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¿CÓMO DECIR LO QUE SE QUIERE DECIR?


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Así como se dice que el mayor temor para un escritor es la hoja en blanco, el mayor temor para un músico es sentarse a componer y no encontrar la forma de transmitir lo que se quiere decir. Ya sea para un amor, para una persona importante que ya no está, para descargarse emocionalmente y hasta intentar cambiar el mundo, la gran mayoría de las personas (músicos o no) en alguna oportunidad han intentado a través de melodía y la letra encontrar un aliado para expresarse. Pero cuando ese abordaje no se da de forma natural existen diversas herramientas para allanar ese camino.
Es muchísima la oferta de docentes que intentan transmitir a las nuevas generaciones su conocimiento musical en diferentes cursos o talleres. Algunos lo hacen de forma gratuita, otros de forma privada; algunos de ellos son músicos muy conocidos, como Diego Mizrahi o Miguel “Botafogo” Vilanova, y otros, músicos que simplemente han hallado su camino en la docencia y lejos de las radios y el estrellato. Cada uno de ellos tiene su método, su experiencia, e incluso su subgénero musical en el cual se especializan a la hora de la enseñanza. Pero cuando el interés del alumno no se basa en la técnica de ejecución si no en la creación de piezas con un estilo personal propio hay algunos docentes que aseguran poseer métodos efectivos para una composición eficaz. “El problema a veces con los talleres de composición musical es que mucha gente llega esperando que le enseñen a componer, y eso es casi imposible, es como pretender que te inculquen la manera de ser creativo”, cuenta Diego Aloras, músico y profesor rosarino y continúa: “Si uno quiere componer y le faltan herramientas lo primero que debería hacer es estudiar mucha teoría y nutrirse de música de diversos géneros, con el fin de entender cómo fue realizada cada una para poder aplicar esos conocimientos después al proyecto propio”.
Quizás suena algo ajeno al espíritu musical la idea de que se puede componer una canción a través de una formula casi científica. Sin embargo si analizamos la mayoría de los temas que suenan en las radios se repiten en ellos un mismo patrón: riff, estrofas, estribillo, sólo, estrofas y el estribillo nuevamente. El riff es una melodía distintiva breve que se repite a lo largo de toda la canción, las estrofas son la parte cantada en donde se desarrolla la historia del tema. El estribillo es el momento donde la canción alcanza el clímax, se compone de un conjunto de versos breves y pegadizos que intentan formarse de recursos poéticos. Y El sólo, por su parte, es el momento en el cual la banda empieza a variar armónicamente sobre la base melódica del tema. Según Aloras, esto no significa que la canción tenga menos carga emocional u originalidad, es simplemente una estructura de composición que se aplica para darle un estilo de formato a la canción, es el cómo y no el qué.

Guillermo Pesoa
Guillermo Pesoa

“A veces el virtuosismo dentro de lo musical se basa en decir cosas complicadas de la manera más simple posible. Por ejemplo Skay (Beilinson, ex guitarrista de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota) es un guitarrista impresionante, pero no solamente por la técnica que tiene y las melodías que compone, si no porque también cualquier persona puede agarrar una guitarra y sin tener su talento tocar esas mismas cosas”, dice Guillermo Pesoa, ex integrante de la Pequeña Orquesta Reincidentes, un docente que se especializa en las técnicas de composición. El músico agrega: “Para mí la tarea de enseñar es simplemente la de proveer al alumno de las herramientas necesarias para que encuentre su camino de expresión artística propio, porque lo que querés decir y de qué manera lo querés hacer es algo ciento por ciento personal”.
En los talleres de composición se suele enfatizar mucho en el aprendizaje de las escalas, conjuntos de sonidos ordenados de manera simple y esquemática pertenecientes a un entorno sonoro particular. Al utilizarse las notas de una misma escala, lógicamente el sonido es coherente y pertinente lo que hace que suene armonioso al oído.
“El tema pasa por entender a qué se le llama ‘composición musical’, por qué técnicamente hablando eso se estudia y mucho. El que piensa que no, está muy equivocado. La rítmica, la armonía y las escalas tienen mucho más que ver con un pentagrama que con agarrar un instrumento y ponerse a tocar lo primero que venga. El problema capaz es que muchos quieren hacer un género que se considera poco complejo como el rock o la cumbia y estudiar la teoría musical de eso les resulta tedioso. Hay gente que viene pensando que no es imprescindible saber ciertas cosas que son fundamentales, entonces se cansan y se van diciendo que fue una pérdida de tiempo y no es así”, dice Ulises Antelo, alumno de la carrera de Músico Profesional en la Escuela de Música de Buenos Aires (EMBA).

Diego Aloras

Según Carlos Fisher, músico de jazz y profesor en la materia, la música tiene una estructura porque todo en la vida la tiene. Por tal motivo considera que es fundamental comprenderla para poder interpretarla. “Si bien es verdad que hay gente que nace con la sensibilidad, la técnica y la composición incorporada y se puede sentar a probar acordes y todo fluye de modo genial y natural, el resto de los mortales tenemos que ir de una manera más científica y metódica porque la música, como cualquier rama del arte, se basa en el talento pero también tiene mucho del aprendizaje, de la práctica y de la constancia”, asegura el jazzista.


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