violencia, con accidentes. Las infecciones están más controladas, aunque no totalmente.

-¿Cómo se hace para revertir los problemas en la salud pública en medio de una crisis?

-En la grieta, que me hace acordar a un terremoto, no están diciendo que cayeron muchos al precipicio y van a seguir cayendo. Se empieza por salud junto con educación, con políticas de estado a largo plazo. Obviamente, frente a una crisis tenés que determinar las emergencias que tenés que atacar, porque hay mucha población vulnerable que son los que más están sufriendo la crisis. Si queremos hacer un país viable tenemos que empezar a invertir realmente en nuestro capital humano. De nada sirve que un chico llegue a los cinco años a la escuela si ese chico no tuvo las proteínas suficientes a nivel del cerebro como para aprender. Y lo estamos viendo.

-¿Cuáles son las causas de este declive?

-Esto no es un problema de ser progresista, de derecha o de izquierda, acá no se trata de las posiciones. ¿Qué le pasa a nuestro país, rico en recursos, como sociedad? Parece que hay una especie de tánatos social, una inclinación a repetir continuamente. Yo digo que necesitamos un psicoanálisis de la sociedad contemporánea. Que nos pasó durante setenta años que mientras que otros países de la región mejoraron, nosotros vamos para atrás y repetimos crisis cada vez más agudas. No nos olvidemos que esto es como una recaída de una infección, cada vez puede ser mucho peor.

-¿Es posible articular un plan de salud a nivel nacional?

-No es lo mismo planificar salud para la Ciudad de Buenos Aires que para la Argentina, en donde hay un problema agregado: la salud es federal y sabemos que cada provincia y cada jurisdicción tiene responsabilidad. Muchas veces si no tenés un rol de articulación muy fuerte y rector para las políticas nacionales esto no puede a hacer. 

-¿Cómo nos afecta la crisis?

-Esto nos afecta a todos: mayor cantidad de estrés, ataques de pánico, violencia y adicciones. Si vos leés el informe de UNICEF de lo que está pasando con la actual crisis y el aumento de la pobreza,  en los chicos está produciendo estragos. Un dato: el problema de patologías que más presentan los chicos hoy en día son gastroenteritis o problemas digestivos por alimentos en mal estado. Hay gente que realmente la está pasando muy mal y sabemos que hay proteínas y aminoácidos esenciales que tienen que estar en una dieta equilibrada. Los alimentos que les llegan no son los que necesita un chico para su buen desarrollo.

¿Por dónde se empieza?

-Lo mínimo que tenés que hacer es ver quiénes son los más afectados. Cuáles son las poblaciones más vulnerables: los niños, las madres y adolescentes embarazadas. Los abuelos, jubilados, que lamentablemente aportaron toda su vida y casi el 50% está por debajo de la línea de pobreza y tienen desnutrición.

-Mencionó los ciclos en la economía argentina y la falta de políticas públicas ¿Cómo se explica esta carencia?

-Es el círculo vicioso pobreza-enfermedad: si una persona nace pobre hay más posibilidades de que se enferme. Si se enferma no puede educarse o no puede trabajar. Si no se educa o no trabaja, tiene más pobreza y a su vez, más enfermedad. Hay que romper ese círculo vicioso con políticas. Yo siempre digo que debería existir una ley de salud social. Ya no hablo solamente de salud, hablo de salud social, porque es muy importante el enfoque intersectorial. No me sirve de nada ser ministro o secretario de salud si cada argentino no tiene agua potable, cloacas, vacunas, nutrición adecuada y una vivienda digna. Es una cuestión de gestionar, porque podés tener muy buen discurso pero si no sabés gestionar… La gente paga un seguro de salud, los que pueden. Son casi un 10% de la población, porque se quiere sentir más seguro, más protegido, más cuidado. Siente que el sistema no le responde.

¿Es posible cambiar ese sistema?

-Nosotros debemos pensar que la salud es un derecho y que tiene que ser gratuita y universal. Pero alguien la paga, la pagamos todos con los impuestos. Entonces deberíamos tener un fondo destinado, sobre todo en esta emergencia. Lo mínimo que deberíamos hacer es un plan con médicos de cabecera en los tres subsectores para generar una política nacional de salud. En estos momentos nosotros tenemos que cubrir aproximadamente 15 millones de personas que no tienen cobertura de ningún tipo, ni de obra social ni prepago. 

¿Cual es el rol del hospital público?

-El gran paraguas social ha sido el hospital público porque aún en la ciudad de Buenos Aires y en zonas del país si vos te accidentás, el primero que llega es el SAME y la primera prestación te la da el hospital público, las guardias. A su vez, hay gente que tiene obra social, prepaga y también usa el hospital público. No está mal porque todos tienen derecho a utilizar el hospital público, pero debemos pensar una cobertura universal con un piso de prestaciones médicas obligatorias (PMO) para todos y que se cumplan. Esto incluye lo oncológico, antirretrovirales para sida. Ese debe ser el piso básico. Es la primera forma de igualar a los argentinos y que después va a redundar como una inversión.

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“La Catedral de Francisco”

Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

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A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.

Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.

Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.

Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.

Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.

Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.

A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.

El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera. 

Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.

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Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso 

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

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La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.


Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”. 

De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.

Créditos: Gobierno de la Ciudad.

Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura. 

Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.

Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.

Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.

“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.

Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.

Créditos: Sabe la Tierra

Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas

“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   

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En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   


“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre  en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información. 

Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios. 

La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados

La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes. 

A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”

“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”. 

Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.

A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80. 

Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro. 


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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Marcha universitaria: una multitud contra el veto de Milei

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