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CON LA LUPA SOBRE LA ESTRATEGIA DEL ESTADO

“Ahora / ahora / resulta indispensable / aparición con vida / el gobierno es responsable”, resuena con más potencia, porque hay posibilidades concretas de que el Estado intente presentarse como querellante en la causa judicial. “Nos parece que es cínico porque estamos diciendo que el Estado es responsable de la impunidad del caso, pero si se fuera a fondo con la investigación también el Estado sería responsable por la desaparición –indica Julio Avinceto, de HIJOS La Plata-. No se ha investigado nada de las pistas más importantes y es una maniobra más para limpiarse de la responsabilidad del Estado nacional en el sentido de no hacer avanzar la investigación.”

Una seguidilla de tres imágenes de Julio que se repite como afiche y volante atrae la atención y la curiosidad. Primero, Julio originario, con una vincha con mandalas. Segundo, Julio villero, con una visera y piercings en las cejas y la boca. Tercero, Julio trava, con los labios pintados y aros. En cada retrato de la iniciativa artística de COB La Brecha, “10 años sin Jorge Julio López”, y las inscripciones respectivas: “Desaparecer como los pueblos originarios”, “Desaparecer como lxs pibxs de los barrios”, “Desaparecer como las travas”. Como firma identitaria, la consigna de toda la marcha: “Pasan los gobiernos, continúa la impunidad”.
La Multisectorial de La Plata, Berisso y Ensenada marcha desde la plaza Moreno hasta la plaza San Martín, frente a la Gobernación. Los organismos que encabezan son HIJOS La Plata, la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, Familiares y amigos de Luciano Arruga, la Asociación de Profesionales por los Derechos Humanos (Apel) y el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh).
“Nunca se investigó a los genocidas denunciados por López”
Nilda Eloy, quien fuera compañera de querella de Jorge Julio López, y una de las primeras en decir sin pudor “lo chuparon”, agarra con fuerza la bandera de la Multisectorial y avanza. HIJOS La Plata empuña un banner con la foto del genocida Miguel Etchecolatz manchada con pintura roja: “Etchecolatz con domiciliaria, te estamos esperando… Si no hay justicia, hay escrache”. Sigue intacto el mural de la facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata al que año a año actualizan: “10 años sin López ¿A qué te podés acostumbrar?”
Como una postal de ciudad, como una nota identitaria, como una definición de la intensidad de su militancia, los tribunales federales, que también quedan de paso, están repletos de pintura roja. Escrachados por quién sabe cuáles y cuántas causas.
Etchecolatz, quien fuera mano derecha de Ramón Camps durante la dictadura, es decir segundo en la cadena de mando de la Policía Bonaerense, fue el principal señalado por Jorge Julio López en su testimonio en el primer juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura en la Argentina. Etchecolatz es, también, el principal sospechoso por la desaparición forzada del albañil. Con tres perpetuas, el condenado inició una huelga de hambre para exigir que se le otorgue la prisión domiciliaria por problemas de salud. No consiguió, sin embargo, que todos los tribunales que lo juzgaron accedieran a permitirla. En otras palabras, una reacción organizada logró frenarla.
Las domiciliarias a genocidas crecen de forma preocupante. Para Avinceto, “en la causa López, y en general en el proceso de reapertura de las causas la condena a los genocidas, empieza a ser más simbólica que efectiva. Este es el efecto peligroso”. “En términos prácticos, si Etchecolatz consigue esa domiciliaria, muchos otros genocidas con los mismos argumentos van a empezar a pedir judicialmente que les otorguen el beneficio porque sería ilógico que a unos sí y a otros no –añade-. Podría traer una cadena de otorgamientos de domiciliarias. Insisto, nosotros desde HIJOS lo decimos desde 2013 cuando sacamos un libro que revisaba el proceso de los juicios que se llama Justicia a ‘Cuentagotas’, veníamos denunciando que permanentemente, por ejemplo en los últimos cuatro años, el 40 por ciento de los genocidas estaban en su casa. A pesar de que viene creciendo la cantidad de procesados y condenados, siempre fue el 40 por ciento del total con domiciliaria.”
Damián Molina de SUTEBA La Plata consideró: “Políticamente, la domiciliaria a Etchecolatz o a genocidas de su rango es una política de Estado por la cual no se esclareció nunca la desaparición de Jorge Julio López”.
Los organismos que hace tiempo siguen de cerca la causa por la desaparición de López, no soslayan la implicancia política que tendría la constitución de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación como querella. Denuncian que podría ser la consolidación de lo que hace tiempo buscan los genocidas: poner en duda la estabilidad mental de Julio y, por consiguiente, su testimonio, mediante una pericia psicológica.
Celina Molina es integrante de la Junta Interna de ATE en el ministerio de Desarrollo Social bonaerense y militante del Frente Popular Darío Santillán–Corriente Nacional y advierte que “la cosa se va a profundizar en forma negativa, hubo una oportunidad histórica de haber hecho algo en estos últimos diez años y sin embargo no hicieron nada por encontrar a López. Ahora todo va a empeorar”.
La marcha salió pasadas las cinco y, a medida que avanza el atardecer, se instala una brisa fría de lluvia. En cada vereda, todo el tiempo, unas diez personas corren con sténciles y aerosoles. Al típico pañuelo que resguarda identidad ante posibles filmaciones o “servicios” (policías de civil o agentes de inteligencia) hay quienes le pusieron creatividad reemplazándolo por máscaras flúo. Una de las pintadas: “Si es institucional, no es violencia. Es represión”. A la plaza San Martín ingresan las columnas junto a las primeras gotas de lluvia. El murmullo generalizado y las miradas furtivas tienen siempre que ver con eso. El sonido, el agua, los que leen el documento, la desconcentración.
Después de nombrar adhesión por adhesión, comenzó la lectura de la declaración consensuada por todas las organizaciones que integran la Multisectorial de La Plata Berisso y Ensenada. “López estuvo callado por muchos años, pero nunca olvidó. En su histórica declaración del 28 de junio de 2006 tuvo la oportunidad de poner en palabras los recuerdos que recopiló y escribió durante años señalando a los genocidas que lo secuestraron y torturaron. En los tribunales fue él y la voz de cada uno de aquellos que compartieron su cautiverio, la cárcel y la militancia previa. Vio a Patricia del Orto junto a su marido Ambrosio de Marco. Julio contó cómo fueron ejecutados Rodas, Ambrosio y Patricia, identificando a Etchecolatz y su patota como los responsables. Su testimonio fue clave para la condena”, reivindicó el documento sobre la primera desaparición de López y la inquebrantable decisión de declarar.
Sobre la investigación por la segunda desaparición, la declaración, en boca de Nilda Eloy, es duro: “Nunca se investigó a los genocidas denunciados por López y su entorno. Toda pista quedó diluida en el cruce de cinco millones de llamadas telefónicas extraídas de 17 hipótesis distintas sin obtener resultado alguno. Los dos jueces federales que tuvieron la causa, Arnaldo Corazza y Manuel Blanco no ejercieron nunca el control de las actuaciones dejando a las fuerzas policiales en la investigación y hasta se dedicaron a desacreditar el testimonio de López diciendo que era vago e impreciso. Jamás se indagó a Etchecolatz, jamás se investigó la pista de la maldita Policía Bonaerense, a quien el propio gobernador (Felipe) Solá justificó en aras de la gobernabilidad”.
La bandera de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos terminó siendo útil también para cubrir de la lluvia al sonido ubicado a la derecha del escenario, pero la caída de agua constante y enardecida, aunque leve en cantidad, impidió continuar con el acto hasta finalizar el documento, por lo que, luego de una conclusión con lectura abreviada cerca de las 19, la desconcentración fue rápida. Pocos minutos después, otra vez la lluvia cesó.
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“La verdad está en lo que se trafica vía la risa”
Del interior del portero eléctrico sale una voz cálida. “Ahí voy”, la misma voz que a través de una sonrisa indica el camino. Sobre la pared, tras la inmensa biblioteca, un gato Ramón mira desde la cómoda silla donde descansa. Su dueña es la psicoanalista y escritora Alexandra Kohan. Con una mirada crítica y un estilo libre de imposturas, presenta su último ensayo El sentido del humor, donde navega por las aguas de los fallidos, los desvíos y las risas.

Del interior del portero eléctrico sale una voz cálida. “Ahí voy”, la misma voz que a través de una sonrisa indica el camino. Sobre la pared, tras la inmensa biblioteca, un gato Ramón mira desde la cómoda silla donde descansa. Su dueña es la psicoanalista y escritora Alexandra Kohan. Con una mirada crítica y un estilo libre de imposturas, presenta su último ensayo El sentido del humor, donde navega por las aguas de los fallidos, los desvíos y las risas.
¿Hay algo de la actualidad que te haya impulsado a escribir sobre el humor?
Hay algo de la actualidad que me interesa destacar en un momento particular. Cuando escribí lo del amor efectivamente había muchísima proliferación de discursos prescriptivos alrededor del amor, eso me incomodaba mucho. Lo del cuerpo surgió más por la pandemia y lo del humor, si bien es un asunto que me importa hace más de 20 años y es un tema al que vuelvo. Los últimos años se han vuelto muy solemnes y entonces me interesaba agarrar eso. Son temas que en la actualidad cobran una forma particular que me interesa discutir.
En tu libro menciónás que para vos no hay transmisión ni práctica del psicoanálisis sin risas. ¿Por qué, cómo pensás el rol de la risa en el análisis?
La risa, el humor, son una de las cosas más emancipadoras que existen en el sentido incluso de lo instantáneo. En ese instante en el que se produce la risa algo se afloja, algo se alivia y ese alivio, por más que no se pueda constatar de manera duradera, abre y produce que pasen cosas que no pasarían. Sin la risa uno está agarrado a sus ideas, a su imagen, a sus prejuicios, a sus cosas y la risa rompe ¿no? Rompe ese modo en que cada uno de nosotros está agarrado a eso que cree que uno es y me parece que la risa en el consultorio ocurre bastante.
En el capítulo “Usted me ofende” hablás sobre la ofensa como una reacción de nuestros tiempos. ¿De qué forma crees que nos limita la indignación a la hora de producir reflexiones o de generar debates a través del humor?
La ofensa y la indignación son dos formas del impedimento. Todos nos hemos indignado y nos hemos ofendido pero desde ahí no se puede hacer nada, solo queda detenernos y regocijarnos en la propia ofensa y la propia indignación. Son sentimientos bastante individuales y morales, “yo me ofendo, yo me indigno”, existen y no digo que está mal que existan, lo que digo es ¿qué hacemos con esos sentimientos que son muy morales cuando lo que el humor viene a proponer es otra cosa? Es una salida del impasse el humor, nos saca de esa paz del impedimento porque suspende la moral, no porque es amoral, sino porque la suspende.
¿Crees que ofendernos y pensar que tenemos razón nos trajo donde estamos ahora?
A lo que nos llevó “me ofendo y yo tengo razón” es primero al aislamiento y a la rotura de los lazos comunitarios, no digo que eso sea lo único obvio, ni tampoco es tan directo causa efecto. Creo que si vos te encerrás en que vos tenés razón, en tu indignación y en quién tiene razón, se vuelve una lucha uno a uno y eso no tiene nada que ver con lo colectivo. Lo colectivo es justamente lo que no segrega las diferencias, lo que admite que tengamos razón vos y yo al mismo tiempo, aunque digamos cosas contrarias, como si dijera “vos tenés tus razones, yo tengo las mías, juntémonos y pensemos qué hacemos”. Para los procesos colectivos no importa quién tiene la razón, importa cuál es la fuerza que podemos obtener para para ir en contra de aquello que nos está destruyendo.
Entendiendo al humor también como ficción ¿Por qué crees que nos empeñamos en leer la ficción como una realidad fáctica?
La crisis del humor está cerca de la crisis de la lectura en el sentido de cómo leemos, cómo nos relacionamos con eso que leemos, cómo leemos todo un acontecimiento político, una ficción, una ciudad. La posibilidad de leer implica también entregarse a lo que no se sabe y sorprenderse. Si vos vas a leer una novela y confundis al autor con el narrador y crees que todo lo que hizo es expresión de lo que piensa el autor ya estás leyendo mal porque una ficción pretende ser leída como ficción no como realidad. La ficción tiene efectos de verdad, por supuesto, pero no de realidad. Mucho menos de la realidad de lo que piensa un autor. Para mí el humor va en la misma línea de la ficción. No sabemos qué verdad se articula en ese humor. La verdad no está en lo explícito del humor, está en lo que se trafica vía el chiste, la risa.
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A 17 años del Bronce de Los Pumas
En la Copa del Mundo de Francia 2007, Los Pumas lograron dos hechos históricos: ganarle dos veces al local y volver con la primera y única medalla de bronce en un mundial. En este informe, revivimos a través de algunos de sus protagonistas cada momento de aquella hazaña.

En la Copa del Mundo de Francia 2007, Los Pumas lograron dos hechos históricos: ganarle dos veces al local y volver con la primera y única medalla de bronce en un mundial. En este informe, revivimos a través de algunos de sus protagonistas cada momento de aquella hazaña.
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Juan Pablo Buscarini: “Hoy ya no hace falta hipotecar tu casa para filmar una película”
El premiado director argentino dio su perspectiva sobre el estado de la industria del cine, la evolución del medio de la animación y los peligros de la inteligencia artificial.

El premiado director argentino dio su perspectiva sobre el estado de la industria del cine, la evolución del medio de la animación y los peligros de la inteligencia artificial.
A lo largo de sus 24 años como director de cine familiar, Juan Pablo Buscarini ha explorado diferentes propuestas narrativas y lenguajes estéticos; desde adaptaciones literarias, hasta películas que combinan animación 3D con actores de carne y hueso, como fue el caso de “El Ratón Pérez”, ganadora del Goya 2007.
-¿Cómo aumentó tu interés por contar historias a medida que fuiste evolucionando vos y el mundo audiovisual?
-El interés no viene de mis padres. Mi mamá era profesora de literatura y mi papá fabricaba zapatos y carteras, pero yo desde chico soy fanatico del cine. Sin embargo, en su momento decidí estudiar ingeniería porque tenía facilidad para las matemáticas, e hice la carrera completa, pero con el tiempo empecé a soñar con formar parte de esa industria. Lo veía así; como una industria. Entendía que era un trabajo. Quizá no estaba pensando necesariamente en contar historias. A los 28 años tomé mis ahorros y me fui a hacer un master de animación a Inglaterra.
-Tu filmografía tiene un foco en el cine familiar. ¿Cómo describirías al niño espectador de la época de “El Ratón Pérez” en 2006 respecto a este de 2024?
-Cuando hice “El Ratón Pérez” llevaba a mis hijas chiquitas al cine para ver qué películas familiares estaban dando y a ver quién iba a tener que fumarse ver. A mí me encantan las películas de Pixar porque venden igual cantidad de entradas para chicos que para adultos. Pero el streaming cambió todo. Hoy el espectador está fragmentado, desconcentrado. Una cosa es tratar de ganarte a los niños en una sala de cine y otra en las casas que pueden distraerse y pausar la película cuando ellos quieran.
-¿Entonces qué motiva ir al cine hoy en día? ¿Y para vos qué valor tiene el streaming?
-Antes las películas funcionaban con el boca en boca. Hoy en las reuniones de producción te dicen que hay que “eventizar”, un megaestreno, porque si no la gente no va. Total, después pueden verla en Netflix. A mí la combinación de streaming con salas de cine, en la que una película se estrena, y luego llega dos meses después a una plataforma, me parece una buena. Ahora los filmes originales de plataformas se piensan activamente para que les guste a todos por igual, independientemente de la región o la visión del realizador, y eso genera que se pierda identidad.
-Tu cine abordó un arte que es tan delicado y tan humano como la animación, incluso llegando a mezclar 3D y Live-Action. ¿Cómo vivís el arrasador avance de la inteligencia artificial?
-John Lasseter, director de Toy Story, decía que pensar que la animación 3D la hace una computadora sola es como pensar que la stop motion la hace la plastilina sola. La computadora es una herramienta. Respecto de la Inteligencia Artificial, me asusta más que la realización de la animación, que incluso podría traerle oportunidades a artistas independientes, es el tema de la escritura de los guiones, que es la génesis creativa de cualquier proyecto cinematográfico. Detrás de toda decisión creativa hay un montón de reflexión. No quiero que se desvalorice eso. Una Inteligencia Artificial nunca va a poder hacer lo que hace Hayao Miyazaki.
-Adaptaste al cine la novela infantil “El inventor de juegos”, de Pablo de Santis, con quien co-escribiste el guión, donde el protagonista tiene pasión por los juegos de mesa. ¿Qué te motivaba del proyecto entonces y que cambiaría si lo estuvieses afrontando ahora?
-Al día de hoy, el libro se sigue leyendo en los colegios. Creo que eso pasa con todas las buenas historias. La novela tiene muchos elementos que abren la imaginación y te recuerdan esos momentos agradables e íntimos, en familia, todos concentrados y compartiendo. El libro le hacía tributo a eso y yo quería que la película también lo haga. Creo que si la tratara de hacer hoy me dirían que es raro que no haya pantallas ni celulares por ningún lado.
-¿Creés entonces que hoy habría que poner videojuegos en vez de juegos de mesa?
-Si se hiciera eso, el protagonista ya no se sentaría a jugar con el abuelo, a que él le enseñe cómo jugar. El abuelo estaría en otra habitación.
-En el ambiente artístico crece la preocupación por el desfinanciamiento del INCAA. ¿Te sucede lo mismo?
-Argentina tiene la característica de la oscilación y de ir de un extremo a otro. Cuando yo terminé el secundario estaban los militares, había un montón de censura en el cine. Después vino la ley de cine 95 y logró que se produjeran muchísimas películas. Más allá de que a veces puede haber un interés un poco personalista en las películas, es clarísimo que el diagnóstico y la decisión del gobierno actual está profundamente errado.
-¿Qué le dirías a un joven que quiere dedicarse al cine en este país?
-Que deben aprovechar este momento de democratización que trajo la era digital, que es excelente. Se puede filmar una película profesional con un IPhone. Hay una abundancia de recursos como nunca antes. Hoy ya no hace falta hipotecar tu casa para que puedas filmar una película.