La historia de la Asociación Deportiva Berazategui está llena de obstáculos que tuvieron que superar con la ayuda de los socios y vecinos del municipio. La lucha por levantar el club, luego de una paupérrima dirigencia, no fue la excepción.
Por Ivanna Pol (@I__Pol), Luis Rodriguez (@Tomas_rodrlguez), Brian Plotnik (@brianploto), Esteban Gonzalez (@EstebanvonKreit), y Leo Correa (@Lcorrea1993)
Sobre la Avenida Juan Manuel Fangio, en la intersección con la calle 16, descansaba el silencioso Norman Lee. Tres años y medio pasaron de la última vez que el estadio recibió el fervor del público berazateguense, en el encuentro frente a Defensores Unidos, donde el local festejó un triunfo por 2 a 0. Los tablones de madera hoy son de cemento y sobre sus ladrillos rojos del frente se lee una placa tan nueva como brillante: “21 de marzo 2016. Día histórico. Reinauguración Estadio Norman Lee. Gracias pueblo de Berazategui. ADB”.
Daniel Fata llegó puntual. A las 10.30 de la mañana del miércoles 16 de marzo, tras recorrer el estadio, el arquitecto de APreViDe dijo las palabras que todos esperaban oír. Berazategui recibió la habilitación para volver a ser local en su casa después de tres intentos fallidos. “En lo que más hicieron hincapié fue en las medidas de seguridad. Los alambrados, las plateas que eran de madera, los baños”, contó el Vicepresidente del club, Carlos Balor. Además, aseguró que la nueva comisión directiva “prácticamente tuvo que refundar el club”.
Y así fue. La gestión anterior desmanteló el club y lo dejó en ruinas. Por esa razón, la AFA decidió poner como interventor a Claudio Staniscia en noviembre del 2014; quien aseguró que el club carecía de fondos. “En ese momento me junté con los socios y Resistencia Naranja, que fueron los impulsores de la intervención en el club”. El interventor se encontró con que no había ningún tipo de documentación del club: “El club no tenía socios, no existían las actas de socios, ni las cuotas. Todo había desaparecido. No teníamos estado contable, es decir que para la AFIP no existíamos”.
A la mala gestión antes mencionada se le sumaron las internas con la barra brava del club, que aportaba un clima hostil a los partidos que solían ser familiares. La gota que rebalsó el vaso fue en el 2014 cuando Diego Villas, hincha del club, murió en un tiroteo entre dos facciones de la barra. Para luchar con estas irregularidades, Staniscia consiguió abrir una sede social situada en la calle 13 y 149 donde se comenzó a regularizar la situación del club.
En diciembre de 2015 se llevaron a cabo las asambleas y las elecciones en el club naranja, con un candidato claro: Roberto “Mata”Rodriguez, que recibió 250 de 251 votos.La lista de unidad fue encabezada por el ex secretario general del gremio mercantil, quien será secundado por Carlos Balor, como Vicepresidente 1º, Antonio Daniele, como Vicepresidente 2º, Claudio Stansicia, en su nuevo cargo de Secretario General y Santiago Castagno, como tesorero del club. Con la presencia del ex intendente de la ciudad, Juan José Mussi y su hijo, que sigue el legado de su padre, Patricio Mussi; el flamante presidente de la entidad aseguró que el principal objetivo sería la vuelta al Norman Lee.
Desde el arribo de Staniscia comenzó la campaña “Al club lo salvamos entre todos”, que invitaba a los socios a aportar su granito de arena para la refundación del club y, sobre todo, la vuelta al Norman Lee. La ayuda no tardó en llegar, con un trabajo de pico y pala los socios de ADB se presentaban al club todos los sábados. “Todo esto se hizo gracias a los que trabajan en la secretaría, las agrupaciones Resistencia Naranja y Juventud Naranja, la Municipalidad de Berazategui, que colabora con la logística y a los hinchas, que aportan su granito de arena”, se emocionó el actual Secretario General.
Desde lo estructural, se colocaron las barandas que faltaban, se reacondicionó el “salón blanco”, y se remodelaron las cabinas de transmisión que estaban muy deterioradas. El frente del club fue pintado en su totalidad y el portón de ingreso al estacionamiento fue arreglado. Por último, el campo de juego fue rellenado con tierra y arena y posteriormente resembrado. Además del trabajo voluntario de los socios, Staniscia contó con el aporte de mano de obra por parte de la Municipalidad.
“El Club estaba arruinado, abandonado y de golpe apareció la familia de Berazategui para levantarlo. Por eso tenemos que sentar cada vez más las bases de todo esto y eso se hace asociándose a la Institución”, afirmó Patricio Mussi, quien además expresó su deseo de jugar en Primera, a pesar del largo camino que tienen por recorrer.
El diputado provincial Juan José Mussi, también presente en la vuelta a la localía analizó: “Este club lleva el nombre del Municipio; es nuestra carta de presentación en todos lados, y nos genera mucho orgullo poder volver a jugar de local en nuestra ciudad. El resultado es lo de menos; lo fundamental es que estamos todos juntos disfrutando la recuperación de la Institución”. Además, admitió ser hincha y socio desde hace tiempo. “Muchos años trabajé ad honorem como doctor del plantel. El “Mata” Rodriguez, que en ese momento era jugador, venía a verme al consultorio. Se dice que el corazón es rojo, pero el nuestro es naranja”, finalizó el ex intendente peronista.
Luego de la habilitación, los socios se hicieron notar en las redes sociales. El partido de vuelta fue frente a Excursionistas y las tribunas se pintaron de naranja en su totalidad. “¡A los dirigentes les quiero decir, lo que yo más quiero… es volver al Norman Lee!”, se escuchaba casi al unísono, como un grito de guerra, o más bien de victoria. La fiesta sería aun mayor con el triunfo consumado del Naranja 3 a 1 sobre su rival. Así todos supieron que el club se había levantado con intenciones de dar pelea en la punta.
“Esto es una fiesta, es la recuperación del pueblo naranja. Hace unos meses atrás estábamos en medio de una crisis, prácticamente descendidos y con muchas deudas. Hoy estamos con el plantel al día, recuperamos las autoridades del club, peleamos el torneo y acondicionamos nuestro estadio para jugar de local”, se emocionó el presidente Rodriguez.
Como medida ante la violencia de la problemática barra, Rodriguez aseguró: “Nos reservamos el derecho de admisión. Vendemos las entradas en forma nominal con nombre y apellido una semana antes de cada partido de local para que sepamos quienes somos los que estamos en la cancha, y si tenemos que instalar cámaras lo vamos a hacer. Si queremos que la familia y nuestros hijos vengan tranquilos a la cancha tenemos que dar el ejemplo desde la conducción”.
Quien también se mostró muy emocionado fue uno de los fundadores del club, Jorge Musacchio, que aseguró que no deja de sorprenderse cuando ve tanta gente vestida de naranja, cantando y arengando. “Una vez un chico me reconoció por la calle. Yo no lo conocía y me paró y me dijo: Gracias por hacerme hincha de Berazategui. Fue increíble”.
El club nació en el año 1975, como iniciativa de cuatro amigos que jugaban torneos amistosos representando a la Pizzería Martin, de la localidad berazateguense. Alfredo San Miguel fue el más comprometido con el proyecto y terminó contagiando a sus compañeros la ambición de disputar un torneo por puntos de AFA. Así los “cuatro locos”, como eran conocidos, se comenzaron a juntar en la localidad vecina de Bernal, perteneciente al partido de Quilmes. El 18 de septiembre comenzaron a buscar el color, diseño y nombre del nuevo club. “Queríamos un color que no tenga ninguno de los afiliados a AFA, por eso elegimos el naranja. Además, como si supiéramos lo que iba a pasar, es un color que tiene una gran fuerza. En ese momento también estaba en auge “La Naranja Mecánica”, asique nos decidimos”. También buscaron un nombre que rompa con la estructura clásica de “Club Atlético”; así fue que se decidieron por “Asociación Deportiva Berazategui”. Con respecto al nombre del estadio, Musacchio recordó que decidieron rendirle homenaje a quien cedió los terrenos para la construcción del mismo: Norman Lee, dueño de la firma Reginald Lee y uno de los mayores accionistas de Coca-Cola.
El socio número 2 contó también que, luego de la fundación de la entidad, Personería Jurídica le pedía un mínimo de 500 socios. “Mientras trabajábamos el tema de personería, mi gran amigo (Alfredo San Miguel) murió. Fue en enero de 1976”, cuenta entre lágrimas y admite: “Todavía me emociono y me voy a emocionar hasta que me muera”. Musacchio confiesa que el entusiasmo que veía en su amigo le dió fuerzas para seguir adelante con el proyecto: “Me dije: Esto no puede quedar acá. Entonces salimos a golpear puertas a los vecinos, contando nuestro proyecto, para conseguir los 500 socios”.
El hombre tiene a su amigo presente en cada paso que da el club, tanto los positivos como los negativos. “Hace un año, cuando el club estaba en ruinas siempre pensé en Alfredo, sentía mucha tristeza porque veía cómo lo que él había ideado con tanto amor comenzaba a diluirse. En cambio ahora, cada día me sorprendo más. Veo a la gente en la tribuna, los chicos jóvenes con las banderas, la camiseta por todos lados, y pienso que si Alfredo estuviera vivo celebraría su sueño hecho realidad. Sería el hombre más feliz del mundo”, completó.
Pese a todo lo que ha avanzado esta dirigencia, aun falta mucho por lograr. Es por eso que los eventos sociales, con fines de recaudación, no dejan de llevarse a cabo. En el mes de abril la Subcomisión de Fútbol Amateur realizó un almuerzo en las instalaciones del Club municipal “Ex Ducilo”, ubicado en las calles 151 y 5, para todos los socios, hinchas, familiares y vecinos que quisieran colaborar. Con un valor de $200, hubo también un sorteo sorpresa y los fondos recaudados serán destinados para terminar los vestuarios de las inferiores.
Desde la dirigencia del club aseguran que el objetivo es crear un buen semillero; lo cual, además de futbolísticamente, ayudará al crecimiento institucional.
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